Así fue o podría haber sido

Imagen
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

¿Te acuerdas cuando íbamos a Netflix?

Hoy toca el turno del abuelo Cebolleta. Las jóvenas y jóvenes no sabréis ni quién es. Ya os lo cuento. El Abuelo Cebolleta era un personaje de tebeo. Un señor mayor que contaba historietas de su época. Como todos los señores, pero algunos no nos apellidamos Cebolleta.

Yo voy a hacer de abuelo Cebolleta y como os decía en el título del post, hubo un tiempo en el que íbamos a Netflix. No hasta Palo Alto o Mangas Verdes, o como quiera que se llame el sitio donde ponen todas estas empresas “cuquis”. Sino a unas sucursales, como lo que tenían antes los bancos en cada esquina, que se llamaban “videocluses” (el plural de Videoclú).

Algunos diréis que todavía queda algún videoclú. Y tendréis razón. Vale, también quedan tiendas de Ultramarinos, que eran cosas traídas de otros continentes (o Pryca). Ahora los que vienen de otros continentes son los que te venden las cosas.

¿Qué es un videoclub?

Videoclub era un sitio en el que había películas. Como en Netflix, pero aquí el que te las recomendaba era un señor o señora. Nada de inteligencia artificial ni algoritmos. Un señor o señora humana que se había visto todas las películas del mundo (es posible que exagere) y te preguntaba cosas como: “¿Quieres reírte o pasar miedo?” ¿Has visto ya Tres Solteros y un Biberón 2”? “¿O Tres Biberones para que se los beban dos solteros?” “¿Te gustan las películas de Gladiadores?”

¿Cómo se llamaban?

Seguimos hablando de los videoclubs, aunque también podríamos hablar de los nombres de los señores que trabajaban allí, pero nos tiraríamos bastante tiempo mencionándolos a todos. Había algunos nombres de cadenas, como Blockbuster (no confundir con los Cazafantasmas, que esos eran otros), pero normalmente eran negocios pequeños, individuales creados por gente que les gustaba el cine y se solían poner nombres de actores famosos como Bogart, Garbo, Cooper o lugares que evocan a películas como Hollywood, Casablanca o Cuenca (hay mucha más gente mirando a Cuenca de lo que pensáis).


Por favor, ¿El videoclub?

Hubo una época en la que había videocluses everywhere. Que quiere decir cienes y cienes de locales llenos de películas. Ciudades, pueblos, barrios…en todas partes podías encontrar un videoclub para alquilar las novedades más novedosas.

¿Qué aplicación utilizo para alquilar las películas?

Lo mejor de todo es que no había que bajarte nada. Te bajabas tú a la calle y te acercabas a tu videoclub de confianza. Y si no confiabas, ya habría otro. El caso es que había que hacerte socio y rellenar algunos datos, como en la biblioteca. ¿También os tengo que explicar qué es una biblioteca?

Ya he puesto el nombre del padre y del hijo

Ya estás identificado, (sea tu nombre… ¡Perdón!). Es posible que te den un carnet de socio. Todo un nivel. En otros dabas tu nombre o el número y ya valía. Pero en el mío te daban carnet, que siempre ha habido clases. Una vez que ya estabas asociado podías proceder al alquiler de la película.

¿Betamax, VHS?

No, no son enfermedades infecciosas ni nada. No te daban un link para que te descargaras la película o un DVD. Eran cintas de vídeo que podían estar en formato VHS, el más utilizado, o en Betamax (duró menos que una vacuna en un Ayuntamiento), y los metíamos en un reproductor. Aquí también hay que especificar que cuando hablamos de reproductor no nos referimos a Julio Iglesias sino a un reproductor de vídeo. Alguno habrás visto en las pelís antiguas.

¿Qué pasará? ¿Qué misterio habrá?

Pues ya tenemos el carnet, tu reproductor y llegaba el momento de elegir la película. Ese momento como cuando abres Netflix y te tiras un buen rato para escoger qué ver y no sabes cómo, terminas viendo a Carlos Sobera. En la tele, no es que vayas a visitarle personalmente. Que tampoco me voy a meter yo en la vida de nadie. Es posible que seas amigo de Carlos Sobera y estoy yo hablando sin conocimiento.

¿De risa? ¿De canguis?

En el videoclub organizaban las películas por géneros. Masculinas o… ¡Que no! Que eran por género cinematográfico. ¡Que bien pensado! Las de risa ellos las llaman comedias y las de cangui género de terror. Hay algunas pelis terroríficas que no sabemos muy bien si deberían ir en el género tonto. Que también es un género.

Más pasillos

No tenían tantos pasillos como las tiendas de los chinos, pero tenían su aquél. También podías ver las novedades novedosas, para la época. Las de Indiana Jones, la Guerra de las Galaxias, la última de Viernes 13, Pesadilla en Elm Street, Sé lo que hiciste el último verano… Es posible que vayamos ya por Viernes 13 XXIII y que ya sepan lo que hiciste en la primavera de 2020 (quedarte en casa haciendo pan, casi seguro).

No tendrás la película de…. ¿Cómo se llama?

Hoy te apetece ver una película de ese tan guapito que…. O mejor de esta chica que siempre encuentra novio y luego se va, pero se vuelven a juntar. O esta de guerra que matan a todos menos al protagonista… Y ahí estaba el señor del videoclú que lo mismo te hacía el carnet, que te recomendaba la última de “maiqueldaglas” el hijo de “Kirduglas”.

¿Había porno?

Pero, ¡Qué te has creído! ¿Que el porno lo acaban de inventar ahora? Lo primero que hicieron cuando inventaron las cámaras de cine fue grabar un tren, a unos señores saliendo de la fábrica y a otros haciendo “guarreridas” sexuales. Eso sí, allí había más pelo que en Turquía.

¿Cuánto es?                  

Si te llevas una son 500 pesetas, pero tenemos una oferta de 800 pesetas por dos películas y…. No, no, con una basta que luego no tengo tiempo…. Antes se veían las cosas de una en una. No como ahora que veis 300 capítulos de una serie el fin de semana y os quejáis porque se os ha hecho corta y os gustó más la “decimogésima” temporada.

¡Y no te olvides de traerla rebobinada!

Eso sí, las películas se devolvían como dios manda. Y dios manda que estén rebobinadas. Los aparatos reproductores no eran muy listos (en eso no hemos cambiado mucho) y una vez que la terminabas, tenias que dar al botón de rewind (re que en español significa re y wind, que quiere decir viento. Re-Viento). Lo del reviento era porque sino la devolvías bien, el del videoclub estaba autorizado a pegarte una paliza o reventarte.  

Habrá que devolverla

Pues ya he visto Viernes 13, 14 (la famosa 13-14). Mucho peor de lo que esperaba y eso que tenía menos fe que en la carrera musical de Paquirrín. Al final matan a la rubia que se ha caído mientras la perseguían. Qué torpes son todos en las pelis de “canguis”. Ahora a rebobinarla y a llevarla al videoclú. Dicen que hay una sobre unos corderos que están callados y que uno se los come… Ya preguntaré para la próxima vez.

Bueno, pues ya estaría. Yo os voy a dejar que voy a ver si me encuentro algo en Netflix. Ya os contaré cómo me ha ido, si he conocido la felicidad.




Comentarios

Entradas populares de este blog

10 ejemplos de críticas de cine si no las escribiera un crítico de cine.

En el nombre del Padre…

Así fue o podría haber sido