Blog de Javier Merchán. Ríete tú de las fake news de Donald Trump. Me invento todos los contenidos, pero no espero que nadie se los crea.
Escribo sobre cosas importantes sin tomármelas en serio.
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
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Rafaella Carrá bailando un pasodoble en un Tractor Amarillo o la música en las bodas
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La música es una de
esas cosas de las que todo el mundo entiende. Da igual que te guste la clásica,
seas un yeyé con el pelo largo, e incluso si disfrutas con la Oreja de Van
Gogh. No me voy a poner a juzgar si disfrutas jugando con orejas de
señores difuntos.
Todos creemos que
tenemos buen gusto musical. Pasa como con la ropa. Tú te pones unos leggins de
leopardo (no os recomiendo que le quitéis los pantalones al bicho… y al
leopardo tampoco) y una camiseta ajustada y vas tan elegante como para ir a un
concierto (en algunos puede que tengas problemas para entrar… y para salir), o
salir de compra, o incluso ir a una boda. Que a las bodas va gente muy
elegante. Seguro que causas sensación.
A lo que iba. Que
estábamos hablando de música y bodas. Ya puede ser el enlace de los
Altomontano-Quijoso de los Valles con los Gil de Biedma-Oriol (por poner
apellidos largos, que esta gente suele tener pasta) o la boda de la Jenny con
el Yonatan. Siempre hay el mismo tipo de música. Que los novios se pondrán muy
estupendos y te digan eso de que es su boda y eligen lo que quieren… Muy bien,
pues no invitéis a nadie y bailad solos en casa. Pero esto es una fiesta.
Y es que no es tu
boda. Es una fiesta para los invitados (y alguno que se cuele) y tiene que
haber música molona superchachi para mover el body (definición de un cuñado de
cómo tiene que ser la música). Vamos con los ejemplos de música.
¿Bailamos
un vals o qué?
Pues cada vez más los
novios optan por la segunda opción. El qué. Quiero decir que siempre se bailaba
un vals; y hasta lo ensayaban para que quedara bien en el vídeo con el que
torturan a la familia; y el novio no pisara a la novia ni se cayeran y salieran
en otros vídeos (en los de Primera, algo viejuno me está quedando esto). Pues
ahora ya hay otra moda. Y es que los novios bailan su canción favorita. Y ahí
empiezan los problemas, porque no siempre se tiene buen gusto. Y puede ser algo
de La Tuna, o cualquier otro horror.
Sevilla-Las
Palmas
Esta categoría de
música está presente en todas las bodas de España. Puede que sólo haya una
canción, pero que va a haberla, la habrá. La de la peregrina que estaba en un
pino a la sombra, la de mirar a la cara que es la primera, la del
color especial de Sevilla… y algunos bailarán. Unos bien, y otros mal, y otros
tocarán las palmas… casi todos mal.
Allende
los mares
Hace muchos, muchos
años, sólo había tangos y rancheras, peeeero, vino el Caribe Mix y Juan Luis
Guerra y sus amigos, y el café en el campo, la bilirrubina, y la cumbia y la
bachata y el arroz con leche (esto creo que ya se me ha colado), y el hijo de
Julio Iglesias que es muy cansino y quiere estar contigo, vivir contigo, hacer
la compra y la declaración de la renta juntos…
¡Asuuuucar!
Si suena una canción
de Celia Cruz en una boda, tiene que haber alguien gritando lo de asúcar y los
que hayan ido de vacaciones al Caribe y tengan el certificado de dos clases de
salsa, se liarán a dar vueltas a las “agraciadas” que se atrevan a bailar. Las
señoras peonza les llaman. Un tío que no hace más que darles vueltas…
¡Que
viva España!
Estamos en la fase de
exaltación de la amistad y tiene que haber pasodobles. Antes de que se vayan
los mayores a la cama, les ponen un par de bailes para que los tíos del novio o
la novia pillen cacho con las amigas jovencitas. “¡Vamos rubia! Que esto sí que
es música de verdad”. Y se enganchan a la moza como si su vida dependiera de
ello. Y serán los 3 minutos más largos en la vida de la “jóvena”. Y también se
animarán las señoras y bailarán entre ellas… Toda una orgía, vamos.
El
guateque
Según la RAE un
guateque es una fiesta celebrada en un local privado o casa en la que se ponían
canciones de Marisol y todo era una Tómbola, tom tom tómbola y las chicas eran
yeyés y tenían mucho ritmo y cantaban en inglés (Concha Velasco dixit) y los
chicos llevaban chaqueta y se parecían a Jose Luis López Vázquez. Y se
intentaba pillar cacho. (Puede que sea, sólo puede, una interpretación de la
definición de la RAE). Pues también se
bailan este tipo de canciones en las bodas… y
a veces dan tanta vergüencita como verles cantar ahora a esos grupos.
Canciones
Ikea o pasos militares
Todas las que vienen
con instrucciones. Esas que llevan en su bonita melodía cosas como una mano
arriba, movimiento sexy, “folou the Lidl”, izquierda, derecha, un pasito
“palante” María, y un pasito “patrás”. Pues ni así habrá gente que las baile
correctamente. Como ya no hay mili pues no hay disciplina ni nada (y eso que
hemos ganado).
Internacional
Llega el momento de
darle caña al body (estamos en una boda y se oirán expresiones peores que
estas). Y ahí es cuando el señor pinchadiscos (otra viejunez) pone los 40
“siempre iguales” y la gente se vuelve loca en la pista… o no, pero con un par
de cuba libres (es lo que pedirá un señor mayor en la barra), se anima
cualquiera. Y llegará alguno que pida lo último de esta chica que baila y canta
raro y que está casada o juntada con el jugador del Barcelona y tiene dos
hijos…. Sí, hombre… ¡la “Chaquira”! Y habrá quien no esté contento con la
decisión.
Clásicos
populares
No hay boda en la que
no esté Rafaella Carrá. Físicamente no, que no le daría tiempo. Sus canciones. Y Rafael, Camilo Sesto, y Nino Bravo. Karaoke boda guateque style,
todo mezclado y todos gritando, como si quisieras demostrar que te las sabes
todas (seguimos hablando de las canciones). Por eso, viene lo de los grites
jits (que significa berrear a pleno pulmón en inglés) Pero lo malo es que no
nos ponen los letreros para seguir la letra… Esos bellos vídeos de karaoke.
A
echarnos unas risas
No entiendo muy bien
el humor de alguna gente y les parece gracioso bailar el Tractor Amarillo o la
Macarena, o el achilipú (¿o es el aserejé?). Sin embargo, soy muy fan del
Sarandonga nos vamos a comer un arroz con bacalao, cuchiviri, cuchiviri. ¡Qué
letra! Y ya si lo bailas como si hicieras que sabes flamenco, es la pera
limonera (no se acaban las expresiones antiguas).
Para
todos los públicos
En algún momento
tiene que aparecer Little Francis, the Chocolate Maker (o Paquito el
Chocolatero en versión española), los Pajaritos o cualquier otra ¿canción? para
que bailen los niños, los jóvenes, y se parta la cadera la abuela. Ya sé que
podríamos ahorrarnos este mal trago, pero hay que pasar por él. Y casi que
cuanto antes mejor. Y ya aprovechamos y formamos una conga.
Me he dejado muchas
en el tintero, como la Lambada, el rock and roll de la plaza del pueblo de
Tequila, Miguel Ríos dando la Bienvenida, el señor epiléptico de Boney M,
alguna canción de los dibujos animados que les haga recordar a los novios que
son mayores, el suavemente besamé, Georgie Dann, los “vilas pipol”, la Danza
“toduro”, y muchas más, pero no queremos que la boda dure más de 2 días
¿verdad? Con esto tenéis para ir tirando… De nada J. Nos vemos en la próxima boda… o no.
Para ir a una boda hay que prepararse a fondo, ademas de ponerse guapo/a hay que dejarse aconsejar, para elegir bailes y cantes. Gracias a éste blog podremos salir del guateque bien bailados
A veces, cuando me pongo a pensar sobre qué escribir en el blog, se me ocurren muchas cosas. Luego me doy cuenta de que alguien ya ha escrito sobre ello, y el cabrón o cabrona lo ha hecho mejor. Otras veces tengo una idea y cuando llevo un buen rato escribiendo, me digo “pero si de esto ya he hecho un post”. Y otras veces, directamente no pienso. Esta vez voy a escribir sobre cosas que ya se han escrito. Pero vamos a hacerlo de otra manera. Y os explico por qué. Pues “resultadeque” estaba leyendo una crítica de una película y no terminé de entender si me estaban recomendando verla, si era muy mala, o me comprara un Opel Corsa. No comprendí nada. Yo creo que los críticos de cine, como escriben a oscuras en la sala de cine, pues luego no entienden lo que han puesto y tienen que inventar, y de ahí lo de “la levedad inescrutable del personaje tiene connotaciones que nos recuerdan el sufrimiento crónico de la sociedad en un ambiente que recela de todo…” Y ahí estás tú l
Esta semana no me voy a meter con las cosas religiosas, a pesar del título (y de que a veces te ponen las cosas a huevo). Aunque los que pintan algo en la iglesia (no me refiero a la señora que hizo el garabato en Borja), se metan en las cosas de los demás, no lo voy a hacer yo. No hagas a los demás que te hagan como yo quiero al prójimo… (Creo que es algo parecido, pero es que ese día me cambié a Ética y me perdí la clase de “Reli”). Esta semana os quería hablar sobre los nombres. Pero no el nombre del padre o del hijo (de verdad que hay nombres de hijos que son para matar al padre y para que le dé un ataque al Espíritu Santo. No tenéis más que pensar en algún Kevin Costner de Jesús, “Yosuas” y Samantas). Hablaremos de los nombres comunes. Hay padres hijos de… Porque vamos a ver ¿Quién pone el nombre de las cosas? A los animales, a las flores, a las ciudades… ¿Dónde está el responsable? ¿Con quién hay que hablar para que se ponga orden? ¿Y qué es este sindiós de
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
Para ir a una boda hay que prepararse a fondo, ademas de ponerse guapo/a hay que dejarse aconsejar, para elegir bailes y cantes. Gracias a éste blog podremos salir del guateque bien bailados
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