Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Yo inauguro, tú inauguras… Puestos a inaugurar

Si entras en “gúguel” y pones: “Queda inaugurado”, el buscador, que es muy listo, te lo completa con “este pantano”.



Y es que hubo una época en España en los que hacían hoyos, por distintos motivos. No todos eran para campos de golf. Había “bujeros” por doquier (que quiere decir por todas partes, a mogollón). Rascas un poco y España está hueca por dentro. Y los que mandan también están un poco huecos por dentro… y por fuera. Y algunos de los que mandan fuera, más huecos todavía. Sí, tú también. No digas que no.

Nos gusta inaugurar cosas. Sin ir más lejos, el otro día en Madrid inauguraron un bote de gel. Y salieron en la tele para contárselo a todos.

¡Cómo cambian las cosas! Antes rompían una botella de champán para botar un barco. Ahora, ni champán ni nada. ¡Un bote de gel! Y ni siquiera un gel de marca, como el gel más frío (gel-ido), o el gel que se come (gel-atina).

Y hoy vamos a hablar de cosas que se pueden inaugurar.

No te agobies, tienes más de 45 segundos para pensar en cosas que inaugurar. Incluso puedes elegir tu propia aventura. Inaugurar con políticos, con miembros del gobierno, desmembrado, o sea, sin miembros, con o sin fotógrafos, en la intimidad… Eso sí, guardando las distancias y cumpliendo todas las medidas de seguridad.

Caminos, canales, puertos y rotondas

Sí, también se inauguran rotondas. Sólo unas pocas, no todas. No hay políticos suficientes para darse una vuelta por las rotondas. Aunque hay sitios a los que no han llegado todavía. Las rotondas, los políticos están por todas partes. 

Parque

Cuando era pequeño (sí, ya había parques en aquella época), vino el alcalde de Madrid, por entonces era José Luis Alvárez y Alvárez a inaugurar el parque de la plaza donde vivía. Duró muy poco. El parque. Y el alcalde también. No os creáis que aquello era “disneiguol” o el “parqueguarner”. Eran tres bancos y un par de columpios. De estos bancos en los que los jóvenes, como no tienen libro de instrucciones, se sientan en el respaldo, en vez de en el sitio correcto. 

Placa

“Aquí estuvo un rato el Rey, o el presidente del gobierno, o alguien que mandaba” en el año de nuestro señor de “mil y nuevecientos y tal” a cortar la cinta y por eso está aquí la placa. Que esa cinta, en un alarde de originalidad se llama cinta inaugural. Y todos venga a aplaudir porque el “inaugurator” de turno ha cortado correctamente una cinta con unas tijeras (supongo que son tijeras especiales de cortar cintas inaugurales”) y ha abierto una cortina. No soy muy fan de abrir cortinas.

Estatuas

Mira que me lo han propuesto, pero tampoco soy fan de que me hagan estatuas. Estar ahí a la intemperie, en mitad de un parque, subido a una tarima y a merced (¡Qué bonita expresión estar a merced!) de las palomas y otros pajarillos de buen o mal agüero. Que no tienen piedad por muy premio Nobel que seas, o reina, rey, sota o caballo. ¡Ya está bien de hacer fotos a las estatuas!

Edificando edificios

Los políticos también son muy de inaugurar edificios. A veces, aunque no estén edificados. Con poner una piedra, ya está. La primera piedra. Ni dos juntas siquiera. Y una piedra cualquiera. Que no tiene que ser ni una piedra preciosa. Ni bonita, ni nada. Anda que no he puesto yo piedras y no ha venido ni un fotógrafo ni un periodista a cubrir el acto. ¡Qué injusticia más injusta!

Ahora inauguramos el edificio

Bueno, pues ya se han puesto todas las piedras, y el cemento, y todos los ladrillos y el edificio está terminado. Ahora viene la inauguración. Que puede repetirse “repetidas” veces. Hay hospitales en los que se han inaugurado plantas (descarto la opción del ficus o un geranio), pero sí que han ido políticos a abrir la primera planta, la segunda o la planta de traumatología. La de los traumas. Lo de la cara dura, ¿En qué planta se cura?

Es posible que los políticos no inauguren suficientes cosas y aquí estoy para darles más ideas.

Pasta dentrifi, dientr… la puta pasta de dientes

Ya has terminado el “cuelgate” abrillantandor, blanqueador con fluor que protege las encías y limpia, fija y da esplendor. Incluso has practicado el “espachurramiento” del bote, le has dado vueltas y has sacado todo lo que se podía sacar de pasta. Ahí quiero ver al político yendo a casa para inaugurar el nuevo tubo.

Piscina acuática

Que hay piscinas que no son acuáticas. Por especificar. Los políticos ya han inaugurado el hueco de la piscina, han abierto la temporada de verano, pero es que la piscina hay que llenarla de agua. Y a ser posible de agua que no esté demasiado fría.

Inaugurar el ordenador

Das al botón de on (que suele ser el mismo que off) suena el tiroriro de inicio y queda inaugurado el ordenador. No le pidas al político que te lo encienda él o que busque las letras. Si quieres tener a alguien entretenido cámbiale el teclado del ordenador y pídele que busque la ñ. O los signos de interrogación…

¿Una cerveza?

¿No han empezado ellos inaugurando chorradas? El Dispensador de Gel… ¿No os suena a película de terror? Yo propongo mejor unas cervecitas. Que venga el político y te las traiga él, que para eso les pagamos. No lo vamos a poner nosotros todo. 

Una para cada uno. Recuerda que hay que beber con moderación. 



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