Blog de Javier Merchán. Ríete tú de las fake news de Donald Trump. Me invento todos los contenidos, pero no espero que nadie se los crea.
Escribo sobre cosas importantes sin tomármelas en serio.
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
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¿Con quién NO me iría a cenar?
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El otro día (expresión que puede servir desde ayer, al 15 de diciembre de
1780, por poner un día al “azahar”) me pedía Ana (a la que mando un saludo
porque me estará leyendo… porque siempre lee el blog ¿verdad? ¿¿VERDAD??) que
le ayudara a rellenar un cuestionario. De esos cuestionarios que hacen en las
empresas serias para ayudar al resto de gente que trabaja contigo a conocerte
mejor. Como si no les conocieran ya con tantos años que llevan juntos.
Una de las
preguntas, era nombrar a 6 personas con las que te irías a cenar. Ni más ni
menos, seis. Como si fueran toros. Y eso me hizo pensar (en los toros no, en
general). Sin que sirva de precedente. Y aquí van mis pensamientos (y ahora es
cuando tendría que poner una foto de un tiesto con flores), pero no voy a ser
tan previsible.
Me iría a cenar
con…
Me iría con mucha gente, y para terminar antes os diría con quién no me
iría. Y como suelo ser muy razonable, te doy las razones por las que no cenaría
con…
Ningún político
Básicamente porque me llevarían a un sitio caro y al final me tocaría pagar
a mí, como siempre. Y la cena de los escoltas, de los asesores, del responsable
de comunicación y me iba a salir la broma por un pico. Además que tampoco son
tan interesantes. Con Rajoy tendría que hablar de fútbol, porque ninguno de los
dos sabemos de política. Con Rivera tardaríamos horas en decidir qué comemos,
este hombre no se decide. Pedro Sánchez bastante tiene con defenderse de Susana
Díaz y estaría metido debajo de la mesa todo el tiempo. Y Pablo Iglesias no me
dejaría hablar y seguro que final termino con algún pelo en el plato.
La Reina de Inglaterra
Me lo he pensado mucho y aunque podría contarme mil historias, prefiero
dejarlo para más adelante. Total, esta mujer va a vivir otros 300 años más.
Pero es que no sabría cómo comportarme con ella. Seguro que se me escapa al
final “¿Qué tal has cenao reina?”. Y no sabría usar los doscientos mil
cubiertos que pondrían en la mesa y que además la comida inglesa tampoco es
para tirar cohetes.
El Papa
El bueno, Ratzinger Z no, el otro. El argentino. Tampoco. Al final con
ninguno, que no me va eso de ponerme la mantilla, que es incómoda para ir a
cenar. ¿O no haría falta ponérsela? Tampoco vas a ir a cenar con el papa en
chándal, pero es que eso de ir de punta en blanco (¿O de blanco tampoco hace
falta ir?). Mejor lo dejo, que ir en papamóvil debe ser un poco chungo. Si
tuviera el coche de Batman, igual me lo pensaba, pero eso de tener que ir de
pie en el coche…Y además, el papa ya va cenao.
Bill
Gates
Este hombre tiene que ser interesante. No creo que fuera problema por el
tema del dinero, aunque con estos millonarios nunca se sabe. Yo creo que son
tan ricos porque no se gastan nada, ni derrochan. Por si acaso, también lo voy
a dejar pasar, que no creo que se enfade. Seguro que está preparando la nueva
versión de Windows, o rellenar alguna hoja de Excel, currarse una “powerpoin” o
mejorar su estilo de dab.
Einstein
Ya, ya sé que el hombre no está para salir a cenar, pero si por un suponer,
pudiera o pudiese escaparse, tampoco lo veo yo como un tipo interesante para pasar
la noche. Me contaría lo de que todo es relativo, y la gravedad o con sus cosas
de física y química, y a ver de qué hablo yo, que siempre he sido de letras, y
de números nada, ni los de teléfono. Y además, tendría que peinarse para salir
a cenar, y lo mismo ni quiere ni nada, que es muy rebelde.
Colón
Aunque nada más que fuera para preguntarle por el huevo y de dónde era
realmente, merecería la pena salir a tomar algo con él. Pero que no me fío de
este hombre, que luego te lías… Que si vamos a dar una vuelta y vete a saber
dónde acabas. Y las compañías de este señor, que siempre iba con los hermanos
Pinzones, que eran unos…liantes.
“Furgolistas”
Tampoco me iría con ellos a cenar por ahí. Que esos no cenan más que
verdurita y entre plato y plato se lían a hacer “abominables” (esos ejercicios
con los que te salen bultos en la tripa). Además, vayas donde vayas, la gente
se tiene que hacer selfies con ellos y se te enfría la cena. Y algunos
futbolistas son unos “malqueda”, que parece que se quedan, y luego se van J.
Aristóteles
Aparte de no quedar, porque no le entendería, que a lo mejor ya está muy
mayor para salir, que él habla griego antiguo, y yo en griego, no sé decir ni
yogur (broma patrocinada por Danone) me da que se pasaría la noche filosofando
y que tampoco te dejan pasar a ningún sitio con túnica (ni a casa de Rappel
siquiera). Por muy lógico que se pusiera el señor (broma para los que tienen
estudios), no lo veo. Por cierto, ¿Cómo se apellidaba este hombre?
Ghandi
Sólo por ver la cara de la gente del restaurante al ver entrar a un señor
mayor con un pañal, ya merecería la pena. Pero es que este hombre no tiene
pinta de ser de los que salen a cenar por ahí, que es más de quedarse en la
India protestando y luchando por los derechos humanos. Además que no era de
mucho comer tampoco y con lo bien que se me da a mí, me sentiría un poco mal. A
la playa si me iría, mira por dónde.
Cervantes
Mira que escribía bien este hombre, pero hablar lo que se dice hablar, no
era su fuerte. Que decía cosas muy raras como vuesa merced, hideputa, desfacer
entuertos (¿Qué coño es un entuerto?)… Seguro que no se le entiende. Y además
salir de marcha con un señor disfrazado de tuno, me da un poco de mal rollo,
que en cualquier momento le da por sacar la pandereta, dar brincos y cantar los
clavelitos de su corazón, colorados igual que un piñón. No, no voy a poner
ningún vídeo de señores mayores haciendo el canelo.
Tampoco creo que les importe demasiado si no voy con ellos. Pero con vosotros sí me iría, que no vais disfrazados de tunos, ni lleváis túnicas, ni
os ponéis a hacer abdominales y da gusto estar con vosotros. Por cierto, para
los que no sepáis quién es Ana. Con ella sí que me iría a cenar. Pero después
de leer un ratito.
Pues muchas gracias por darnos ideas para no cenar con personas aburridas y complicadas, pero mira que como sigamos tu ejemplo y todos nos vayamos a cenar con Ana... habrá que oir lo que ella opina.
A veces, cuando me pongo a pensar sobre qué escribir en el blog, se me ocurren muchas cosas. Luego me doy cuenta de que alguien ya ha escrito sobre ello, y el cabrón o cabrona lo ha hecho mejor. Otras veces tengo una idea y cuando llevo un buen rato escribiendo, me digo “pero si de esto ya he hecho un post”. Y otras veces, directamente no pienso. Esta vez voy a escribir sobre cosas que ya se han escrito. Pero vamos a hacerlo de otra manera. Y os explico por qué. Pues “resultadeque” estaba leyendo una crítica de una película y no terminé de entender si me estaban recomendando verla, si era muy mala, o me comprara un Opel Corsa. No comprendí nada. Yo creo que los críticos de cine, como escriben a oscuras en la sala de cine, pues luego no entienden lo que han puesto y tienen que inventar, y de ahí lo de “la levedad inescrutable del personaje tiene connotaciones que nos recuerdan el sufrimiento crónico de la sociedad en un ambiente que recela de todo…” Y ahí estás tú l
Esta semana no me voy a meter con las cosas religiosas, a pesar del título (y de que a veces te ponen las cosas a huevo). Aunque los que pintan algo en la iglesia (no me refiero a la señora que hizo el garabato en Borja), se metan en las cosas de los demás, no lo voy a hacer yo. No hagas a los demás que te hagan como yo quiero al prójimo… (Creo que es algo parecido, pero es que ese día me cambié a Ética y me perdí la clase de “Reli”). Esta semana os quería hablar sobre los nombres. Pero no el nombre del padre o del hijo (de verdad que hay nombres de hijos que son para matar al padre y para que le dé un ataque al Espíritu Santo. No tenéis más que pensar en algún Kevin Costner de Jesús, “Yosuas” y Samantas). Hablaremos de los nombres comunes. Hay padres hijos de… Porque vamos a ver ¿Quién pone el nombre de las cosas? A los animales, a las flores, a las ciudades… ¿Dónde está el responsable? ¿Con quién hay que hablar para que se ponga orden? ¿Y qué es este sindiós de
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
Pues muchas gracias por darnos ideas para no cenar con personas aburridas y complicadas, pero mira que como sigamos tu ejemplo y todos nos vayamos a cenar con Ana... habrá que oir lo que ella opina.
ResponderEliminarDéjalos, María, que con su pan se lo coman...
ResponderEliminarMe alegro de tu vuelta, Javier.
Besotes,
ibb
Besos para ti Isabel.
EliminarCreo que la moraleja es no eres muy de cenas...😂😂👍excepto con Ana!!
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