Blog de Javier Merchán. Ríete tú de las fake news de Donald Trump. Me invento todos los contenidos, pero no espero que nadie se los crea.
Escribo sobre cosas importantes sin tomármelas en serio.
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
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Animales, fauna y otras 10 cosas que se ven en el Zoo
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Hace poco estuve en el Zoo. Ya sé que no
es la manera más original de empezar un post, pero es que fue así. Y me dio por pensar algunas cosas que pasan, o podrían pasar allí.
Os imagináis por un momento que estáis
tranquilamente en vuestra casa, en la cama. Suena el despertador; os despertáis
(es lo que tienen los despertadores). Os pegáis una ducha, preparáis el café y
un par de tostadas… Y todo esto visto por un montón de adolescentes gritando,
abuelas corriendo con los nietos, enteradillos que creen que saben todo sobre
el ornitorrinco de los Pirineos a través de un cristal o una jaula. Pues así se
tienen que sentir los bichos del zoo. Y
algunos, se cabrean. ¡Normal!
Y es que un día en el zoo da para muchos
pensamientos y reflexiones. Vamos allá con 10 cosas que se ven o no, en el zoo.
Tigres y leones
Ya lo decía la canción. Tigres y leones
siempre quieren ser los campeones. Y todo el mundo quiere verlos, pero no de
cualquier manera. Queremos verlos en movimiento, no tumbados a la bartola como
suelen estar. Pero si nos ponemos a pensar, estos bichos se mueven para cazar y
a estos se lo dan todo hecho. Son una panda de ninis. Ni se mueven, ni cazan,
ni ná de ná.
La foto de la
entrada
Tampoco es que haya ido a todos los zoos
del mundo, pero a los que he ido, siempre hay amables fotógrafos que te intentan
vender la instantánea (o foto, para los de ciencias) de la entrada triunfal al
zoo. Que igual soy yo muy raro, pero por qué no se ponen también en el
Carrefour, o en el dentista, o en el cine. Total, seguro que también hay gente
que compra la foto. Los de abajo estaban huyendo de los leopardos… Creo que no
se salvó ninguno.
Los Osos polares
comen naranjas?
Esta y otras preguntas similares son las
que siempre nos hacemos en el zoo. Mira que ponen documentales en la 2
explicando usos y costumbres de los bichos. Pero claro, vosotros os echáis la
siesta y no prestáis atención. ¿Y si le tiro una naranja a un oso polar, se la
comería? Pues probablemente, sí… o no (pero no soy yo experto en osos, ni
polares, ni de otros sitios). Teniendo en cuenta que el hábitat natural de
estos animales está bastante retirado de la Comunidad de Valencia o de China (que
también dicen que hay naranjas), pues no creo que le diera por hacer demasiado
caso… Seguramente, viendo el tamaño, Rita Barberá, tampoco está de comer mucha
fruta y eso que ella sí que es de Valencia.
Elefantes asiáticos,
africanos y ¿americanos?
Nos hacemos un poco de lío con la
procedencia de los animales. Si hay elefantes asiáticos, más pequeños, con los
colmillos más cortos y con los ojos más rasgados (este dato lo tengo que
confirmar), y africanos, con las orejas más grandes, para oírte mejor… ¿Qué
pasa con los americanos? ¿Por qué no se habla de ellos? Aquí hay para un
programa de esos de misterio y de conspiraciones “judeo-marrónicas”. ¿De dónde
era Dumbo entonces? No creo que naciera
en desiertos remotos ni en montañas lejanas… ¿O esto es de otra película?
La osa panda no
quiere relaciones con Prin-Gao
Mira que somos metijosos. ¡Pues dejadla
en paz! ¿O es que se tiene que liar porque vosotros queráis? ¿Y si le han
traído a un oso más feo que una nevera por detrás? Porque para vosotros a lo
mejor todos los osos panda son iguales, como son de China… Pues no, los habrá
más guapos, más feos. Y además, que no tienen intimidad ni nada. Hala, ahí a
chingar con el oso, delante de todo el mundo. ¡A procrear en cautividad! Pues
la osa dice que ni hablar del peluquín. Que es muy joven para tener pareja y
que lo quiere es viajar, bailar, salir con las amigas, ir al parque…
Escatología y niños
Ya sabemos cómo son los niños… y algunos
mayores. Caca, culo, pedo pis. Estás viendo a un bicho tan alucinante como un
rinoceronte y lo que te llama la atención es el mojón que acaba de soltar. O el
culo del mandril, o los cojones del leopardo, o a los macacos haciendo guarreridas sexuales. “Mamá, ¿qué están
haciendo?”. Y ahí es cuando la madre tiene que explicar lo de la semillita.
Animales difíciles
de explicar
El oso hormiguero, el perro lobo… sí,
pero ¿Habéis visto alguna vez un okapi? En casi todos los zoos hay uno. Y suele
haber nada más que uno. Y es que es un bicho raro. Hay muchas teorías sobre
este animal pero… ¿No os habéis fijado que las cebras y las jirafas siempre
están juntas? Los días en el zoo son muy largos. Los bichos se aburren… Y ya se
sabe.
Los mamíferos maman,
los reptiles reptan, y los anfibios ¿Anfibian?
No tengo muy claro a qué se dedican estos
bichos que respiran por esporas (tampoco es una teoría totalmente confirmada).
Son todos esos animales que están ya casi a la salida del zoo (no, no son los
que cortan las entradas). Y los meten en un acuario o terrario pequeñajo, con
un charco y palos… Y a veces ni se ven ni nada de lo pequeños que son. Tienes
que leer los cartelitos para saber qué hay dentro… y a veces tampoco te
enteras.
No golpeen en los
cristales
Esto es un clásico. Ya sabemos que para
que alguien haga algo, no tienes más que decir que no lo haga. No des de comer
a los bichos, pues alguien les tirará patatas fritas, porque los animales en
cautiverio son muy de patatas fritas, pero tienen que ser onduladas, que las
otras no les gustan. O si te dicen que no acaricies a los bichos, siempre habrá
alguien que lo intente… Puede ser que el bicho tenga aviesas intenciones.
¿Una vaca?
Seamos serios. ¿Qué es esto de poner
animales domésticos en el zoo? ¿Pues no hay cabras, ovejas (churras y Meninas mezcladas), cerdos, vacas? En
breve meterán lagartijas, hormigas, gorriones… o cualquier animal de los que
tenemos en casa.
Pasan muchas más cosas en los zoos, como
tener la sensación de que has perdido algún animal durante el recorrido (no
valen bromas de cuñados, suegras y otros familiares), o que el bicho que
querías ver hoy no tenía ganas de visita o que al delfín no le apetezca dar
saltos… Ya sabes, esas cosas de los zoo-ilógicos.
A veces, cuando me pongo a pensar sobre qué escribir en el blog, se me ocurren muchas cosas. Luego me doy cuenta de que alguien ya ha escrito sobre ello, y el cabrón o cabrona lo ha hecho mejor. Otras veces tengo una idea y cuando llevo un buen rato escribiendo, me digo “pero si de esto ya he hecho un post”. Y otras veces, directamente no pienso. Esta vez voy a escribir sobre cosas que ya se han escrito. Pero vamos a hacerlo de otra manera. Y os explico por qué. Pues “resultadeque” estaba leyendo una crítica de una película y no terminé de entender si me estaban recomendando verla, si era muy mala, o me comprara un Opel Corsa. No comprendí nada. Yo creo que los críticos de cine, como escriben a oscuras en la sala de cine, pues luego no entienden lo que han puesto y tienen que inventar, y de ahí lo de “la levedad inescrutable del personaje tiene connotaciones que nos recuerdan el sufrimiento crónico de la sociedad en un ambiente que recela de todo…” Y ahí estás tú l
Esta semana no me voy a meter con las cosas religiosas, a pesar del título (y de que a veces te ponen las cosas a huevo). Aunque los que pintan algo en la iglesia (no me refiero a la señora que hizo el garabato en Borja), se metan en las cosas de los demás, no lo voy a hacer yo. No hagas a los demás que te hagan como yo quiero al prójimo… (Creo que es algo parecido, pero es que ese día me cambié a Ética y me perdí la clase de “Reli”). Esta semana os quería hablar sobre los nombres. Pero no el nombre del padre o del hijo (de verdad que hay nombres de hijos que son para matar al padre y para que le dé un ataque al Espíritu Santo. No tenéis más que pensar en algún Kevin Costner de Jesús, “Yosuas” y Samantas). Hablaremos de los nombres comunes. Hay padres hijos de… Porque vamos a ver ¿Quién pone el nombre de las cosas? A los animales, a las flores, a las ciudades… ¿Dónde está el responsable? ¿Con quién hay que hablar para que se ponga orden? ¿Y qué es este sindiós de
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
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