Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Los Museos, cosas y casos que pasan ahí dentro


Toda ciudad que se precie tiene al menos un museo. Hay ciudades que se precian más y tienen muchos. Y hay ciudades que son despreciables, pero esa es otra historia.

Hoy os voy a hablar de los museos. De las cosas, casos, gente, y todo lo que te puedes encontrar dentro. Bueno, todo, todo, no, que hay muchos museos, y de casi todo y tampoco es plan de abrumaros. 


Y empezamos por el nombre. Cada museo se llama de una manera, pero en general, la palabra viene del latín MUS (lugar) y EO (en que se exponen cosas para que la gente las vea).

Tipos de museos

Hay de todo tipo, cienes y cienes, o miles de cienes. Modernos, en los que no saben si lo que hay es una obra de arte o alguien se ha dejado olvidado las cosas. Lo importante es leer los cartelitos para saber qué está expuesto, y qué no. Que hay gente que se queda mirando a los extintores  o las papeleras del museo creyendo que es una alegoría a la libertad y al progreso.


Luego hay otros museos en los que las cosas están sin terminar. Vasijas que se han caído y que no las han pegado. Estatuas a las que les faltan brazos, o cuadros en los que se les han caído cubos de pintura encima y los has colgado sin darse cuenta.



Hay otro tipo de museos que podríamos meter en la categoría de Lo tenemos todo, oiga. Son aquellos en los que tienen todo mezclado. Un cuadro por aquí, una estatua, las botas de fútbol del delantero del pueblo, una carta del alcalde a su primera novia (a la suya, no a la del delantero)… Todo, en el mismo sitio, sin ningún conocimiento.


¿Cuánto cuestan?

Pues hay museos carísimos y otros gratis. Estamos hablando de entrar. No creo yo que estéis pensando en compraros el museo entero, con todas sus cosas… Por ejemplo el Museo Británico que es gratis pero que te saldría por un pico si lo fueras a comprar… Aunque aquí hay cosas que no costaron demasiado. Se las iban llevando poco a poco de los diferentes países. Como hace la gente con las toallas del hotel, pero los ingleses lo hacían con las iglesias, o las momias, o las estatuas… aunque les faltaran brazos o tuvieran que desmontar un templo entero.



Precios

Ya puede haber ofertas para grupos, para niños, mayores de 65 años. Que me imagino a los de Mocedades yendo a un museo con sus nietos y al final les tienen que dar dinero y todo. Cumplen todos los requisitos para que les salga la entrada muy económica. Pero tú, tienes que pagar casi siempre. No eres menor, ni mayor, ni militar sin graduación (qué viejuno suena esto), ni has nacido en el pueblo del museo, que esa es otra. En Madrid, da igual que seas hijo, nieto de madrileños, que te toca pagar. En otros lugares, si eres autóctono, pasas gratis. En otros, sin embargo, pagas como si te fueras a llevar todo lo que tienen expositado… ¿o se dice exponido?



Ya estoy dentro, y ahora qué

Da igual que sigas las indicaciones, que hayas leído con anterioridad sobre el museo y lo que hay que ver, que siempre verás el mismo cuadro cincuenta veces. Y te perderás el que has ido a ver. ¿Fuiste al Museo de Arte para los Modernos y no viste la famosa escultura de los Hipsters sin Barba? Seguro que no eres el único. Yo soy de los que va al Prado a ver a Velázquez, y seguro que ese día, libra… O quiero ver El Guernica y se lo han llevado a otro museo o lo han robado, o algún gracioso lo ha coloreado, que al señor Picasso se le olvidó.


Si IKEA hiciera Museos

No estoy proponiendo que cada uno monte sus propias obras… aunque estén sin terminar. A lo que voy es que deberían organizarlo igual. Con su recorrido ya hecho, sus flechas, saber por dónde vas pasando… Pintura del XVII, escultura etrusca, mosaicos romanos. Todo bien explicadito y siguiendo un orden. Y al final, la tienda, aunque no haya “almondigas” ni platos de salmón. Eso sí, el que se salga del recorrido que se atenga a las consecuencias, que le puede pasar como a un señor que entró al Museo Británico buscando la sala de Egipto y apareció en una iglesia de Palencia (en la misma Palencia, en misa de 12, la que ponían en la 2, con altos índices de audiencia).


¿Gótico, románico, barroco, pop o heavy metal con fusión de flamenco?

Da igual que vayas a una pinacoteca (que no sabes si vas a ver pinos o te tienes que poner a bailar) o a una tienda de discos, que al final casi todos los movimientos artísticos se llaman casi igual. Lo que está claro es que la pintura de antes era diferente. No había tanto gotelé como hora. Eso sí, la gente eran todos muy iguales, en el siglo XVI y XVII todo el mundo se parecía a Putin. En el Renacimiento todos estaban como dopados, mucho culturista había en la época. Daba igual que fueras Papa, Cristo, David, Goliat, Moisés, cuadrados. No me quiero imaginar cómo pintaría Miguel Ángel a Swcharze… Szharce… a Cristiano Ronaldo.



La gente de los museos

No hay un arquetipo de asistente al museo. Hay de todo, como en botica, pero en los museos… Seguro que hay un museo de la botica, o boticas en los museos. Ya me estoy liando.

Los guías

Son esos señores y señoras que se ponen delante de un cuadro, pero no para no dejarte ver, que también hay de esos, sino para contártelo todo. Te explican quién lo pintó, cómo, cuándo, por qué, quién lo pagó, si el marco venía incluido ya… Todo. Y la gente les atiende con mucha atención (¡Chúpate esa Cervantes! ¡Vaya frase que me he “cascao”! Atender con atención. A veces, llevan un paraguas, por si llueve dentro, que nunca se sabe.


Adolescentes y tiernos infantes

Si no hay grupos de jovenzuelos correteando, es que ni es museo ni nada. Gritando, todos, y a la vez. Que tú quieres escuchar al guía y sólo oyes las bromas de los chavales y las risitas cuando ven a una señora sin ropa en un cuadro, o una escultura que ha pasado por las manos de Ramón Ramírez.


Los enamoraos

Siempre hay unos enamorados dentro del museo. Visitándolo. Seguramente también haya alguna pintura de dos enamorados, o una escultura, pero se diferencian de ellos, porque estos van andando. De la mano, siempre. Y se miran mucho, más que a las obras de arte. Qué bonito es el amor… más que el museo.



El que lee hasta el letrero de los lavabos

¿No habéis ido nunca con alguien así a un museo? Se lo lee todo. Y te lo cuenta. Que tú también lo has leído, pero da igual. Mira, mira, esta estatua es románica, y apostólica y su autor es Giovanni Piero que Te Pongas la Mantilla Blanca, Piero que te pongas la mantilla azul… y así hasta el infinito y más allá.


El que está hasta los huevos

Siempre suele ser un señor, de ahí lo de los huevos. Ya no quiere ver más obras, se ha cansado. Quiere salir del museo, y dejarse de flamencos, románicos, románticos, góticos. También hay señoras y señores que se sientan dónde pueden, y les da igual que sea una silla, un banco, o una estatua del siglo palito, palito, palito (III) AC o DC (o cualquier otro grupo de heavy metal)



Vamos saliendo, por la tienda de “susvenís”

Si al final va a ser como Ikea. Al final ya has visto todo, y ahora te toca pagar. Pues aquí pagas al principio y al final. En la tienda hay imanes de cocina de las obras más famosas, corbatas, puzles, pañuelos, réplicas, contrarréplicas, láminas, extintores con el nombre del museo… ¿O eso no está en venta?



Bueno, pues ya hemos visto el museo, la gente que hay dentro. Hemos leído todos los cartelitos y sabemos quién ha pintado la Gioconda de Leonardo (que la pintó Picasso). También hemos comprado el imán de la nevera con la imagen del Guernica de Da Vinci, sin colorear ni nada y hemos dudado si aquél vigilante que se había quedado frito, era parte de la exposición, o estaba falto de sueño.



Nos vemos en el museo… Me reconocerás porque soy el que está leyendo los cartelitos junto a las obras de arte.




Comentarios

  1. Querido Javier, yo me he reconocido en el grupo de las señoras que se sientan en cuanto ven una superficie adecuada aunque declaro no haber posado mis reales en ninguna estatua. ¡Ya te quisiera ver yo a ti paseándote por el museo ese ruso en el que lo primero que te dicen es que, por muy joven que seas, no te quedan días de vida suficientes para verlo completo! ¡Matarías por una silla!
    Besotes,
    ibb

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