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Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He ...

¿Te lo dije o no te lo dije?

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“No me gusta decir te lo dije, pero te lo dije”. ¿A que no es la primera vez que ves esta frase? O a lo mejor sí, porque los cansinos son más de decirlo que de escribirlo. A lo que vamos. Que la frase te suena. TELODIJE . Y como te lo dijo, pasa. No pasa por que tiene que pasar, sino porque lo te lo dijo. Así, “todojunto”. Es posible que hasta lo repita (y que te lo repita en repetidas ocasiones).  “Te lo dije, te lo dije, y no me “ hicistes ” caso”. Porque eso es lo importante, que él, o ella, te lo dijo. Y tú, nada. Que te avisaron, muchas veces. Y si te dicen, no me gusta decir que te lo dije, pero te lo dije…. Spoiler Alert. Sí que les gusta. Mucho. Les encanta. Les chifla, y rechifla. Y esto vale en cualquier idioma. En todas partes cuecen habas. Lo que pasa es que las cuecen de diferente manera. Las cuecen y a vecen las enriquecen. Los ingleses te dicen “ I told you so ”. Los alemanes “ Ich habe es dir gesagt ”… Y así sustantivamente . Lo que pasa es que igual te avisan...

Descubriendo cosas

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El otro día, expresión que puede ser utilizada para ayer, cualquier día de la semana pasada, o el 12 de octubre de 1492, me recomendaba una aplicación de música sueca a la que estoy suscrito que tiene nombre de campo de fútbol del F.C. Barcelona, que escuchara un determinado grupo musical. La aplicación, que no diré cómo se llama, (aflojad la pasta. Ya no te digo que me suelten el dinero que le han pagado al Barça, pero algo así como lo que cobra un jugador… No hace falta que sea uno consagrado. Puede ser uno de estos nuevos, Pedri o Gavi… Los que parecen los niños de San Ildefonso. Yo con eso ya me conformaba). Así, que “Putifai”, no voy a darte publicidad gratuita. El caso es que, buscando música, el programa en cuestión me daba una opción para descubrir algo nuevo. Y me recomendaba a los Bee Gees (estos chicos que están empezando a cantar), Genesis (el libro no, el grupo. Que son casi de la misma época), las Spice Girls, Take That, Dire Straits… Yo ahí echo de menos algo de Moza...

En blanco ¿O negro?

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Normalmente los escritores tienen un ritual, o algunas manías para comenzar a escribir. Y los que no somos escritores también. Me suelo sentar frente al ordenador. Ni encima, ni a un lado. Justo enfrente. Si fuera una máquina de escribir también. En papel ya no es lo mismo. Me giro un poco porque los zurdos escribimos raro. Y torcido. Como los renglones de Dios. ¿Un poquito de música? Venga va. Pero bajita. Si no, me distraigo. Muy bajita, casi imprec, imperces, impredi …. Que no se oiga casi. Hay veces que ni siquiera me doy cuenta de que el señor Spotify me ha puesto una “canción” de un señor que gatea. O perrea. ¡Yo qué sé! Lo pongo tan bajito que me olvido de que está puesto. Voy a por agua. O un café. O mejor un café con hielo. O hielo con agua…. Es pronto para una cerveza. ¿Sin alcohol? ¿Por qué? Agua, mejor agua. ¿O quieres un té? ¿Un té? Dos tés, tres tés. Si no me gusta el té. Agua. Pero fresquita. ¿Tengo todo? Voy al baño por si acaso. Pero si no tengo ganas de… Y me h...

Pues si la he visto…

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Podemos ver una película casi antes de que la estrenen. Aún no la ha visto el director, y ya está disponible. En el cine, en la tele, en el teléfono, diez horas de “poscast” sobre el film en cuestión. El remake, la original, en versión búlgara con subtítulos en Klingon. Y tenemos más plataformas que en un desfile de Drag Queens. HBO, Filmin, Amazon, Apple TV, Tararí que te Ví, Movistar Plus, Disney Plas, Netflix Plis, Liz Truss… Las televisiones de toda la vida poniendo westerns, o películas alemanas en las que el tiempo es muy bueno y la gente es muy mala. ¿Pretty Woman en Tele 5? ¿Torrente 3 en Antena 4? ¿Pero las vemos de verdad? Y si la he visto, ¿Me acuerdo? Que te preparas con tus palomitas y cervecita. O la versión sana con un pan de 300 cereales (que seguro que no hay tantos en el mundo), tu “esmuzi” (me chivan que se escribe smoothie), agua de glaciar islandés, o tu ensalada de aguacate… Pero vamos a la película. Ya estás frente a la tele. Sale el león rugiendo o la mont...