¿Te acuerdas cuando íbamos a Netflix?
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Hoy toca el turno del abuelo Cebolleta. Las jóvenas y jóvenes no sabréis ni quién es. Ya os lo cuento. El Abuelo Cebolleta era un personaje de tebeo. Un señor mayor que contaba historietas de su época. Como todos los señores, pero algunos no nos apellidamos Cebolleta.
Yo voy a hacer de abuelo Cebolleta y como os decía en el título del post, hubo un tiempo en el que íbamos a Netflix. No hasta Palo Alto o Mangas Verdes, o como quiera que se llame el sitio donde ponen todas estas empresas “cuquis”. Sino a unas sucursales, como lo que tenían antes los bancos en cada esquina, que se llamaban “videocluses” (el plural de Videoclú).
Algunos diréis que todavía queda algún videoclú. Y tendréis razón. Vale, también quedan tiendas de Ultramarinos, que eran cosas traídas de otros continentes (o Pryca). Ahora los que vienen de otros continentes son los que te venden las cosas.
¿Qué es un videoclub?
Videoclub era un
sitio en el que había películas. Como en Netflix, pero aquí el que te las
recomendaba era un señor o señora. Nada de inteligencia artificial ni
algoritmos. Un señor o señora humana que se había visto todas las películas del
mundo (es posible que exagere) y te preguntaba cosas como: “¿Quieres reírte o
pasar miedo?” ¿Has visto ya Tres Solteros y un Biberón 2”? “¿O Tres Biberones
para que se los beban dos solteros?” “¿Te gustan las películas de Gladiadores?”
¿Cómo se llamaban?
Seguimos
hablando de los videoclubs, aunque también podríamos hablar de los nombres de
los señores que trabajaban allí, pero nos tiraríamos bastante tiempo mencionándolos
a todos. Había algunos nombres de cadenas, como Blockbuster (no confundir con
los Cazafantasmas, que esos eran otros), pero normalmente eran negocios
pequeños, individuales creados por gente que les gustaba el cine y se solían
poner nombres de actores famosos como Bogart, Garbo, Cooper o lugares que
evocan a películas como Hollywood, Casablanca o Cuenca (hay mucha más gente
mirando a Cuenca de lo que pensáis).
Por favor, ¿El
videoclub?
Hubo una época
en la que había videocluses everywhere. Que quiere decir cienes y cienes de locales
llenos de películas. Ciudades, pueblos, barrios…en todas partes podías
encontrar un videoclub para alquilar las novedades más novedosas.
¿Qué aplicación
utilizo para alquilar las películas?
Lo mejor de todo
es que no había que bajarte nada. Te bajabas tú a la calle y te acercabas a tu
videoclub de confianza. Y si no confiabas, ya habría otro. El caso es que había
que hacerte socio y rellenar algunos datos, como en la biblioteca. ¿También os
tengo que explicar qué es una biblioteca?
Ya he puesto el nombre del padre y del hijo
Ya estás
identificado, (sea tu nombre… ¡Perdón!). Es posible que te den un carnet de
socio. Todo un nivel. En otros dabas tu nombre o el número y ya valía. Pero en
el mío te daban carnet, que siempre ha habido clases. Una vez que ya estabas
asociado podías proceder al alquiler de la película.
¿Betamax, VHS?
No, no son
enfermedades infecciosas ni nada. No te daban un link para que te descargaras
la película o un DVD. Eran cintas de vídeo que podían estar en formato VHS, el
más utilizado, o en Betamax (duró menos que una vacuna en un Ayuntamiento), y
los metíamos en un reproductor. Aquí también hay que especificar que cuando
hablamos de reproductor no nos referimos a Julio Iglesias sino a un reproductor
de vídeo. Alguno habrás visto en las pelís antiguas.
¿Qué pasará? ¿Qué misterio habrá?
Pues ya tenemos
el carnet, tu reproductor y llegaba el momento de elegir la película. Ese
momento como cuando abres Netflix y te tiras un buen rato para escoger qué ver
y no sabes cómo, terminas viendo a Carlos Sobera. En la tele, no es que vayas a
visitarle personalmente. Que tampoco me voy a meter yo en la vida de nadie. Es
posible que seas amigo de Carlos Sobera y estoy yo hablando sin conocimiento.
¿De risa? ¿De canguis?
En el videoclub
organizaban las películas por géneros. Masculinas o… ¡Que no! Que eran por
género cinematográfico. ¡Que bien pensado! Las de risa ellos las llaman
comedias y las de cangui género de terror. Hay algunas pelis terroríficas que
no sabemos muy bien si deberían ir en el género tonto. Que también es un
género.
No tenían tantos
pasillos como las tiendas de los chinos, pero tenían su aquél. También podías
ver las novedades novedosas, para la época. Las de Indiana Jones, la Guerra de
las Galaxias, la última de Viernes 13, Pesadilla en Elm Street, Sé lo que
hiciste el último verano… Es posible que vayamos ya por Viernes 13 XXIII y que
ya sepan lo que hiciste en la primavera de 2020 (quedarte en casa haciendo pan,
casi seguro).
No tendrás la película de…. ¿Cómo se llama?
Hoy te apetece
ver una película de ese tan guapito que…. O mejor de esta chica que siempre
encuentra novio y luego se va, pero se vuelven a juntar. O esta de guerra que
matan a todos menos al protagonista… Y ahí estaba el señor del videoclú que lo
mismo te hacía el carnet, que te recomendaba la última de “maiqueldaglas” el
hijo de “Kirduglas”.
¿Había porno?
Pero, ¡Qué te
has creído! ¿Que el porno lo acaban de inventar ahora? Lo primero que hicieron
cuando inventaron las cámaras de cine fue grabar un tren, a unos señores
saliendo de la fábrica y a otros haciendo “guarreridas” sexuales. Eso sí, allí
había más pelo que en Turquía.
¿Cuánto es?
Si te llevas una
son 500 pesetas, pero tenemos una oferta de 800 pesetas por dos películas y….
No, no, con una basta que luego no tengo tiempo…. Antes se veían las cosas de
una en una. No como ahora que veis 300 capítulos de una serie el fin de semana
y os quejáis porque se os ha hecho corta y os gustó más la “decimogésima”
temporada.
¡Y no te olvides de traerla rebobinada!
Eso sí, las
películas se devolvían como dios manda. Y dios manda que estén rebobinadas. Los
aparatos reproductores no eran muy listos (en eso no hemos cambiado mucho) y una
vez que la terminabas, tenias que dar al botón de rewind (re que en español
significa re y wind, que quiere decir viento. Re-Viento). Lo del reviento era
porque sino la devolvías bien, el del videoclub estaba autorizado a pegarte una
paliza o reventarte.
Habrá que devolverla
Pues ya he visto
Viernes 13, 14 (la famosa 13-14). Mucho peor de lo que esperaba y eso que tenía
menos fe que en la carrera musical de Paquirrín. Al final matan a la rubia que
se ha caído mientras la perseguían. Qué torpes son todos en las pelis de
“canguis”. Ahora a rebobinarla y a llevarla al videoclú. Dicen que hay una
sobre unos corderos que están callados y que uno se los come… Ya preguntaré
para la próxima vez.
Bueno, pues ya estaría. Yo os voy a dejar que voy a ver si me encuentro algo en Netflix. Ya os contaré cómo me ha ido, si he conocido la felicidad.
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