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Mostrando las entradas etiquetadas como padre

Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

El niño de la piscina

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Hay historias tristes como la de El Niño con el Pijama de Rayas, algo más alegres como La Niña de tus Ojos o ésta de El niño de la piscina, que podría estar a mitad de camino. O es posible que sea un drama, una comedia o una historia de superación. Yo os la cuento, y luego ya decidís vosotros mismos. Este post es algo así, como elige tu propia aventura. Érase una vez en una piscina de un hotel en Estados Unidos. Año dos mil y trece de nuestro señor. Padre e hijo jugando a lanzarse una pelota de plástico de pequeño tamaño. De plástico y de pequeño tamaño, la pelota. No tengo nada en contra de los padres o los hijos de plástico, pero en este caso eran reales. El padre era un americano medio de gran tamaño. Tirando a muy grande, que suele ser la media de los padres de Estados Unidos. El niño de la piscina, nuestro protagonista, tampoco es de pequeño tamaño. Diríamos que es talla XXL. Imaginad ese actor infantil de las películas americanas. Ese chavalín que no suele ser el más popular,

En el nombre del Padre…

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Esta semana no me voy a meter con las cosas religiosas, a pesar del título (y de que a veces te ponen las cosas a huevo). Aunque los que pintan algo en la iglesia (no me refiero a la señora que hizo el garabato en Borja), se metan en las cosas de los demás, no lo voy a hacer yo. No hagas a los demás que te hagan como yo quiero al prójimo… (Creo que es algo parecido, pero es que ese día me cambié a Ética y me perdí la clase de “Reli”). Esta semana os quería hablar sobre los nombres. Pero no el nombre del padre o del hijo (de verdad que hay nombres de hijos que son para matar al padre y para que le dé un ataque al Espíritu Santo. No tenéis más que pensar en algún Kevin Costner de Jesús, “Yosuas” y Samantas). Hablaremos de los nombres comunes. Hay padres hijos de… Porque vamos a ver ¿Quién pone el nombre de las cosas?  A los animales, a las flores, a las ciudades… ¿Dónde está el responsable? ¿Con quién hay que hablar para que se ponga orden? ¿Y qué es este sindiós de