Así fue o podría haber sido

Imagen
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Consejos para ser la estrella de las Navidades

En estas fechas tan señaladas (no sé si sabéis que está muy feo señalar) las redes arden (tópico al canto) con cienes y cienes de consejos para disfrutar en Navidad.


Vas a poder ver cosas tales como “Decora tu mesa de Navidad con mil chorradas sin dejar espacio para poner los platos”, “Las cinco mejores recetas para ser original y que nadie más te copie la cena de Navidad más que los cien mil que han leído el artículo”, “Ir guapa y pelarte de frío a cinco grados bajo cero con tu vestidito de fiesta”.


Yo también voy a darte unos consejos (tu verás lo que haces con ellos) para ser la estrella de las Navidades. No la que se pone encima del árbol, no. De verdad, para que no pases desapercibido estas navidades. 

Yo te dejo los consejos, luego tú verás lo que haces con ellos. Eso sí, a reclamar al maestro armero, que por lo visto era un señor que no hacía caso a las reclamaciones, como los del resto de empresas, pero en versión maestro, y armero, que lo hacía más peligroso.


Menudo menú

Si tienes la suerte de preparar la comida de Navidad, la cena de Nochevieja, el desayuno de Reyes, la merienda de Papa Noel (que todo se andará), o el tentempié de la noche de resaca de cualquier día, sorprende a la familia. No hagas nada de comer. Ellos te lo agradecerán, que esos días se come mucho y por un día que descansen tampoco pasa nada. Tu bolsillo y tu tarjeta de crédito también. Puede que se lleven una pequeña decepción. Sobre todo, la familia que había cogido un avión para celebrar la nochebuena pero seguro que lo entienden. Lo importante es estar todos juntos, y además, siempre se podrá pedir una pizza o algo ¿no?


Escoger el vestuario adecuado

En estos días es importante que elijas bien lo que te vas a poner. Al fin y a la postre (siempre quise utilizar esto en alguna parte) vas a estar con tus seres queridos y en un ambiente distendido. Ve a casa de tu cuñado en pijama para Nochevieja, o preséntate en chándal en casa de la novia. Si al final, con tanta comida todos nos aflojamos un poco el cinturón. Tú ya vas preparado. Que al principio todo el mundo va muy arreglao y a la que te aprietas dos lingotazos de vino, un par de “yintonis” y dos “gopitas” de champán, y además, que si ya saben como me pongo…


Ten preparados temas de conversación

Estos días son fechas de concordia, paz, buenos deseos, felicidad… Pues a tomar por saco. ¿Por qué no hablar de las bondades de la independencia de Cataluña a ese tío que tiene la casa forrada con banderas de España? ¿O cuéntale a tu primo, el de Podemos, lo bien que gestiona Rajoy? ¿O cuéntale a tu cuñado el madridista que Messi es mejor que CR 7, y R2D2 juntos? No hace falta que saques todas las conversaciones a la vez. Puedes ir sazonándolas cuando veas que las cosas se han calmado.


Invita a tus amigos

¿Qué sería una navidad sin amigos? No todo va a ser familia. Ya sabemos que los amigos son la familia que se escoge. Pues tú escoge 10 amigos para invitarlos a la cena de nochebuena. Siempre y cuando no te toque organizarla a ti. Invítalos a casa de tus suegros. Es tiempo de compartir y a ellos seguro que no les importa. No te olvides de avisar con tiempo…. La misma noche es suficiente. Total donde cenan 5, cenan 15.


Siempre con espíritu navideño

Pero de verdad, con árbol de navidad como el que ponen en las plazas de las grandes urbes. Que tú dirás que igual en una casa no cabe. Pues se hace obra y se tira la casa por la ventana (literal). Y decorar el portal, con buey y mula, y las lavanderas… y os iréis turnando para hacer de José y María… Y si hay algún vecino que no colabore, es que no tiene espíritu ni nada. ¡Estamos en Navidad!


Regala cosas originales

Ya está bien de perfumes, corbatas, la Play o la “noentiendo”. Las cosas se hacen bien o no se hacen. Hacemos un “Cluny”. La pasta que ganará este señor tomando café. ¿Vas a ser tu menos que él? Si no puede ser un millón, que sean dos.


Pero el dinero es lo de menos, porque lo importante de verdad es que estemos todos juntos. ¿Verdad?


Nunca te dije que fueran buenas ideas, pero desapercibido no vas a pasar, y seguro que hablan de ti durante las navidades pasadas, presentes y futuras, como en el cuento de Dickens de Navidad, que para ser un señor tan listo, tampoco se mataba poniendo títulos, ¿Pues no va y le pone Cuento de Navidad?


Bueno, vamos a dejarnos de cuentos y disfrutar más de las Navidades. Así que te dejo en paz durante unas semanitas, que yo quiero pasar desapercibido y estar con la familia y tener la paz en fiestas… ¿O era la fiesta en paz?


¡Feliz Navidad, feliz navidad, próspero año y felicidad!



Comentarios

  1. Naturalmente. Lo principal es estar en buena compañía, no solamente en éstas fechas, sino cada día del año, amenizados con una divertida lectura como ésta.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

¡Gracias por leer el blog y dejarme un comentario!

Entradas populares de este blog

10 ejemplos de críticas de cine si no las escribiera un crítico de cine.

En el nombre del Padre…

Así fue o podría haber sido