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Mostrando las entradas etiquetadas como Candy Crush

Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

¿Y si sólo pudieras decir la verdad en Facebook?

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Que no digo yo que mintáis en vuestro Facebook y en los comentarios que ponéis a vuestros amigos. Líbreme el señor (el señor que está detrás de Facebook) de insinuar que no sois sinceros en las cosas que escribís en la red social. Tampoco quiero decir que en el único sitio que puedas decir la verdad sea en Facebook… Que ahora que veo el título diríase (¡qué culto soy!) que querría decir (ya la he cagao con la redundancia) algo similar. El otro día os contaba cosas del “tuister”. Hoy toca hablar de Facebook. Y tampoco os voy a decir cómo tenéis que utilizarlo. Allá tú. Yo sólo estoy imaginando qué pasaría si la herramienta no aceptara mentiras (seguimos hablando de Facebook. Que vosotros escucháis herramienta y mentira, y os vais rápido a las cosas “ secsis ”). Nota del autor. Esto es producto de mi imaginación. Ni se te ocurra utilizar las ideas que te doy a continuación. Vamos a decir verdades, tralará:

Tú también eres un friki aunque no lo sepas

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¿Friki yo? ¡“Amosnomejodas”! Los raros, extraños y estrambóticos son los demás. Los otros. Pues tienes razón, los otros son un poquito especiales… pero tú también. No es nada personal. Todos somos frikis. ¿Qué pensabas? ¿Qué sólo los que visten un poco extraño o tienen gustos diferentes son los frikis? ¿Te has parado a pensar que tú eres diferente para los demás? Ya sé que es difícil de admitir, pero así es y así te lo estoy contando. Y os voy a razonar mi teoría.

Yes I can

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O sería mejor decir, Yes I could. ¡Lo conseguí! ¡Lo he dejado! ¡No jodas! ¿En serio? ¿Qué tal lo llevas? ¡Me alegro un montón! ¿Cómo lo has hecho? ¡No puede ser! ¿Ves como podías? ¡Bien! ¿Te ha costado mucho? Algunas de estas frases, o todas a la vez, son las que llevo escuchando desde hace más de un mes. Exactamente desde el mismo día que decidí contarle a mi familia, amigos y conocidos (sin usar Facebook, Twitter o cualquier otra red social) que lo había conseguido. ¡He desinstalado Candy Crush del teléfono! ¿Qué? ¿Cómo se te ha quedado el cuerpo? Esto sí que no lo esperabas. Fuerza de voluntad que se llama. Envidia ¿eh? Yo solito. Sin ayuda ni nada. Ni sesiones de hipnosis, libros de autoayuda, ni medicamentos, sin parches, sin alcohol, sin aditivos. Así a pelo. Pasaré unos días en un centro de rehabilitación, y en breve estaré con vosotros de nuevo.   Vale. No sabes, y te da exactamente igual, qué cojones es Candy Crush. Pues es un juego que… (¡Coñ