Blog de Javier Merchán. Ríete tú de las fake news de Donald Trump. Me invento todos los contenidos, pero no espero que nadie se los crea.
Escribo sobre cosas importantes sin tomármelas en serio.
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
El caso es que a la madre, por lo que fuera, no le hacía gracia que le
robaran. También es verdad que si alguien te va a quitar dinero, mejor que lo
haga un hijo y todo queda en familia. Pero esta señora mexicana no quería entrar
en razón y por mucha pistola que llevara su hijo, no hay quien pueda con la
zapatilla de una madre. Si jugaran al piedra, papel, tijera, la zapatilla de la
madre ganaría siempre.
Hoy vamos a hablar de qué hubiera pasado si la madre que parió a todos
estos personajes hubiera estado al quite, como la madre mexicana.
Cristóbal Colón
No se sabe realmente dónde nació, pero madre seguro que tuvo. Lo que no
tenemos claro es cómo le hablaba, si en
italiano, portugués, castellano, catalán o por whatsapp… El caso es que seguro
que le dijo algo así: “¿Cómo que te vas a
ver a los reyes de España a pedirles dinero? ¿Esa es la educación que te hemos
dado? ¿Vivir a cuerpo de rey? Búscate un trabajo ya, que tienes una edad y déjate
de viajes y descubrimientos que nos vas a matar a disgustos. ¿Qué te vas a descubrir
cosas? Lo que vas a descubrir es lo que duele un buen zapatillazo. Y te he
dicho cienes y cienes de veces que no me gusta que vayas con los hermanos Pinzones.
Ya sabes lo que dice la gente de ellos. Y a casa a las 10. Se acabó la tontería.”
Adolf Hitler
Desde el momento en que no le afeitó el bigote cuando estaba dormido,
podemos decir que mamá Hitler no le prestó demasiada atención a Adolfo. Pero no
vamos a ser injustos con ella, ya que murió antes de que se volviera más malo
que De Gea en el Mundial. No le dio tiempo a pararle cuando invadió Polonia. “Ni Polonia ni Polonio, te quedas en casa que
Alemania ya es bastante grande y allí no se te ha perdido nada”. O quitarle
la idea de alistarse en el ejército. “Hijo,
sigue pintando. Que con lo tirillas que eres te vas a llevar muchas collejas. Y
aféitate eso. O déjate bigote”. La de disgustos que nos hubiéramos ahorrado
si su madre hubiera estado allí.
El Conde Drácula
De la condesa Drácula poco se sabe. Ni qué le gustaba, ni si también era
vampira, pero estoy convencido de que también las tuvo tiesas para que Draculín
cambiara su dieta. “Al señorito no le
gusta la verdura, no come fruta, del cocido sólo se come la morcilla… ¿Y desde
cuándo no te gusta la sopa de ajo? Y péinate. ¿No has visto cómo llevas el
pelo? No hay espejos en esta casa ¿o qué? ¿Y qué horas son estas de levantarte?
Que no vuelva a recibir más cartas del director del colegio de que no vas a
clase por las mañanas. Hijo, tiene que darte el sol, que tienes muy mala cara.
Y ya he pedido cita en el dentista que no me gustan esos colmillos”.
Jack el destripador
Que los ingleses siempre han tenido sus cosas, desde hace tiempo. A unos
les da por tirarse de los balcones, o habiendo café, toman té, o ponen moqueta hasta
en la cocina. Eso sí, todo gracias y por favor. Y eso es cosa de las madres. Da
las gracias a este señor, pide las cosas por favor. La madre de Jack, que le enseñó
buenos modales, también tenía su carácter. “¿Otra
vez estas manchas? Parece que vienes de la Tomatina ¿Tú sabes lo que me cuesta
limpiar todo esto? Que si tuviera lavadora
todavía, pero estamos en el siglo XIX y hay que lavar todo a mano. La próxima
vez te lo lavas tú”.
Nerón
La madre de Nerón bastante tenía con lo suyo. Aparte de lo trastornado que
le salió el hijo, sus padres tampoco debían estar muy bien. ¿Quién pone Agripina
de nombre a su hija? ¡Agripina! Aunque no la quieras. Toda la vida vas a llevar
el nombre de un medicamento para el resfriado. Probablemente por cosas así se
mataban entre ellos en aquella familia. Se cree que ella mató a su marido Claudio
y a ella la mandó matar su hijo Nerón cuando ya era emperador de Roma. El caso
es que a Agripina no le gustaba su futura suegra “¿Quo vadis con esa golfa? Non esposare cum la lupis esta. Et tira la
lira, bobalicum”. Por que se hablaban en latín coloquial. Y a Nerón no le
hizo gracia… Lo que no sabemos es si hubiera sido peor si Nerón se hubiera
dejado aconsejar por Doña Agripina.
Marco Polo
¡Pobre Señora Polo! Nada que ver con Carmen, que esa es otra historia. Toda
la vida pendiente del hijo viajero. Que antes no era tan fácil, no había
Ryanair ni podías ir de un lado para otro tan rápido. Y menudos viajes se hacía
Marco. No era un fin de semana a Segovia, o un puente a casa de los abuelos. Se
iba a China nada menos. Y conoció al Gran Kan, que luego se hizo famoso por ser
el inventor de la montaña rusa, Dragon Khan. Marco se hizo muy célebre por su programa
de Venecianos por el Mundo. El caso es que la mujer se tomaba bien lo de las
excursiones de Marco. “Tráeme recetas de allí. Y espaguetis que les salen muy
buenos. Fideos no, que no le gustan a tu padre. Y de la ruta de la seda un par
de pañuelos de esos monos, que voy a ser la envidia de las vecinas. Y especias,
que me estoy quedando sin orégano para echar a la pizza”.
Pablo Escobar
Mira que le salieron buenos los hijos a la madre. Todos guitarristas y Manolo
muy buen cantante y mucho español. Pero con Pablo pincharon en hueso. “Te dije que no empezaras con los porros que
eso lleva a drogas peores. Y esas compañías que tienes Pablo. Si tú siempre fuiste
muy bueno en los negocios… ¿Por qué no aprendes mecanografía, o computación que
es lo que se lleva ahora? Y no me gusta que llames a todo el mundo “hijueputa”.
¿Qué te han hecho a ti las madres de los otros narcotraficantes? Y si te
ofrecen plata o plomo, ya sabes que yo me quedo con la plata…”.
Judas Iscariote
A esta mujer siempre la han puesto a caer de un burro. Y todo por culpa del
hijo. El caso es que el chico empezó bien, muy religioso, con buenas compañías.
Le gustaba irse por ahí con los colegas, y a veces se iban de cena. Los trece. Y ahí escuchaban parábolas, y
en ocasiones había milagros. La señora de Iscariote estaba tan orgullosa de su
hijo y que fuera amiga de Jesús. “Me preocupa que no hagas una carrera Judas. Ya
se que se te dan bien los números y que eres tesorero, pero ya sabes cómo acaban
los tesoreros, que al final… Sácate una carrera o algo, un título es un título.
Por cierto, ¿No serás gay o algo? Que yo te voy a querer igual, pero me han
dicho que vas dando besos a tu maestro. El beso de Judas lo llaman… Que la
sociedad no está preparada para esto hijo… No te cuelgues por él…”. Si quieres
saber cómo acabó Judas, ya sacaron la película hace unos años 😊
Lucifer
La gente no hace más que cambiarle el nombre. Satán, Satanás, Diablo, El Maligno,
Belcebú… Y así no hay quien encuentre el árbol genealógico. Madre tendría, pero
a ver quién es la guapa que sale a reivindicar aquello. Aunque por una exclusiva
en el Hola, igual…. “Mi niño era muy bueno de pequeño. Luego llegaron las malas
compañías, le pusieron los cuernos. Eso sí, siempre fue muy posesivo. Le gusta
poseer a la gente. También es verdad que le pilló muy mala época. No le salía
trabajo de lo suyo y con la crisis, pues todo se fue al infierno”. Esta sería
la versión corta, que si al final sale lo de la exclusiva probablemente salgan
más datos a la luz.
La madrastra de Blancanieves
Hasta ahora sólo habíamos hablado de personajes masculinos, pero también
hay algunas que se las traen. Siempre se ha dicho lo de eres más malo que la
madrastra de Blancanieves. Pero también hay que entenderla. Para eso tenemos a
su madre, que sería la abuelastra de Blancanieves. “Para ser justos siempre fuimos muy permisivos con ella. Por cierto, que
se llama María Angustias, pero en casa la llamábamos reina. Siempre diciéndole
que era la más guapa del reino, y luego le compramos el espejito famoso y la
liamos. Lo de convertirse en bruja yo creo que es cosa de su padre que le daba
todos los caprichos”.
Hemos querido hablar con más madres, pero estaban liadas con sus cosas. Probablemente
más adelante podamos hablar con la madre de Atila, o de Iván, que dicen que es
terrible, y el hijo también. Nos encantaría hablar con la mamá Al Capone, la de
Caín, que mira que le salió malo y lo bueno que era Abel. Hablé con la de
Melendi pero creo que no está muy arrepentida. Por lo visto fue ella la que le
animó a cantar…
Después de ver el vídeo, ahora seguro que alguien se acuerda de mi madre.
Prometo que ella no tiene nada que ver con todo esto.
A veces, cuando me pongo a pensar sobre qué escribir en el blog, se me ocurren muchas cosas. Luego me doy cuenta de que alguien ya ha escrito sobre ello, y el cabrón o cabrona lo ha hecho mejor. Otras veces tengo una idea y cuando llevo un buen rato escribiendo, me digo “pero si de esto ya he hecho un post”. Y otras veces, directamente no pienso. Esta vez voy a escribir sobre cosas que ya se han escrito. Pero vamos a hacerlo de otra manera. Y os explico por qué. Pues “resultadeque” estaba leyendo una crítica de una película y no terminé de entender si me estaban recomendando verla, si era muy mala, o me comprara un Opel Corsa. No comprendí nada. Yo creo que los críticos de cine, como escriben a oscuras en la sala de cine, pues luego no entienden lo que han puesto y tienen que inventar, y de ahí lo de “la levedad inescrutable del personaje tiene connotaciones que nos recuerdan el sufrimiento crónico de la sociedad en un ambiente que recela de todo…” Y ahí estás tú l
Esta semana no me voy a meter con las cosas religiosas, a pesar del título (y de que a veces te ponen las cosas a huevo). Aunque los que pintan algo en la iglesia (no me refiero a la señora que hizo el garabato en Borja), se metan en las cosas de los demás, no lo voy a hacer yo. No hagas a los demás que te hagan como yo quiero al prójimo… (Creo que es algo parecido, pero es que ese día me cambié a Ética y me perdí la clase de “Reli”). Esta semana os quería hablar sobre los nombres. Pero no el nombre del padre o del hijo (de verdad que hay nombres de hijos que son para matar al padre y para que le dé un ataque al Espíritu Santo. No tenéis más que pensar en algún Kevin Costner de Jesús, “Yosuas” y Samantas). Hablaremos de los nombres comunes. Hay padres hijos de… Porque vamos a ver ¿Quién pone el nombre de las cosas? A los animales, a las flores, a las ciudades… ¿Dónde está el responsable? ¿Con quién hay que hablar para que se ponga orden? ¿Y qué es este sindiós de
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
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