Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

¿Miedo yo? Pues un poco sí, pero poco

Hace unos meses os contaba en el blog cosas que dan más miedo que Jalogüín, como una carta del  Ministerio de Hacienda o las actualizaciones del ordenador. Pero en realidad hay cosas que dan más miedo. Y a más gente. Y es que todos somos un poco cobardes gallinas capitán de las sardinas.


Y así amiguitos es como algunos todavía siguen insultando a los que tienen miedo. Las gallinas tenemos claro que no son muy valientes, pero ¿Qué tenéis en contra de las sardinas? Y menos de sus capitanes. Ella por lo menos no tienen claustrofobia y se meten en una lata (quiero pensar que no por iniciativa propia) y saben nadar en el mar, y donde cubre. Mucho. Muchos valientes ni siquiera se meten en la piscina. 


No pasa nada por tener miedo. La moda esta de superar los miedos y salir de tu zona de confort, que no, no es la salita, que parece que están hablando decoradores de casa. Pues no lo puedes evitar y tienes miedito.


Os voy a hablar de las cosas que a mucha gente le aconjo…, acongon..., les acojong… vamos, que se cagan... Yo no… O bueno, un poco sí.   

Arañas

Las arañas. Son feas, muy aparatosas, con tantas patas. Ahí en el techo. Da cosa mirarlas, pero tampoco es para tanto. Si no hacen nada. Bueno sí, dan luz, pero según está la luz igual es para acojonarse un poco. ¡Ah! Que os referís a las arañas, a los bichos vivos. Entonces sí. Mira lo que le pasó a Spiderman, que le picó una y ahora tiene que ir por la calle en mallas como si fuera un runner cualquiera. Llamando la atención y poniendo todo perdido de telas, que eso luego hay que recogerlo. Que no es que las tenga miedo, pero… Y ahora es cuando se suele decir que más que miedo es respeto. Viene a ser lo mismo. Te cagas, pero de forma educada. Y es que todos sufrimos un poco de “arañofobia”.


Oscuridad

Hay gente que tiene más miedo a la luz. Más concretamente al recibo de la luz. Menos mal que ya está lloviendo y va a bajar la factura. Hay señores que me dan miedo también, pero esa es otra historia. El caso es que lo peor de la oscuridad es que no ves. Que si vieras, sería otra cosa. Y yo el miedo es a pegarme en el dedo pequeño del pie, un imán para buscar muebles y patas de sillas y otras cosas solariegas (dícese de cosas del suelo). Pero por lo demás no tengo miedo. El careto facial también sufre mucho en momentos de oscuridad. Las puertas tienen una propiedad gravitatoria. Todo cuerpo que no ve, experimenta una atracción a darse directamente de morros y es proporcionalmente grave dependiendo de la velocidad. La fórmula exacta no me la sé, pero es algo así como H de hostión es igual a la gravedad del golpe partido por la velocidad y el cuadrado de la puerta con la que te des.


A los fantasmas

Esto es todo un clásico. Hay gente que dice que no existen, pero sí. Y algunos han llegado a gobernar países, y otros acaban de empezar. Y no vamos a seguir hablando de Mr. Orange. Esos sí que dan miedo. Los de la sábana no. Estos son buena gente. ¿Qué es lo peor que te pueden hacer? ¿Arroparte? Que pueden llegar a ser molestos, pero luego no hacen nada… Esto también puede aplicar a los fantasmas que no llevan sábana… A veces.


Miedo a volar

Mira lo pequeñajos que son los gorriones y no les da miedo. O a los “colibrises” que son más pequeños todavía. Y nada… Y señores más grandes, que no se atreven. Si ya nos referimos a volar en avión, o a las alturas se puede llegar a entender.  Un cacharro lleno de gente a muchos miles de “pieses” de altura (más pies que los hermanos Gasol juntos) y en medio del cielo, dándole el aire y la lluvia y expuesto a las inclemencias del tiempo. (¿Os habéis preguntado alguna vez cuáles serían las clemencias del tiempo). Y eso también da un poco de respeto.


A los tiburones

Sí sí, que tú crees que en la vida no te vas a cruzar nunca con uno y eso no se sabe. ¿Quién le iba a decir al tío de la imagen anterior que se iba a encontrar con un tiburón en un avión? En realidad ni al peor guionista se le ocurriría, pero mira, han hecho varias películas. Y es que hay que estar preparado para cualquier cosa. Dicen que los tiburones huelen la sangre y el miedo. Mientras no sangres y no tengas miedo cuando te le encuentres, todo va bien. Ahora ya, si tienes un padrastro o él ve que comienzas a acongojarte, estás jodido. Ya puedes correr. Pero normalmente son animales muy nobles y solo quieren jugar.


Perros

Hablando de animales nobles. Pero esto es como todo, que hay bichos que están “grillaos”. Normalmente te cruzas con un perro y te huele un poco y no pasa nada. Como las personas. Bueno, hay personas que no huelen (otras sí) y te las cruzas y no pasa nada, pero hay otras que también están grilladas y es mejor que no te pongas en su camino. El caso es que hay que tener respeto a todos los animales. Y a las personas. ¿Os que no te enseñaron en el cole que había que respetar al prójimo? Pues los perros son también prójimos.


A quedarte encerrado

Lo de la fobia a quedarte encerrado en un claustro, también llamado claustrofobia es comprensible. Y estar atrapado en un ascensor, también. Y depende de con quién, peor aún. Yo siempre he tenido miedo a una vecina. No es que sea una mujer poco agraciada o peligrosa. Es al olor. Seguro que todos conocemos a alguien que no ha visto una ducha más que en la tele y otros, en cambio, se bañan en colonia. De todas las marcas. Es el caso de la vecina. Que el ascensor termina oliendo como la planta baja de El Corte Inglés. Que no sabes dónde meterte.


Las agujas

No entiendo a la gente que le da miedo las  agujas. Pero a las que me van a pinchar. No a todas. Por ejemplo a las del reloj nada. Ni a las que se utilizan para hacer punto. A las del dentista ya me va haciendo cada vez menos gracia. Realmente lo que tengo miedo es a los que no saben pinchar. Y a esta señora, aunque sepa poner “indiciones”.


Sangre

Depende de la cantidad. Si es como en la peli de Carrie que ahí hay sangre como para hacer morcillas como para un anuncio de Villarriba y Villabajo, pues no me hace mucha gracia. Otros se desmayan con una gota (ya hemos dejado de hablar de morcillas). Y otros no tienen sangre, como algún que otro presidente de gobierno. Yo creo que me da más miedo la falta de sangre. Pensadlo bien.


Al cambio

Tampoco pasa nada por tener cambio. Llevar algo suelto siempre está bien. A veces es necesario tener monedas, Por ejemplo en el autobús, o para aparcar.  Si ya estamos hablando de otros cambios, ya acojona un poco más, por ejemplo ver a gente conduciendo en cuarta a 100 kilómetros por hora y mete primera. Pues ese cambio da mucho miedo, porque se puede cargar el coche y a todos los que lleva dentro. Pero el cambio en sí, es bueno. Menos cuando se operan algunos famosos, que no hay quien les conozca.


¿Veis como no pasa nada? No hay que tener miedo. Si lo piensas bien sería muy difícil quedarte encerrado en la oscuridad de un ascensor con un tiburón  un perro con agujas y un fantasma con arañas volando. Siempre hay que pensar en positivo.




Comentarios

  1. Si es que --además, Javier-- no tiene sentido tener miedos. Cualquier meteorito, cualquier día de estos, nos los quita de golpe.
    Besotes,
    ibb

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  2. No soy miedosa. Pero éso sí, si veo una araña, andando, yo corro más que ella, últimamente, si es la que da luz,no me dá miedo, pero me preocupa...

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  3. Gracias por cuantificarme todos los miedos que tengo. Aunque yo tengo más miedo a lo que me deparará la vida de aquí en adelante. De verdad!!!!.

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