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Mostrando las entradas etiquetadas como Ikea

Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Ventana, pasillo y un apartamento en Torrevieja

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Los que peináis canas, si os que os quedan canas, o pelos para peinar, recordaréis que el Apartamento en Torrevieja, Alicante, era uno de los regalos estrella en el Un, Dos Tres (programa de televisión. De la única televisión que había en España). También podía ser un Seat 124 con 4 puertas, que igual te servía para llegar al apartamento o para robar un banco con los colegas de el Vaquilla, alegre bandolero, o el Torete… Habían soltado todo el ganado en aquella época.   Los 80 fueron muy jodíos. Antes de seguir con mi exposición de señor mayor, también quiero aclarar que hace años había más de una tele en España. No es que todos estuviéramos juntos viendo la misma, que eso une mucho, quiero decir que sólo había una cadena. Con dos canales, eso sí. Ya te lo cuenta Sabina, cuando todavía tenía voz. A lo que voy, que siempre me lío. ¿No tenéis la sensación de que ahora las empresas venden de todo? Con Movistar tienes Internet, televisión, seguros de vida, de muerte, y un teléfono móvi

Desmontando Suecia

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Como experto que soy del país voy a dedicar este post a desmontar algunas cosas sobre Suecia. ¿No nos obligan los de Ikea a montar mesas, sillas y todo tipo de estanterías? Pues ya va siendo hora de que alguien les haga pagar por ello. ¿Os preguntaréis que en qué momento me he convertido en experto de Suecia? Tres días de vacaciones supone mucha más experiencia que la que tienen algunos tertulianos hablando de algún tema. De un día para otro saben todo sobre cualquier asunto. Yo al menos, puedo hablar desde el conocimiento. Vale, puede que no sea un experto en Suecia pero yo a lo mío. Nadie me va a quitar la idea de contaros algunas cosas que quizá ya sabíais sobre Suecia. Como por ejemplo que no hay que no hay que confundir a los nórdicos. No todos los nórdicos son suecos, también los hay finlandeses, noruegos, daneses… Y también hay que recordar que cuando veáis que hay una sección de nórdicos en el Corte Inglés o en Ikea, no están vendiendo personas, sino “enrredones” para la cama

Las aspirinas gratis y otras ventajas de ser Neandertal

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Qué injusta ha sido la vida con los hombres antiguos. Que si no iban limpios, que si su dieta no era equilibrada, que   si estaban muy atrasados respecto a los homosapiens… Pues a lo mejor nos estamos equivocando con ellos. Siempre insultándoles, que si eres un Cromañón, que si tú más, que si eres un cavernícola y cavernario… Pues anda que tú que eres “neerlandés”  (ser de Holanda, tampoco es tan malo). Hace poco se ha descubierto que se hacían sus propias aspirinas, gratis, sin pasarse por la farmacia. Igual era paracetamol, o espidifén… Da igual la marca, lo importante es que eran más listos de lo que creíamos. Hoy vamos a hablar de esta y otras ventajas de las señoras y señores de los de antes. De mucho antes. Más mayores que Jordi Hurtado y la Duquesa de Alba

Entender a los hombres es fácil, si les comprendes

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La gente con estudios dice que los hombres son muy fáciles de comprender. Que somos muy básicos, sobre todo comparados con las mujeres. Sencillos. Como un billete de metro. Probablemente sea verdad y los estudiosos tengan razón. Para eso se han pasado años leyendo libros, y pasando apuntes a limpio con sus bolis bic cristal, que escribe normal, y apuntando en libretas en blanco sus cosas, sin torcerse ni nada. No voy a ejercer de cuñado diciendo que se aparten esos señores y que ya voy yo a explicaros cómo funcionan los hombres. Lo que os quiero demostrar es que nosotros, los señores, los que comemos naranjitas y limones (achupé), también tenemos nuestras cosas y no somos tan simples como parecemos. Que tenemos nuestros misterios y cosas que son difíciles de comprender. Bienvenidos a la nave del misterio. Desmontando la sencillez de los hombres.

Hasta los cajones

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Dicen que las mudanzas son una de las situaciones más estresantes del mundo. Ahí discrepo. En general, no es nada del otro mundo… la de los demás, pero si te toca a ti, ya es otra cosa. Es una putada como la copa de un pino (¿De dónde vendrá esta expresión)? Además de trasladar tus cosas de un lado a otro, ropa, muebles y demás enseres (¡Qué palabra tan bonita!) que ya de por sí es jodido, también está el comprar nuevas cosas, papeleo, cambio de domiciliaciones, dar de alta servicios como el teléfono, Internet, luz. Vamos que no se lo deseo a nadie. Yo creo que a Dios se le olvidó una plaga de mudanzas entre las que envió a Egipto para darles un escarmiento. No quiso cebarse con ellos.  Uno de los protagonistas principales en toda mudanza son las cajas, cajitas, cajones y demás variantes del mismo elemento tomadas de millones en millones. No sabías que había tantas cosas en una casa tan pequeña. Da igual que salgas de un apartamento de 25 metros cuadrados a una mansión de