¿Has visto que
ingenioso? Por si no te has dado cuenta en el título todas las palabras
empiezan con E. Esto es escandaloso. ¡Lo sé, lo he vuelto hacer! Soy Estupendo.
¿Quieres que siga todo el post así? ¿Todo con la E? No me tientes que lo hago… Pero
tratándose de un post sobre las elecciones, voy a ser coherente y no voy a
hacer lo que se espera de mí. Que las encuestas dicen una cosa, pues yo hago la
otra.
Soy rebelde porque el
mundo me ha hecho así, pero tampoco mucho. Y por eso, porque soy un rebelde
light, de garrafón, voy a contar cosas que pasan en la mayor parte de las
elecciones de las que tengo memoria. Y mejor no las cuento, porque ya habido urnas cuantas (¿Veis como soy el cubo de
la risa?).
Las elecciones
siempre siguen un plan. Que se cumple siempre. Puede tener un orden distinto,
pero vamos a ver si damos con él. ¿Preparados?
Los
candidatos
Hay gente que dice
que sin candidatos, no habría elecciones. Yo no estoy muy convencido, pero
vamos a seguir con la mayoría. Los
candidatos. Son esos señores y señoras que casi siempre son los mismos. Y
sonríen, y dan besos a los niños, y se montan en transporte público y van al
mercado. Son como el resto de nosotros… Por unos días. Luego ya no. Son como
esos jovenzuelos en la primera cita. Parecen buenas personas, pero sólo quieren
una cosa. Bueno, dos, tu voto y lo de los jovenzuelos.
La
campaña
Dure lo que dure, es
muy larga. ¡Y tú más! ¡Pues anda que tú! Y tú el triple. ¡Pues tú menos! ¿Que
yo menos? ¡Pero si yo era más! No, pero es que tú y tú y tú. Parece una canción
de Pablo Alborán. Y así 15 días. Lo de la campaña me refiero. Que no sé yo que
es peor si la canción (aunque sea una vez) o la campaña. Y algunos te dicen lo
que les gustaría hacer, pero luego las circunstancias, y las cosas no son como
parecen, y qué más quisiéramos nosotros que cumplir con lo que hemos dicho,
pero es que…
Los
eslóganes y los carteles electorales
Es lo que viene
siendo las frases que ponen junto al careto facial del señor candidato. Y toda
frase tiene que llevar al menos una de estas palabras. A saber: Futuro, tú,
progreso, avanzar, contigo, trabajo, ilusión, cambio, vota, podemos, ganemos y
nos lo llevemos (igual la última no la dicen, pero es a lo que van). Luego, sí
te he visto no me acuerdo.
¿Le
votaron? ¿Y le azotaron?
Las
encuestas
Pocas o muy pocas
veces aciertan. Al Partido Poscialista le van a votar 20 personas, al Partido Osculista
otros tantos. Y a esos nuevos, 10 mil millones de votos. No aciertan nunca,
pero ahí seguimos teniendo a señores expertos hablando durante días en la tele,
la radio y periódicos de lo que nunca se cumple. Luego, una vez que salen los
resultados te lo explican. Es como si me tiro 10 días hablando de un partido de
fútbol, te doy el resultado, no acierto y luego te explico por qué se han
equivocado los jugadores al marcar o no marcar los goles. Esto no estaba
previsto. Y es que la gente no sabe lo que vota.
La
gente no quiere ser mesa
Normal. No hay cosa
más fea que una persona con cuatro patas. Todo el mundo escribiendo encima de
ti. Hay gente voluntaria, que se llaman interventores, porque intervienen. Y
siempre hay algún presidente de mesa que se siente indispuesto (normalmente se
indisponen bebiendo mucho y así no se puede ejercer, como es bien sabido. Al
menos de Presidente, si ejerce en su vida privada, ya no nos metemos). Por si
no sabéis de qué mesas hablo, ya te lo cuenta la Wikipedia
Las
monjas que votan
Siempre hay algún
pueblo o ciudad en las que salen monjas votando. Como si no pudieran votar. Lo
que pasa es que ellas van con disfraz de monja. También van picadores a los
colegios electorales, pero al no ir con el caballo, su tripa de picador, el traje
de señor picador y la lanza en astillero y adarga antigua (me he vuelto a
confundir de cuento)…, pues no llaman tanto la atención.
La
señora que llevan a votar y no sabe si la entierran o la llevan de paseo
Es muy mayor y a la
gente de la tele y de la radio les parece buena idea entrevistarla. Y le ponen
un micrófono y no sabe si tiene que morderlo, o es un sacerdote con el cacharro
de los santos sacramentos o qué. Pero ella quiere votar… o no, pero la llevan a
votar. A veces sin su consentimiento.
Sentimos la confusión. Esta señora sí quiere
botar. Desconocemos si también quiere votar.
Las
israelitas
Siempre hablan de
estas señoras, pero no las he visto nunca. Creo que son gente que está a la
salida de los colegios. Para mí, que son las famosas que te dan caramelos con droja, pero ya te digo que estoy seguro de quiénes son.
El
escrutinio
¿Hay alguna palabra
más fea que esta? ¿Cómo vas con el escrutinio? Pues ahí está. Me molesta al
sentarme, pero parece que voy mejor. Bueno, pues ya nos veremos cuando dejes de
escrutar. Y resulta que no es una enfermedad. Es el recuento de votos.
Porcentajes
No hay día en el que
hablen más de porcentajes que durante unas elecciones. Ni en las rebajas se
habla tanto. Al X por ciento escrutado, el Frente Popular de Judea, tendría el
Y por ciento de los votos, y los del Frente Judáico Popular perderían sus
escaños.
Escaños
Durante la noche
electoral, la gente anda perdiendo, ganando y recuperando escaños. Resulta que
son las sillas esas tan cómodas que todo el mundo está deseando pillar y luego
cuando las tienen, ni siquiera se sientan en ellas. Son como niños. ¡Mama,
cómprame un piano! No, que luego solo lo tocas un día y luego nada. Pues estos
igual. Y ahí, siguen, dándoles el escaño para que luego no se sienten.
Pueblos
en los que terminan de votar a las 10.
Es que somos pocos en
el pueblo. Fuimos a misa de 8, nos acercamos a por el pan y la leche, y ya de
paso votamos. El único, el alcalde, que es un rojo y no va a misa y se levantó
más tarde.
Y
todos tan contentos. Chimpún
Pues ya ha votado
todo el mundo. Todo el que ha querido, que hay gente pató. Han salido las
señoras israelitas, se siguen haciendo cuentas, se escrutiña o escudriña (o
como cojones se conjugue el palabro) y ya tenemos los resultados. Es lo mismo
que sea para alcalde, comunidad, gobierno y portero de discoteca, que al dar
los resultados todo el mundo está contento. Puede que les hayan quitado todos
los asientos o escaños, o hayan perdido el gobierno, es una fiesta. Todo el
mundo sale a hablar por la tele tan contento.
Es lo que llaman, la fiesta de la
democracia.
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