Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

¿Con quién NO me iría a cenar?

El otro día (expresión que puede servir desde ayer, al 15 de diciembre de 1780, por poner un día al “azahar”) me pedía Ana (a la que mando un saludo porque me estará leyendo… porque siempre lee el blog ¿verdad? ¿¿VERDAD??) que le ayudara a rellenar un cuestionario. De esos cuestionarios que hacen en las empresas serias para ayudar al resto de gente que trabaja contigo a conocerte mejor. Como si no les conocieran ya con tantos años que llevan juntos.


Una de las preguntas, era nombrar a 6 personas con las que te irías a cenar. Ni más ni menos, seis. Como si fueran toros. Y eso me hizo pensar (en los toros no, en general). Sin que sirva de precedente. Y aquí van mis pensamientos (y ahora es cuando tendría que poner una foto de un tiesto con flores), pero no voy a ser tan previsible.


Me iría a cenar con…


Me iría con mucha gente, y para terminar antes os diría con quién no me iría. Y como suelo ser muy razonable, te doy las razones por las que no cenaría con…

Ningún político

Básicamente porque me llevarían a un sitio caro y al final me tocaría pagar a mí, como siempre. Y la cena de los escoltas, de los asesores, del responsable de comunicación y me iba a salir la broma por un pico. Además que tampoco son tan interesantes. Con Rajoy tendría que hablar de fútbol, porque ninguno de los dos sabemos de política. Con Rivera tardaríamos horas en decidir qué comemos, este hombre no se decide. Pedro Sánchez bastante tiene con defenderse de Susana Díaz y estaría metido debajo de la mesa todo el tiempo. Y Pablo Iglesias no me dejaría hablar y seguro que final termino con algún pelo en el plato.


La Reina de Inglaterra

Me lo he pensado mucho y aunque podría contarme mil historias, prefiero dejarlo para más adelante. Total, esta mujer va a vivir otros 300 años más. Pero es que no sabría cómo comportarme con ella. Seguro que se me escapa al final “¿Qué tal has cenao reina?”. Y no sabría usar los doscientos mil cubiertos que pondrían en la mesa y que además la comida inglesa tampoco es para tirar cohetes.


El Papa

El bueno, Ratzinger Z no, el otro. El argentino. Tampoco. Al final con ninguno, que no me va eso de ponerme la mantilla, que es incómoda para ir a cenar. ¿O no haría falta ponérsela? Tampoco vas a ir a cenar con el papa en chándal, pero es que eso de ir de punta en blanco (¿O de blanco tampoco hace falta ir?). Mejor lo dejo, que ir en papamóvil debe ser un poco chungo. Si tuviera el coche de Batman, igual me lo pensaba, pero eso de tener que ir de pie en el coche…Y además, el papa ya va cenao.


Bill Gates

Este hombre tiene que ser interesante. No creo que fuera problema por el tema del dinero, aunque con estos millonarios nunca se sabe. Yo creo que son tan ricos porque no se gastan nada, ni derrochan. Por si acaso, también lo voy a dejar pasar, que no creo que se enfade. Seguro que está preparando la nueva versión de Windows, o rellenar alguna hoja de Excel, currarse una “powerpoin” o mejorar su estilo de dab.


Einstein

Ya, ya sé que el hombre no está para salir a cenar, pero si por un suponer, pudiera o pudiese escaparse, tampoco lo veo yo como un tipo interesante para pasar la noche. Me contaría lo de que todo es relativo, y la gravedad o con sus cosas de física y química, y a ver de qué hablo yo, que siempre he sido de letras, y de números nada, ni los de teléfono. Y además, tendría que peinarse para salir a cenar, y lo mismo ni quiere ni nada, que es muy rebelde.


Colón

Aunque nada más que fuera para preguntarle por el huevo y de dónde era realmente, merecería la pena salir a tomar algo con él. Pero que no me fío de este hombre, que luego te lías… Que si vamos a dar una vuelta y vete a saber dónde acabas. Y las compañías de este señor, que siempre iba con los hermanos Pinzones, que eran unos…liantes.


“Furgolistas”

Tampoco me iría con ellos a cenar por ahí. Que esos no cenan más que verdurita y entre plato y plato se lían a hacer “abominables” (esos ejercicios con los que te salen bultos en la tripa). Además, vayas donde vayas, la gente se tiene que hacer selfies con ellos y se te enfría la cena. Y algunos futbolistas son unos “malqueda”, que parece que se quedan, y luego se van J.


Aristóteles

Aparte de no quedar, porque no le entendería, que a lo mejor ya está muy mayor para salir, que él habla griego antiguo, y yo en griego, no sé decir ni yogur (broma patrocinada por Danone) me da que se pasaría la noche filosofando y que tampoco te dejan pasar a ningún sitio con túnica (ni a casa de Rappel siquiera). Por muy lógico que se pusiera el señor (broma para los que tienen estudios), no lo veo. Por cierto, ¿Cómo se apellidaba este hombre?


Ghandi

Sólo por ver la cara de la gente del restaurante al ver entrar a un señor mayor con un pañal, ya merecería la pena. Pero es que este hombre no tiene pinta de ser de los que salen a cenar por ahí, que es más de quedarse en la India protestando y luchando por los derechos humanos. Además que no era de mucho comer tampoco y con lo bien que se me da a mí, me sentiría un poco mal. A la playa si me iría, mira por dónde.


Cervantes

Mira que escribía bien este hombre, pero hablar lo que se dice hablar, no era su fuerte. Que decía cosas muy raras como vuesa merced, hideputa, desfacer entuertos (¿Qué coño es un entuerto?)… Seguro que no se le entiende. Y además salir de marcha con un señor disfrazado de tuno, me da un poco de mal rollo, que en cualquier momento le da por sacar la pandereta, dar brincos y cantar los clavelitos de su corazón, colorados igual que un piñón. No, no voy a poner ningún vídeo de señores mayores haciendo el canelo.


Tampoco creo que les importe demasiado si no voy con ellos. Pero con vosotros sí me iría, que no vais disfrazados de tunos, ni lleváis túnicas, ni os ponéis a hacer abdominales y da gusto estar con vosotros. Por cierto, para los que no sepáis quién es Ana. Con ella sí que me iría a cenar. Pero después de leer un ratito.


Comentarios

  1. Pues muchas gracias por darnos ideas para no cenar con personas aburridas y complicadas, pero mira que como sigamos tu ejemplo y todos nos vayamos a cenar con Ana... habrá que oir lo que ella opina.

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  2. Déjalos, María, que con su pan se lo coman...
    Me alegro de tu vuelta, Javier.
    Besotes,
    ibb

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  3. Creo que la moraleja es no eres muy de cenas...😂😂👍excepto con Ana!!

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