Vamos a empezar como si fuera un monólogo de un
cómico. El otro día (tomando el otro día por cualquier momento que oscile entre
ayer y otro día de la historia de la humanidad) tuve que ir a
arreglar papeles.
Bonita expresión lo de arreglar papeles. Parece
que los papeles se me habían roto, que no funcionaran. O que tuviera que darles
con el destornillador de estrella (el plano no funciona para estos casos).
Cuando decimos arreglar, queremos decir renovar, pagar, domiciliar… todas estas
acciones que nos encanta hacer a todo el mundo. Tanto como madrugar para ir al
dentista, o chupar una lija al mediodía en agosto… en Sevilla.
Hoy voy a contarte algunas cosas que pasan
cuando estás papeleando. Seguro que
la RAE no recoge este término, porque ya sabemos que está lleno de señores que
no les gusta recoger cosas nuevas, ni viejas, que lo tienen todo perdido. Vamos
que me lío y no quiero cabrear a Pérez Reverte... aunque igual ya venía enfadado
de serie.
Vamos al papeleo.
Más
fácil a no ser que…
Ahora el mundo del papeleo es mucho más fácil.
Con sólo dos clicks puedes hacer algunas gestiones. Depende mucho si es
un tema de pago. Ahí son todo facilidades. Todo es sencillísimo… cuando al que
le toca pagar es a ti…
Ahora bien, trata de que una entidad o empresa te
devuelva dinero o te pague a ti algo. Entonces se caen los sistemas, se apagan
los ordenadores, la aplicación no está preparada y esgrimen (del verbo
esgrimir, que no tiene nada que ver con el zumo de naranja ni con el esgrima,
lo de pelearse con una espada en los juegos olímpicos) cualquier desastre
natural para que tú no veas el dinero. Y ahí es cuando tienes que enviar un
fax, rezar dos avemarías cuando serás mía, llamar por teléfono…
Teléfono
Lo de llamar por teléfono también es un avance.
Poder hablar con esos amables trabajadores siempre dispuestos a ayudarte. No sé
si os pasa a vosotros, pero ¿No te hace muy feliz que atiendan antes a los del
teléfono que a los que han ido en persona? Es que está sonando el teléfono… Y
tú, ya, y yo he venido hasta aquí, me he tenido que duchar, vestir, buscar
aparcamiento, esperar dos horas de cola y ¿Atiendes antes a un señor que estará
en pijama, tocándose los huevos, sin esperar cola que a mí? Déjame que hable yo
con él.
Ventanilla
210
En casi todos los sitios de “papelear” hay diferentes
mesas y/o ventanillas. Estás esperando tu turno, con tu papelito. Ese papelito
que alguien amablemente, o no, te habrá dicho que tienes que coger de una
máquina que tiene como única misión, darte un número muy alto. Nunca te dará el
number one, o el 2. Siempre del mil en adelante. Y a ese papelito te aferras
como si tu vida dependiera de él. Y te vas poniendo nervioso cuando está a
punto de llegar tu número. Y cuando te toca, ves que tienes que ir a la mesa 3,
por ejemplo. Pues la mesa 3 estará escondida. No está junto a la 2 ni a la 4.
Estará en ese rincón que hace chaflán (preciosa palabra, por cierto) y los 10
segundos hasta que encuentras tu mesa o ventanilla, serán los más largos de tu
vida.
Si ahora todo se hace por Internez
Bueno, todo, todo no. Ahora es más fácil y
rápido hacer muchos papeles que antes podían tardar días en hacerse. Puedes
pedir cita para renovarte el carnet, el pasaporte, y otras muchas cosas, pero
aún tienes que ir a poner el dedo y enseñar el careto para que sepan que eres
tú. Por un lado es casi mejor así. No me gustaría ir enviando dedos cada vez
que renuevo el carnet de identidad… Que uno tiene ya una edad y me he renovado
el carnet unas cuantas veces y no están las cosas como para ir perdiendo dedos.
Las
fotos
¿Conoces a alguien que salga bien en la foto de
su pasaporte? ¿O en su cédula de identificación? (la palabra cédula es
probablemente una de las más inquietantes de nuestro vocabulario). Pero vamos a
lo que vamos. Que no hay nadie que salga parecido a su foto. ¿Por qué no nos
dejan ponernos esa de Instagram en la que salimos tan guapos? La que estamos en
la playa con nuestros amigos. Esa tan original en la que salimos dando un salto
todos a la vez. O en la que ponemos morritos, o mejor aún, con tu actor
favorito…
Formularios,
todo un mundo
No me digáis que soy el único que se pone
nervioso ante un formulario. Empezamos con el nombre y el apellido. Siempre lo
ponen al contrario de lo que tú has escrito. Que ya empezamos mal. Pones tu
apellido en el nombre y el nombre del padre y del hijo y el del espíritu…
Formularios
2, el retonno
En el caso de que no puedas coger múltiples
formularios para evitar tachones, después del nombre, viene el problema del
domicilio. Faltará siempre el dato importante. Si tu vives en una Avenida, sólo
podrás poner calle. Si hay un portal, o escalera, no habrá espacio suficiente
para ponerlo. Te faltarán casillas. ¿Habéis oído la expresión sacar de sus casillas? Viene de ahí. Que te falta
espacio para poner tu nombre completo, o el nombre de la calle, y ahí te ves
intentando poner letras más pequeñas para que quepa todo, pero al final, te
sacan de tus casillas.
Seguimos
formuleando
“Supongando”
que
has puesto todos los datos bien, el nombre del padre y el del hijo, tu calle,
el portal, la habitación en la que vives, has rellenado tu fecha de nacimiento
como ellos te piden, primero el mes, mierda, era el día, y ahora el año, con
boli azul, luego te preguntan por el sexo. Y ahí es cuando dudas, y no sabes si
poner una V, una M, H de hombre, de
hembra, o de ¡Hasta los Huevos!!
Cosas
que pasan o podrían o pudieran pasar
Decidme que no soy el único que al terminar el
formulario, ves la letra pequeña y os dais cuenta que ese no era el que tenías
que rellenar. Que ese es para los jubilados, o para no residentes, o para
cuando estás representando a otra persona… y te dan ganas de dejar de residir,
de jubilarte o de representar a España en Eurovisión… Total, tampoco te van a
votar. O sí, que nunca se sabe.
Yo
venía a recoger un título
¿Sabéis que también puedes pasar a recoger
títulos? Bueno, no todos. Por ejemplo, no puedes ir a una oficina a pedir que
te den la Champions. O sí… Bueno, mejor no me meto en jardines. O que te den un
Ducado (de los que se fuman no, de los que sirven para…. ¿Para qué sirve un
título de Marqués? ¿O de Duque?) También hay gente que pide máster… Sin
estudiar ni nada. Por pedir…. Pero mejor seguimos sin meternos en jardines, que
nunca sabes quién puede estar leyendo estas cosas.
Esperemos que no me abran un expediente y tenga
que rellenar otro formulario sin equivocarme y esperar a que me llamen a la
mesa 4… Y sobre todo no os olvidéis el boli, que eso siempre pasa. Y es que los
humanos no hacemos más que perder cosas.
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