Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Parecía fácil pero...

Por 25 pesetas cosas que parecían fáciles pero que luego te pones a hacerlas y nada, que no salen bien.


Seguro que se te ocurren muchas, y es que a veces lo más fácil, termina siendo más complicado que Froilán de todos los Santos termine los estudios. Aunque le ayuden todos los santos.

Puede ser que para hacer algo, lo que sea, tengas las instrucciones, e incluso que las leas, pero no las sigas. O las sigas, pero no las leas… Se tienen que dar muchas variables para que las cosas salgan bien. Tener instrucciones, que estén en un idioma que comprendas, leerlas, y ya lo más complicado, es seguirlas. Y a veces hasta las sigues pero no salen las cosas como tu esperabas.

Como en este caso… girar lo que se dice girar, gira, pero igual no es como debería. 


Vamos con algunas cosas que parecen fáciles, pero a la hora de la verdad….

Decir adiós

Parece una canción de Jose Luis Perales. Que tampoco parecen muy complicadas. Y es que realmente decir adiós es muy fácil, lo complicado es irte realmente. No, no me estoy poniendo filosófico. Me explico. Que estás con amigos, o familia y te tiras media hora entre que te vas a despedir y al final te vas. Desde que dices que te vas, te despides, vuelves a sacar otro tema de conversación, y a ver si nos vemos más despacio, y ya si eso hablamos, y otros dos besos, y adiós, adiós, y cuídate y da recuerdos… y al final no te vas. 


Decir no

Hay hasta libros de esos que ayudan al que lo escriben, por eso se llaman de autoayuda, para aprender a decir que no. Y no es cosa de que no sepamos decirlo en español, que en inglés también se dice igual y la gente tiene dificultad en decirlo. De pequeños no tenemos ningún problema en decir que no. ¿Quieres a papá? No, ¿Y a mamá? No, ¿Quieres a la abuela? A esa menos, que me agarra los mofletes y me da 50 besos en el oído y me va a dejar sordo. Bueno, eso no lo dices, pero te quedan ganas. Yo creo que como lo decíamos tantas veces de pequeño, ahora nos da cosa. 


Educar a los hijos

Aquí hay que hacer una puntualización. Es fácil educar a los hijos, pero de otros. A los tuyos es muy complicado. Tienes que enseñarles a que no digan que no, que se duerman a su hora, que se lo coman todo, que les guste todo tipo de comida, que respeten a la gente, a hacer pis y caca en el orinal….  Y eso durante muchos años (lo del orinal, no es necesario a ciertas edades… a otras edades hay que volver a recordarlo de nuevo). En cambio, educar a los hijos de los demás, consiste en “Si fuera mi hijo, le enseñaba yo a hacer las cosas como es debido”. Y ya está todo arreglado. Es el sistema de educación más cuñado del mundo. En dos patadas lo solucionan todo. Hasta que hay que arreglarlo.



Ser entrenador de cualquier deporte

“Yo cojo al Escalerillas Fútbol Club y lo hago campeón de España y de Europa y de la Copa de la “Uerfana” y del Mundial”.  “Con ese equipo, cualquiera gana”. “Yo a Messi le enseñaba a regatear y a Cristiano a meter goles”. Dicen que por cada español hay un seleccionador de fútbol. Y esto vale para cualquier deporte. “Toda la vida tirando faltas personales en baloncesto y no las meten… a este le hacía entrenar todos los días, y no se iba a casa hasta que las metiera todas”. ¿Os suena no?  Facilísimo.


Irte a la cama

En teoría consiste en apagar la tele, o la radio, la luz, dejar el libro y ya. Es la versión diaria del decir adiós. Pero siempre hay algo más importante que ir a la cama. La nueva edición de Gran Hermano, ya vamos por la quinquacentésima (lo que quiera que signifique), o un capítulo del libro tan interesante, o mirar si alguno de tus amigos de Internet han puesto una nueva actualización de Facebook, o si ponen una vez más el vídeo de Donald Trump despeinándose… Cualquier excusa es buena para no irte a la cama.



Levantarte de la cama 

Esta es la cara B del punto anterior. Ojalá tuviera tanto sueño por las noches como cada vez que me tengo que levantar. La fuerza de la gravedad se explicaría mucho mejor con  gente que se tiene que mover de la cama que con una puta manzana como hizo Newton… la chica de Grease no, otro que también llevaba peluca, pero no bailaba con John Travolta.


Buscar cosas en Internet…

Ahora todo se encuentra en Internet, una casa, un coche, un novio… Entras en cualquier buscador de Internet y te encuentra cosas en Internet. ¡Qué bien puesto está el nombre de buscador! Ya el nombre de cada uno de ellos es algo más difícil, que los ponen para que no se pueda pronunciar, “Llajú”, “Guguel”, “Ving”… Como os iba diciendo. Que buscar es muy fácil, lo difícil es encontrar lo que quieres y aún más complicado es dejar de buscar. ¿Cuándo paras? Que empiezas en Youtube buscando un vídeo de una ardilla comiendo paella y terminas viendo una actuación de Beyoncé con el Fary en el Madison Square Garden de Móstoles…. O a Pavarotti con las Spice Girls.


Montar un mueble, aunque sea de Ikea

Esto ya es algo personal. A mí me dan a elegir entre montar un caballo salvaje y un mueble y me quedo con el mueble salvaje o con un caballo amueblado. Y es que lo de los trabajos manuales no está hecho para todos… y aún menos si tienes problemas en distinguir entre izquierda y la derecha, para dónde se gira un destornillador para apretar o aflojar un tornillo. Por cierto, ¿Por qué no se le llama “tornillador” si sirve tanto para una cosa como para la otra? Y te dicen que es fácil montar un mueble, pero es que lo de seguir instrucciones no es tan fácil. En mi defensa tengo que decir que tienen palabras en sueco y no es un idioma que se maneje con facilidad… ni siquiera los suecos.

                   

Apunten, fuego

Lo de la puntería es otro tema que según quién no lo tenemos muy controlado. Como ya hemos visto en el caso de los jugadores de baloncesto, todos los días haciendo lo mismo y no la cuelan… ¿Y que me decís de los hombres y el baño? Que es un agujero suficientemente grande y no tenéis, salvo el negro del Whatsapp, una herramienta incontrolable. Y nada, que no acertamos. Y ya no te digo cuando tenemos que llenar el tubito para el análisis de orina. No hace falta entrar en detalles, pero os lo podéis imaginar.


Votar

No tiene mucho misterio. Eliges una papeleta de un partido, vas al colegio que te toque votar, la metes en una urna una vez la haya metido en un sobre (seguimos hablando de la papeleta, que os conozco y vais ahí a lo loco con las cosas al aire), y ya. ¡Chupao! Pues, no. Nos dicen que no sabemos votar y es muy posible que nos toque una tercera vez.


¿Veis como las cosas no son tan fáciles, y eso que no hemos hablado de poner un edredón, o una lavadora, o recordar cosas de las que te ibas a acordar porque para qué las vas a apuntar si no se te olvidan…. Freír un huevo o cualquier otra cosa frita, sin parecer que estás luchando con un ejército de abejas y avispas…


Parecía fácil ¿no? Pues eso, que las cosas son más complicadas de lo que parecen… o, no.  

Comentarios

  1. Tienes mucha razón. Hay que ser precavido porque todo tiene su intríngulis (que tampoco sé exactamente lo que es)

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