Blog de Javier Merchán. Ríete tú de las fake news de Donald Trump. Me invento todos los contenidos, pero no espero que nadie se los crea.
Escribo sobre cosas importantes sin tomármelas en serio.
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
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Mi primera boda real
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Me han invitado a mi primera boda real. No es que al resto de las bodas que haya ido anteriormente
fueran inventadas. Os prometo que eran de gente de verdad y no me he colado ni
nada. Es que esta es real de verdad. De la realeza.
Sí amigos. Voy a la boda del príncipe Harry y
Megan. Entre nosotros, podemos llamarle el pelirrojo y la hermana guiri de
Begoña Villacís, la de Ciudadanos. Algunos también dicen que son los niños de
Love Actually, que se han hecho mayores.
Seguro que tendréis muchas preguntas sobre el
tema. Yo también las tengo…
Allá vamos.
¿Por
qué a mí?
Eso mismo me pregunté yo cuando me “invitaron”. El caso es que los reyes de España, los 4, que
tenemos casi los mismos reyes que en una partida de mús, dicen que no van la
boda. Que no les pilla bien. Que andan un poco justos de dinero y que les parte
el presupuesto. Ha habido un sorteo y como a mí me pilla cerca de
Londres, que vaya yo (Tengo una suerte…). Y a ver como le digo yo: “Leti,
Reina, ve tú”. Pues no puedo hacerlo, eso está feo. Me debo a mi país y a mis
reyes.
Con
quién
Me ha tocado a mí solo… Ana no se ha puesto
triste ni nada. Me han dicho que me pondrán un acompañante de oficio. Como en
las películas cuando te detienen y están a punto de interrogarte, y te dicen
que te ponen un abogado… el que tienen ahí colgado.
¿Cuándo?
La boda será en mayo, el sábado 26. Que coincide
con la final de la “Championslí” (lo que venía siendo la Copa de Europa). No
había fines de semana para casarse. La
otra opción era que fuera Rajoy en representación de España, pero ya sabéis que
“en habiendo” fútbol, ni bodas, ni gobierno, ni nada. Y luego decís, que no se
entera.
¿Dónde?
En Windsor, donde se hace los nudos de las
corbatas (chiste para señores mayores), más concretamente en la capilla de San
Jorge del castillo de Windsor. Ya iré mirando si hay alguna estación de metro,
o parada de autobús que no me pille muy retirado. O igual me llevan en coche de
caballos, como a Cenicienta. Aunque no me veo yo con un vestido así…
¿Qué
me pongo?, ¿Qué me pongo?
Lo del traje de Cenicienta lo descarto, que el
escote “te lo juro por Snoopy” no me queda bien (¿O se llama “palabra de
honor”?”. Creo que tendré que ir con un smoking y con la banda esa colgada que
parezco Miss Teruel o una botella de Paternina. Y todo lleno de medallas…
¿Valdrá el pin del Atleti? ¿O la estrella de sheriff que tenía de pequeño?
Marqués
de Carabanchel o Duque de Alcobendas
Todavía estoy decidiendo el título que me pongo.
Como esos señores que se ponen en LinkedIn CEO and Founder (y trabajan solos en
casa), en las bodas reales tienes que ser Conde, Duque, Condeduque, o
archiduque, o Barón. Estoy por ponerme “Barón Dandy” (de perfume también, que
eso va a estar lleno de gente muy mayor). Ya hablaré con los chicos de
protocolo para que me cuenten.
La
misa
Allí son de hacer las cosas en inglés. Es lo que
tienen. Suelen hacer las cosas complicadas, conducen al revés, miden las cosas
en yardas por minuto o millas por pulgada. Tendré que aprender a santiguarme
con la izquierda y el Ave María (¿María the Bird? )
Curso
avanzado de protocolo
Se creerán que no sé comportarme o algo y me van
a dar un curso para saber saludar a la gente. Como si yo no fuera saludable. Ya me imagino que no te vas a poner a dar dos besos a la reina de
Inglaterra o un abrazo al Arzobispo de Canterbury (siempre me gustó la palabra
Arzobispo…. Canterbury me cuesta un poco más de pronunciar, me suena a
chocolate). Igual me enseñan a pelar gambas, o utilizar los 250 cubiertos que
ponen en la mesa, o no ponerme la corbata en la cabeza cuando llegue la barra
libre.
¿Qué
se le compra a un Príncipe?
Si estos ya lo tienen todo. No vas a ir con tu
sobre con 100 euros (que allí en Inglaterra no les gusta lo que tenga que ver
con Europa), ni un juego de café (son más de té), o una joya (como una olla).
Ellos son más de que les regales terrenos como Gibraltar o las Malvinas. Igual
les llevo algo español, una paella, o un jamón… Ya pensaré algo. Cualquier
detallito les hará ilusión.
Los
discursitos
Yo creo que me libro de hablar en la boda. No
tendré que levantarme y dar con la puta cucharita en la copa de champán. Pero
no hay quién nos salve de los señores (¿Por qué siempre señores?) que cuentan lo
unidos que están, que están hechos el uno para el otro, que si “you are the one”,
que ti “tú eres el two”… El novio dirá que cuando conoció a la novia, supo que
era ella (antes de conocerla no sabía quién era, o sea que tiene sentido). Eso
que nos ahorramos en España. Con el que se besen o que la cubra... (depende del
pueblo en el que se celebre la boda)
Paquito
el Chocolatero
Eso va a estar lleno de ingleses, va a haber más
borrachos por metro cuadrado que en Ibiza… Y ya sabéis cómo son estos señores
cuando van más relleno que un Lacasito. Lo mismo les da por hacer balconing o
bailar el Paquito el chocolatero… Me imagino a la reina con unos cuantos
“gintonis” (20 o 30), liderando la conga y cantando el follow the leader
Las
redes sociales
Esta gente es muy rara y seguro que no nos dejan
hacernos selfies con la reina, o con la Camilla (la mesa no, la mujer de
Carlos, el Príncipe más viejo de todos los reinos). Ni nos dejarán poner fotos
para Instagram como en las bodas cuquis de ahora, que te dan unas gafas,
pelucas, y toda clase de artilugios (qué me gusta esta palabra) para que hagas
el gañán vestido de etiqueta.
Ya os iré contando como es la boda… Seguro que
las televisiones también lo cuentan, pero no será lo mismo. Ellos hablarán de
cosas serias, como siempre
A veces, cuando me pongo a pensar sobre qué escribir en el blog, se me ocurren muchas cosas. Luego me doy cuenta de que alguien ya ha escrito sobre ello, y el cabrón o cabrona lo ha hecho mejor. Otras veces tengo una idea y cuando llevo un buen rato escribiendo, me digo “pero si de esto ya he hecho un post”. Y otras veces, directamente no pienso. Esta vez voy a escribir sobre cosas que ya se han escrito. Pero vamos a hacerlo de otra manera. Y os explico por qué. Pues “resultadeque” estaba leyendo una crítica de una película y no terminé de entender si me estaban recomendando verla, si era muy mala, o me comprara un Opel Corsa. No comprendí nada. Yo creo que los críticos de cine, como escriben a oscuras en la sala de cine, pues luego no entienden lo que han puesto y tienen que inventar, y de ahí lo de “la levedad inescrutable del personaje tiene connotaciones que nos recuerdan el sufrimiento crónico de la sociedad en un ambiente que recela de todo…” Y ahí estás tú l
Esta semana no me voy a meter con las cosas religiosas, a pesar del título (y de que a veces te ponen las cosas a huevo). Aunque los que pintan algo en la iglesia (no me refiero a la señora que hizo el garabato en Borja), se metan en las cosas de los demás, no lo voy a hacer yo. No hagas a los demás que te hagan como yo quiero al prójimo… (Creo que es algo parecido, pero es que ese día me cambié a Ética y me perdí la clase de “Reli”). Esta semana os quería hablar sobre los nombres. Pero no el nombre del padre o del hijo (de verdad que hay nombres de hijos que son para matar al padre y para que le dé un ataque al Espíritu Santo. No tenéis más que pensar en algún Kevin Costner de Jesús, “Yosuas” y Samantas). Hablaremos de los nombres comunes. Hay padres hijos de… Porque vamos a ver ¿Quién pone el nombre de las cosas? A los animales, a las flores, a las ciudades… ¿Dónde está el responsable? ¿Con quién hay que hablar para que se ponga orden? ¿Y qué es este sindiós de
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
Estoy loco esperando ya tu crónica social sobre este evento. Seguro que lo petas. Cómo mínimo como éste. Genial!!!!
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