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Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Los Museos, cosas y casos que pasan ahí dentro

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Toda ciudad que se precie tiene al menos un museo. Hay ciudades que se precian más y tienen muchos. Y hay ciudades que son despreciables, pero esa es otra historia. Hoy os voy a hablar de los museos. De las cosas, casos, gente, y todo lo que te puedes encontrar dentro. Bueno, todo, todo, no, que hay muchos museos, y de casi todo y tampoco es plan de abrumaros.  Y empezamos por el nombre. Cada museo se llama de una manera, pero en general, la palabra viene del latín MUS (lugar) y EO (en que se exponen cosas para que la gente las vea).

No me gusta que escribas “asín” o digas esas cosas

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Y vosotros diréis ¿Y a mí qué me importa qué le gusta o no le gusta a este pollo? ¿Si algo está bien o mal escrito lo decide aquí, el que escribe el blog? ¿Quién eres tú para decirme cómo se tienen que escribir las cosas? Vale, vale, ¡Para ya! ¡Que tienes razón! No soy nadie para sanarte, pero una palabra tuya (ya me he vuelto a liar con las escrituras). Os debería dar igual qué considero bueno o malo o qué está bien escrito o no. Pero tampoco le debería importar a nadie con quién se lía Paquirrín. O cómo se corta el pelo CR7. O si la mujer de un ex-ministro vive en París y él se va con ella (bueno, eso igual sí, porque le vamos a pagar entre todos su casa en los campos Delicious , o como se pronuncien los campos de “Paguí”). Una vez que hemos dejado claro qué no debería importarte, yo, de todas maneras, te lo cuento. Pero avisado quedas. Y ahora vamos con lo de escribir malamente.

Gente que va a las bodas. Capítulo I, las señoras

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Estamos otra vez en la temporada de bodas. Todo llega. En cuanto sale el sol, la gente venga a casarse. Que nos queremos un poco, nos casamos. Que no nos queremos, o nos queremos, pero de boda, nada de nada, pues ya me habéis jodido el post… Pero vamos con los que se casan, que también los hay. Os preguntaréis por qué sólo hablo de señoras. En la mayoría de las bodas también hay señores. Efectivamente, pero vamos por partes. Primero las damas. Que yo siempre he sido un caballero. El caso es que da igual dónde se celebre la boda. Siempre va gente muy parecida. Es lo mismo que sea en el Norte, en el Sur, en Inglaterra, Italia o en la China Popular... Bueno, en China, tengo que reconocer que la gente es mucho más parecida… Yo no distinguiría entre los diferentes tipos de señoras… y es muy probable que les confundiera con algún señor. Si hay algún chino leyendo (me refiero a que lea este post, que seguro que hay muchos chinos que lean. Por probabilidad básicament

¡Vade Metro!

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¿O es vade retro? Nunca se me dio demasiado bien el latín, pero es algo así como ¡Qué te pires! ¡Échate pallá! Niños, si os sale algún texto en latín (igual con el cambio de ley de Educación tenéis que estudiar religión en esa lengua del infierno), no lo traduzcáis así, esto es una interpretación libre. Bueno, a lo que voy. No es que esté en contra del metro, ni mucho menos. Es uno de los mejores medios de transporte y el de Madrid no está nada mal (a pesar de los políticos). Limpio, rápido y cubre gran parte de Madrid y alrededores (Comunidad de Madrid, ya si eso, os paso la factura más adelante). Pero es que ha cambiado mucho desde que lo utilizaba a diario. En los últimos años he montado más en  metros de otras ciudades y hasta hace poco no había vuelto a ¿disfrutar? del de “Madrí”.  Llamadme antiguo (si tenéis cojones), pero se han perdido algunas cosas que le daba al metro el sabor especial que tenía (como Sevilla, pero en versión gustativa). Del olor, me quedo con el de ahor

Suspiros de España

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Para algunos jovenzuelos, el título del post de esta semana les sonará más a un nombre de colonia viejuna o a alguna película de esas en blanco en negro en las que salía Lola Flores, Carmen Sevilla o Paco Martínez Soria (espero que no penséis que estaban todos juntos ¡Qué horror!).  Pues bien, Suspiros de España es un pasodoble (para seguir con cosas con solera) que simboliza la nostalgia del país perdido y me sirve para contaros la segunda parte del post de la semana pasada en el que os decía que el extranjero ya no es lo que era .   Os dejo la versión de Suspiros de España por Diego El Cigala. Que guapo guapo no es, pero cantar se le da bien.  Pero no siempre fue así. Hace unos años, sí que había diferencias y el extranjero estaba lejos (creo que siguen sin haberlo cambiado de sitio), pero todo era distinto. También había españoles por el mundo, madrileños por el mundo, toledanos por Murcia…(y todas las variantes de un mismo programa). Pero no eran tan guays como los d