Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Turistas Go Home! O cosas que hacen los turistas


Me vais a perdonar que el post de esta semana sea un poco más tarde… pero es que he estado turisteando. Lo bueno es que así me ha dado tiempo para sacar algunas ideas para éste y próximos posts. Me perdonáis ¿Verdad?
No es que odie a los turistas. Al fin y al cabo todos somos turistas en algún momento. Y cuando somos turistas somos un poco odiosos. Sí, tú también. Aunque no lo creas. Ahora viene la parte en la que me explico.
Si estáis esperando una explicación razonada y con sentido común, no es el sitio. ¿No le pedís explicaciones a los políticos, a los que pagamos entre todos, y venís aquí a reclamar que esto es todo gratis?  ¡Pues eso!
Hay muchas razones para decir que los turistas somos odiosos. No es nada personal, lo somos. Da igual que seamos españoles, chinos, rusos o franceses. Bueno si son franceses, igual son un poco más odiosos, pero es que vienen con el odio de serie, aunque no sean turistas.
A lo que vamos. Cosas que hacemos los turistas cuando no estamos en casa, que es una de las premisas fundamentales para ser un turista.

¿Por qué todos juntos y hablando a la vez?
Un suponer. Tú eres romano, de Roma, de ahora del siglo XXI. No romano de los de antes, que eran ellos los que se iban a hacer turismo por Europa, y de paso se quedaban a conquistar un poco. O londinense, o “parisiense”. Quédate un rato sentado en uno de los monumentos típicos de tu ciudad y así es como verás a los turistas.
Que sí que son necesarios, pero…
El turismo es la fuente principal de ingresos en algunos lugares, pero ¿Tiene que haber tantos turistas y venir todos a la vez? Esta es un ejemplo de la cola para entrar en el Vaticano, o en el Museo Británico… ¿Quién quiere entrar primero?

Nos encantan las colas
Allá donde haya una cola, hay turistas. No, no es lo que viene a ser el turismo sexual. Es literalmente esperar para poder entrar a cualquier sitio. Da igual dónde, habrá cola. Museo, cola. Monumento, cola. Baño, cola. Casera, cola (perdón, pero tenía que hacerlo).
La dura vida del turista
Otra cosa que nos encanta a los turistas es lo de madrugar. Debe ser por lo de la cola de antes. Que igual lleva cafeína, o cocaína, o algún tipo de drogaína y nos despertamos muy pronto. ¡Venga, que hay que aprovechar el día! Y ahí les ves con su mapa, el librito de Highlights de Albacete (no, no hay ningún libro que se llame así, todavía), y el calzado cómodo (no es buena idea recorrer Toledo con zapatos de tacón).
El disfraz de turista
Ya os he dado unas pocas pistas de cómo es el outfit (me encanta utilizar esta palabra. Casi tanto como escuchar un disco de regeu, reguet, regg… de la Tuna a las cuatro de la mañana). El caso es que es importantísimo llevar muchos bolsillos para guardar cosas que no necesitas. Y pantalón corto, aunque estemos a 5 bajo cero. Hacer turismo sin bermudas, ¿Dónde se ha visto? Y la cámara de fotos, y el mapa arrugado (nadie nunca dobló un plano correctamente una vez abierto), el libro de las 100 cosas que ver en la ciudad en la que estés… No, no insistas, en Albacete no hay 100 cosas interesantes que ver…  Y que no sean interesantes, tampoco. Que no falte el palo selfie (el palo te lo daba yo), la mochila, con la que darás golpes al resto de turistas y residentes, y una botella de agua.
Botellas de agua a 200 euros
Quizá no sea exactamente 200 euros por el agua, pero vas a pagar por la botella como si hubieras mandado a alguien a sacar el agua del iceberg que hundió el Titanic y la hubieran embotellado los enanitos de Blancanieves. El café también es un artículo de lujo en las ciudades turísticas. Si te lo tomas en la barra, de pie, son 2 euros, pero eso sí, no lo tomes en la terracita. Casi es mejor que le dejes al camarero a tu primogénito, los papeles del coche, y le nombres heredero de todas tus posesiones para poder pagar ese capuccino que sabe peor que el de la máquina de la oficina.
El impresionador de Boston
Digo de Boston, porque allí había un estrangulador y a éste era para estrangularle también. En todo grupo de turistas hay uno que intenta impresionar al resto con sus conocimientos de la ciudad o el lugar en cuestión. Normalmente no impresiona a nadie, y tampoco tiene conocimientos de la ciudad, y en general tiene muy poco conocimiento.
No te cueles, don’t colate you!
Quizá debería consultar con un especialista el tema de las  colas, pero es que lo tengo muy reciente todavía. Si hay algo que me cabrea especialmente es la gente con morro que se hace el orejas.  Lo que quiero decir es que hay mucho caradura que intenta pasar por delante (me ha salido el barrio). Los chinos son especialistas y hacen que no se enteran. Los franceses se ponen en medio y de ahí no hay quién les mueva (así invadieron España… decían que iban a Portugal desde Francia y se quedaron en la mitad). Los españoles hacemos como que vamos a preguntar y nos vamos metiendo… y así llegamos hasta América. Los británicos no se colarán nunca en una fila para ver un museo… A no ser que pongan fuentes que en vez de agua suelten algún tipo de alcohol.
La foto cachonda
“¡Me parto! ¡Miramariaangustias! ¡Ponte aquí! ¡COORRREEE! Si saco la foto desde aquí, parece que…” Parece que eres idiota, como los 10millones de personas que han hecho la misma foto. Pero bueno, eso es parte de la vida del turista, y en el fondo no está mal.
Bueno, ya va siendo hora de que volvamos a casa, que ya está bien de molestar. No vaya a ser que venga la policía o algo.


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