Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Party, Mr. Johson y mi primo Stephen

No os lo vais a creer porque es increíble. “Incredible” que dirían los ingleses. Los alemanes, todo lo hacen más complicado y dicen “unglaublich”, y no les provoca esguince de lengua ni nada. Yo sigo intentando recuperarme.

El caso es que acabo de hablar con Boris Johnson. No el de los Johnson and Johnson, no. De los Johnson de toda la vida. Ya os dije que no os lo ibais a creer. Estaba yo tan tranquilo escribiendo el post de esta semana y de repente me entra una videollamada por Whatsapp.

“¿Mr. Merchant?”, pregunto él. Y yo, que soy muy educado, pero que no estoy acostumbrado a hablar con primeros ministros, no contesté. Realmente, tampoco estoy acostumbrado a hablar con señores que sean ministros segundos o terceros. El caso es que me tuvo que repetir la pregunta.

¿Mr. Merchant? ¿Puede usted oírme?”. Y yo, que sí que podía oírle, le contesté que sí, que le oía. En realidad, sólo le dije Yes. Y volví a quedarme callado. Poneos en mi lugar. Odio las videollamadas. Parece que estás hablando con una foto antigua del DNI. Todo el mundo tiene cara de criminal mal peinado. En el caso del señor Johnson, lo del pelo es una constante. Da igual que salga de la cama o en la televisión. A este hombre le peinan dos gallinas cabreadas.



Nos habíamos quedado en que Boris Johnson me había video llamado. No había dudas de que él, era él. Y retomando la conversación, me dijo (tengo que aclarar que toda la conversación fue en inglés. Dudo que el primer ministro hable español…. También dudo de que hable inglés, pero ese es otro tema). En este vídeo, creo que hay que contactar con Tracy.

Pues eso, que el señor Johnson me dijo que quería invitarme a una fiesta en Downing Street. La conversación fue más o menos así. Follow me:

PM: Quería invitarle a la fiesta de este próximo viernes.

Yo: ¿Está seguro de que quiere seguir haciendo fiestas? Que yo no soy nadie para decirle a usted…

PM: Claro que puede. Me debo a mis votantes. Por qué usted me votó ¿No?

Yo: Verá, creo que se equivoca. Yo….

PM: No pasa nada. No tiene que avergonzarse si no me votó. Muchos de mi familia tampoco me votaron.

Yo: Es que creo que no soy el Merchán al que usted se refiere. No soy inglés.

PM: Bueno, nadie es perfecto. ¿Eres galés? Tienes un acento raro, pero…

Yo: Soy español y vivo en Suiza…

PM: ¿Y por qué has votado en el Reino Unido?

Yo: Señor Johnson, yo no he votado en el Reino Unido. Ni a usted ni a nadie. No puedo votar allí.

PM: No me extraña que no te dejen votar. Seguro que no me votaría.

Yo: Pues probablemente no.

PM: ¿Conoces a Peppa Pig?

Yo: Personalmente no. Pero he oído hablar de ella.

PM: Cuando no sé qué decir, siempre recurro a Peppa Pig. Es curioso que un personaje que parece un secador de pelo tenga tanto éxito. Y lo dice alguien que tiene muchísimos éxito y no ha utilizado nunca un secador de pelo.

Yo: Verá señor Johnson…

PM: Entonces, ¿No viene a la fiesta del viernes? Dicen que son superdivertidas. No me acuerdo de ninguna, pero me han dicho que soy el mejor organizando fiestas. Además, lo organizamos en un bajo. No hay problema de que nos dé por tirarnos por un balcón. Eso sí, traiga su propia bebida. Lo típico para una fiesta. Dos cajas de cervezas y un par de botellas de güisqui.  Lo vamos a pasar fenomenal.

Yo: Pero señor. Ya le he dicho que vivo en Suiza.

PM: Pues trae chocolate. Y queso. Te puedo tutear ¿Verdad?

Yo: Sí, pero…

PM: Pues nada, no hay más que hablar. Nos vemos el viernes. Eso sí, no se lo digas a nadie. No nos gusta que se filtren estas fiestas a la prensa.

Yo: Pero si ya sabe todo el mundo que se han hecho fiestas.

PM: ¿En serio?  ¿Lo saben también en Inglaterra?

Yo: Está en todas las noticias.

PM: Yo es que no veo las noticias. Bastante tengo con gobernar un país y cuidar de mis 3 hijos.

Yo: Creía que tenía usted más hijos.

PM: Espera, espera… Déjame que cuente… La pequeña, el chico... otra que parece a la de los dragones de Juego de Tronos… ¿Te gustan los dragones? ¿Hay dragones en Suiza?

Yo: Señor Johnson. Creo que no voy a poder ir a la fiesta.

PM: Hombre, no me hagas este feo.

Yo: Pero es que creo que se confunde conmigo.

PM: Vamos a ver. Me ha dicho mi secretaria que… ¿O era mi mujer? Da igual. El caso es que en casa somos muy “fanes” suyos.

Yo: ¿Míos?

PM: ¿No eres Stephen Merchant?

Yo: No, yo soy…

PM: ¿De verdad no eres Stephen Merchant?

Yo: No, soy Javier Merchan.

PM: Stephen, Harry… ¿Qué más da? Tú ven el viernes. Cuantos más seamos mejor.  No te olvides de la bebida. Y el queso. Y ahora me tengo que ir. Aquí hay un bebé llorando. Igual se lo dejaron en la fiesta de la semana pasada.

Yo: ¿No tuvo usted un bebé hace poco?

PM: Rubio es… y se parece un poco a… Bueno, que tengo que dejarte Stephen. Hasta el viernes. (Click)

Todavía me pregunto qué ha pasado… ¿Por qué tiene mi teléfono Boris Johnson? ¿De dónde le viene la obsesión por Peppa Pig? ¿Y quién es Stephen Merchant? Vamos a buscarle… Pues la verdad es que mi primo inglés tiene pinta de ser mucho más divertido que yo. No me extraña que le inviten a fiestas.

En fin. Cosas que pasan. Que sea increíble no quiere decir que no sea cierto ¿Verdad? O sí… ¡Yo qué sé! Más increíble es que este hombre haya llegado a ser presidente de algo. O primer ministro. Aunque fuera Segundo Ministro. Cosas más raras se han visto.

Ya os contaré en el próximo post sobre qué estaba escribiendo cuando me interrumpió el bueno de Boris.


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