Historias para dormir
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Hace muchos, muchos años, en 1966 (aún no habíamos llegado a la luna, pero estábamos cerca) se emitía en televisión española (la única que había, en España. En otros sitios también tenían televisores pero no eran españoles) un programa de Chicho Ibáñez Serrador, llamado Historias para no dormir.
Ayer por la noche, palabrita del niño Jesús, me desperté sobresaltado (literalmente, salté del sobre) al escuchar un ruido.
Se había caído una botella de aceite en la encimera de la cocina y estaba goteando al suelo. Según estimaciones fue entre un litro y dos camiones cisterna llenos (es probable que menos de un litro) . Raudo y veloz, empecé a dar vueltas sin saber a dónde ir. Ahora sé cómo se sienten los dibujos animados cuando tienen que salir pitando y le van más rápidas las piernas que la cabeza.
Hay cosas mucho más agradables que ponerte a limpiar la cocina a la una y media de la noche. En realidad, limpiar la cocina no es uno de mis hobbies favoritos a ninguna hora. No conozco a nadie que te diga, me encanta ver series, jugar al baloncesto, pero lo que más me gusta, mi pasatiempo preferido, es limpiar los azulejos de la cocina y dejar el fregadero como los chorros del oro (lo que quiera que signifique lo de los chorros y el oro).
Una vez terminamos (se me olvidó decir que conté con la colaboración especial de Ana, que también se despertó, pero mucho menos sobresaltada que yo. Ya sabéis que los hombres sufrimos mucho más que las mujeres. ¡Dónde va a parar!) de limpiar todo el aceite (por supuesto, de oliva virgen extra español y muy español, que da todavía más rabia), volvimos a la cama. Y aquí es cuando empieza la historia para dormir.
Buenas noches, hasta mañana
Pero es que ya es mañana. Y no es fácil quedarse dormido de nuevo. Aquí es
cuando empieza la aventura para volver a coger el sueño. Das vueltas, haces la
“cocreta”, te vuelves a rebozar, te quitas y te pones la almohada. Te tapas, te
destapas, te retapas, das saltos carpados con tirabuzón. Porque no hay jueces, que si no…
¿Ya? ¿Y ahora?
Tampoco. Sigues igual. Que tú lo intentas y nada. Y te acuerdas de todas las frases de autoayuda y que puedes conseguir todo lo que te propongas… Menos quedarte dormido. Y te cabreas con el mundo mundial y con el hijoputa de Paulo Coelho. Que dé gracias que no me le encuentro. Si le veo le agarro del Coelho y le…
La cuenta atrás
También conocida como The Final Countdown, pero esta la cuentas tú, no
aquellos señores que eran todos iguales y que acabaron con todo el cuero de las
vacas de los 80 (también es muy posible que fueran los causantes del agujero de
la capa de ozono por su uso indiscriminado de laca). El caso es que ahí estás
contando las horas que te quedan para levantarte… y ahora además, se te ha quedado
la canción de Europe y no te la puedes quitar de la cabeza. Tiroriiiiro, tirorirorííííí, tiroriro, tirorirorirorí...y así toda la noche.
Vamos a contar otras cosas
Es la fase de las ovejas. Siempre se ha dicho que contar ganado ovino era
un remedio infalible. Pero nunca nos dijeron por qué. ¿No sirven los bovinos? ¿O
el ganado caprino? Las cabras siempre han sido mucho más listas. Y aquí seguimos sin dormir pensando en cabras tirando
al monte, vacas bovinas, churras o merinas de Velázquez.
¿'Velaske, Yo Soi Guapa? En el @museodelprado? "Llámale Velaske, A.K.A. Extraordinario es el único que podría hacerlo. ¡RECORDAD: El martes a las 22:05 os esperamos A TOD@S en #MdTMeninas pic.twitter.com/6iMLBuMNou
— Mº del Tiempo (@MdT_TVE) May 23, 2020
Animales que empiezan por la X
No sé a vosotros, pero a mí otra cosa que tampoco me ayuda a dormir es
jugar. Pero qué le voy a hacer, hemos venido a jugar. Y me pongo a buscar palabras
que empiezan por cada una de las letras del abecedario. Animales indeterminados
con la A, alimaña. Países con la A, también Alimaña, La república federal de
Alimaña… Y llegas a la X, y aquí se te vuelve a quitar el sueño. ¿Qué cojones
empieza por X? Lo tengo ¡Xirafa! En gallego es con X… y las reglas me las
invento yo que para eso juego sólo.
¡Hasta los juegos!
Ya estás hasta los juegos de tantos “güevos”. ¿O es al revés? El caso es
que te intentas relajar. Respiras profundamente. Expiras, inspiras, te vas
relajando, tienes sueño, estás muy relajado, notas que se te cierran los ojos, escuchas
tu respiración, te estás durmiendo, escuchas el sonido del reloj, las tuberías,
una ambulancia, a un señor de Murcia…. ¿Es que no van a dejarme dormir??
¿Una tila?
¿Una tila? ¿Me estás preguntando si quiero una tila? ¡Que no estoy nervioso!
¡Coño ya! Bueno, igual un poco sí. Vale, venga… una tila. Tampoco es que necesites
un libro de recetas o utilizar la Thermomix para hacerla, pero te da muuuucha
pereza calentar agua y poner el sobrecito. Ahora hay que esperar a que se
enfríe un poco. ¡¡Arghhhh!! ¡Ya te dije que había que esperar a que se enfriara!
¡Ya lo tengo!
No todo va a ser negativo. He dormido menos que una jirafa (a ver dónde encuentras
tú una almohada de su talla. Ikea les pilla muy retirado normalmente). ¿Y si
utilizo todo esto para ponerlo en el blog? Y esta es, amiguitos, la historia
para dormir. ¡Un aplauso!
Nota: Las jirafas duermen muy poquito. Menos de dos horas y siempre en intervalos cortos… Lo que viene siendo dar una mocholá.
#LateMotiv159. ¿Sabéis qué es dar una “mocholá”? pic.twitter.com/krDDIHQAEh
— Late Motiv en Movistar+ (@LateMotivCero) December 5, 2016
¡Que descanséis! A ser posible, mucho más que una jirafa.
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