Así fue o podría haber sido

Imagen
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Cacharros inteligentes y artilugios con estudios

Televisiones inteligentes, teléfonos con más memoria que un rencoroso, cafeteras con estudios. Los electrodomésticos son más listos que la mayoría de la gente. No hay más que ver cómo elegimos a los políticos que nos representan.
Pero vamos a dejar en paz a los políticos, y esperar que ellos también nos dejen a nosotros, y vamos a hablar de algunos cacharros que, en principio, no parecen tan inteligentes como los teléfonos o las televisiones, pero que seguro que tienen su corazoncito y también querrían comunicarse con nosotros.
¿Qué te dirían esos muebles, utensilios (no me digas que no es una palabra bonita), artilugios (una preciosidad también) o artefactos si pudieran hablar contigo?
¿Y para esto me has comprado?
¿Te compras una televisión inteligente, de 50 metros cuadrados, con sonido envolvente, más calidad que Messi y Cristiano Ronaldo juntos, con conexión a Internet y no se te ocurre otra cosa que poner a Belén Esteban y al resto de “amigos” gritando? Puedes ver programas de televisión de todo el mundo, Youtube, todas las películas, hasta las que no se han estrenado todavía, series de éxito, música yeyé, clásica… ¿Y te pones esto? Un día me levanto, cojo la puerta o salto por la ventana y no me volvéis a ver.
“Sofases” que lo aguantan casi todo
No, si yo estoy encantado de que pasemos el fin de semana juntos. Pero creo que va siendo el momento de que salgas un poco a la calle. Que todos necesitamos nuestro espacio y tú lo ocupas todo. No eres tú, soy yo. Necesito respirar un poco y que nos distanciemos por unas horas. Yo también tengo necesidad de intimidad y te pasas todo el tiempo encima.
A ver cuándo inventan algo para que me haga yo sola
Cada vez pasas más tiempo en el sofá y a mí, si te he visto no me acuerdo. No nos vemos casi nunca y me tienes olvidada, sin hacerme y sin cambiarme las sábanas. Aún recuerdo cuando éramos uña y carne. Nos pasábamos horas juntos. Bueno y a veces con aquella %&/”… ¡No voy a hablar! ¡No me gusta hablar! Si contara todo lo que he visto… Pero una es una tumba… Podría ser una “angry bed” pero de buena, soy tonta. No, no me mires con esa cara…. Te cogía, y te daba así, y así….
A mí no me calientes de nuevo
Otra vez se te va a quedar frío el café y yo ya estoy harta de recalentar. Y va siendo hora de que me cambies el agua. Que yo no me he leído las instrucciones pero llevo un año con el mismo filtro no debe ser bueno. Y no me digas que me vas a cambiar por una de cápsulas como George Clooney. Si compraras un café como dios manda, otro gallo cantaría. Que yo estoy encantada de moler. Que yo molo más que nadie, pero me molesta que me pidas que te caliente y luego ni te acuerdas de mí. Que una tiene sus sentimientos. ¡Desagradecido! Y no, no eres tan guapo como Clooney. A ver si le dejan tomarse el café tranquilo a este hombre, que siempre llega alguien que se lo quita, o se le cae…
¿Quieres dejarme en paz un ratito?
Oooootra vez a abrir la puerta. Que soy una nevera inteligente pero también tengo mi paciencia. Ya te he dicho que no hay nada.  Que solo me queda el limón por la mitad, el bote de kétchup seco, y una hoja de lechuga que no quiso el canario en 2013. Al final se me va a fundir la bombilla. Te he mandado todo lo que hace falta por la aplicación del móvil para que tengas una alimentación equilibrada… Pero como eres un desequilibrado no me vas a hacer caso. ¡Qué cierres la puerta que me estoy acalorando!
Llegan los nuevos al gimnasio
—Lo bueno de que lleguen los nuevos es que no tengo que ir muy deprisa. A los cinco minutos ya están echando el bofe (¿Dónde cojones está el bofe?) De momento no ha vomitado nadie, pero todo se andará. ¿Qué tal te ha ido a ti? —preguntó la cinta de correr
Se creen que esto es jauja. Dos abdominales y ya se miran al espejo a ver si se les nota la tableta —respondió la máquina de abdominales
¡Qué suerte! —añadió la bicicleta estática—A veces me gustaría poder moverme. Creo que hoy se han subido cinco o seis personas a la vez
No mujer, era uno –contestó divertida la cinta de correr. Pero ¡qué uno! De esos que llevan diciendo 10 años que a ver si me apunto al gimnasio. Y algunos además de apuntarse, vienen. No sé cómo dejan entrar a algunos.
¿Otra camisa de cuadros?
Podrían hacer un armario en el que metieras la ropa sucia y que se lavara solita, se planchara y se colocara en su sitio. Pero no. Nos dedicamos a inventar tontadas como Internet, o la rueda… Mucho tiempo libre tiene la gente. Aunque llegará el momento en que el armario te critique por la ropa que te has comprado. Pero si esta camisa es igual que la que te compraste ayer. ¿Otro pantalón vaquero? No tienes ni uno de vestir, que vas hecho un mendigo. Con los pantalones rotos. ¿Quieres que vuelva a llamar a tu madre para que veas qué te pones para salir?
A ver si os ponéis de acuerdo
Que si uno me sube a 24 grados, el otro me baja a 20. Poneos de acuerdo de una vez que ya estoy un poco harto de que me anden tocando. Y luego me echaréis la culpa a mí cuando os llegue la factura. Siempre es cosa mía. Que el termostato para arriba o el termostato para abajo. Y ahora me podéis meter mano desde el móvil. ¿Os parecerá bonito? Con el horno no sois tan valientes ¿No? ¡Un día dejo de funcionar y esto va a ser como la casa de la de Frozen!
Inodoro e indoloro
Los japoneses, tan listos ellos, ya inventaron hace tiempo un váter más listo que el hambre. Chorritos por aquí, por allá, agua caliente, aire… Todo para que estés limpito y todo sea inodoro e indoloro. Pero ya está tardando en hacer uno que te diga que tienes que cambiar tu dieta. Que no les gusta el color de… bueno, ya sabes… Y llegará un momento en que no tengas que ir con un botecito de lo uno, y con otro, de lo otro. Todo en casa. Que si te falta hierro, calcio, que hay que bajar ese colesterol, que no te olvides de vitaminarte y mineralizarte o que estás embarazado.
Más difícil que programar un viaje
Ya sé que hay lavadoras que hacen casi todo por ti. Eligen la temperatura, pesan la ropa, te dicen qué programa hay que poner  (Cualquiera menos el de Belén Esteban), cuánto tiempo va a tardar, te mandan un aviso al móvil cuando la ropa está lista… Muy listas, pero no todos tenemos la suerte de tener una lavadora de esas. Y tenemos que seguir mirando las etiquetas…
El caso es que todo es mucho más fácil y seguro que habrá muchas más cosas inteligentes… Sobre si nosotros seguimos evolucionando, ya no estoy tan seguro.



Comentarios

Entradas populares de este blog

10 ejemplos de críticas de cine si no las escribiera un crítico de cine.

En el nombre del Padre…

Así fue o podría haber sido