Hace poco se
celebraba el día de la Radio. Así, en general. Sin especificar si hablaban del
transistor, de la del coche, del radio-despertador… Y todo el mundo hablando
bien de ella. Que si es la mejor compañía (eso es porque no conocen a mis
amigos), que si ha estado conmigo en los momentos tristes y felices (en la
salud y en la enfermedad), que es la banda sonora de mi vida…
Y sin quitar ningún
mérito a la radio, que lo tiene, me parece injusto que tenga su propio día.
Igual que la tele. Que sí, que son muy importantes. Que forman parte de nuestra
vida y se merecen un homenaje. Pero ¿Qué pasa con el resto de cosas? ¿Nadie se
acuerda de la lavadora? ¿Y la cama? ¿Qué pasa con la caldera? Ya me gustaría
veros tiritando en el salón mientras suenan los Cuarenta Siempre Iguales. Os
ibais a acordar de Radi… ator.
Vamos a reinvin…
rinvidic, redin… ¡cojones! A dar las gracias a esas otras cosas que tenemos en
casa y que no valoramos en su justa medida.
¿Preparados? ¿Listos?
Nevera,
frigorífico o refrigerador o como quiera que lo llames
Que vale, que no
tiene música como la radio. Tampoco tiene señores dentro que hablen (en algunas
neveras que salen en las películas hay señores, pero no hablan mucho). Pero
tiene luz (más que algunas personas). Y en algunas dicen que hay comida. Y en
otras neveras, siempre hay un limón, o una cebolla, o un bote de kétchup. Y
suelen estar allí desde el primer día. Yo creo que ya venían incluidas. Y te da
cosa tirarlas. Es como si les echaras de su casa. Y ahí se quedan. Y ¿Quién no
abre la nevera al menos dos o tres veces al día? ¿Eso lo haces con la radio? ¿Te
puedes acercar a la radio para estar más fresquito? No ¿verdad? Pues, queremos
un día de la nevera ¡YA!
La
caldera
Ahí la tienes, casi
siempre escondida. En un lugar aislado. Como si te diera vergüenza tenerla. En
una terraza, o detrás de una puerta. Es como ese primo que no queréis saludar
en las bodas para que no sepan que es de la familia. Pero, amigo, como se
estropee, ya verás que risa (seguimos hablando de la caldera. El primo, no
tiene arreglo). Miramos todos los botones (como si supiéramos para qué sirven),
tocamos los manguitos, volvemos a mirar, juramos en hebreo y nos acordamos de
ese seguro de avería que no nos interesaba porque para qué, si total estas
cosas no se rompen nunca. Apagamos y encendemos (control, alt, suprimir, no funciona
en este caso). Y siempre pasa en invierno. Yo creo que lo saben, y sólo se
estropean cuando hace frío y por las mañanas a primera hora. ¿Hace calor? Pues espero más adelante
estropearme. Ahora, que estamos a dos bajo cero y son las 7 de la mañana y el
pringao este se va a duchar. Ahora, voy y me parto (ni puta gracia, por cierto).
Lavadora
la exploradora (ya me he liado)
¿Os habéis dado
cuenta de lo mágica que es? Metes cosas dentro, pones un programa y al poco
tiempo está todo limpito. Igualito que la tele, que pones un programa y sale
todo el mundo pringao. Eso sí, necesitas agua, detergente, suavizante, poner el
programa correcto. La mayoría de los hombres tenemos un problema con la
lavadora. Pones a un astronauta o un piloto de avión delante de una lavadora y
se acojona. Tipo de ropa, temperatura, duración del programa, nivel de
gasolina, altitud, carga superior, frontal… Parecen las instrucciones para
atacar Stalingrado. Pocos tíos saben utilizar los botones. El hombre se atora
en la lavadora. Yo creo que por eso no celebramos ningún día especial para
ella.
Lavavajillas
y lavacubiertos…
Hay gente que
prefiere tener los platos en el fregadero durante días. A mí personalmente me
gusta más tenerlos dentro del lavavajillas, junto al resto de la vajilla y la
cubertería. Y ya cuando no quedan cucharillas (aunque tengas dos millones de cucharillas,
siempre se acabarán), entonces, y sólo entonces, pondrás en marcha este invento
del demonio. Y también tiene diferentes programas, Más que los de Intereconomía.
Pero aquí no somos tan escrupulosos. Le metemos el producto "lavante"
o limpiador y en una hora ya está todo limpio. Al revés que Intereconomía. ¡Que
levante la mano al que le apetezca sacar las cosas del lavavajillas! Muy poquitos ¿verdad? Y entonces, sacas una
cucharilla y otra y otra, hasta que tienes que poner otra vez el cacharro a
funcionar.
La
tostadora
¿Para cuándo el día
de la tostadora? Todos tenemos una. Vale, la utilizas poco, pero la tienes. Y
no la hacemos caso porque es tan simple. Dos bujerillos, unas resistencias y en un par de minutos tienes dos
trozos de pan calientes. Cualquiera la podría haber inventado ¿verdad? Como
todo. Todo lo que es fácil lo podríamos haber inventado nosotros, pero siempre
lo hacen otros. Y pase lo que pase, estás vigilando las tostadas y en el mismo
momento en que salten, te pegarás el susto de tu vida. ¿Qué esperabas que
saliera de la tostadora?
La
cafetera (esto se va pareciendo a las canciones de Georgie Dann…)
Puede que no tomes
café. Hay gente pató. Pero si no eres
raro (no es que esté diciendo que seas raro si no lo haces, bueno sí. O no… ¡Ay,
déjame!) habrá una en casa. El caso es que la cafetera merece un día, y una
tarde (por la noche ya no es aconsejable). Conozco gente que si no toma un café
recién levantado es como estar en una cena de Gremlins recién duchados a las
tres de la mañana. Y seguro que hay día del café, pero no de la cafetera. Y hay
miles de tipos. No tantas cafeteras como variantes de Gin Tonic, pero casi…
Sin
sofá no hay casa
Conozco casas sin
radio. Algunas hasta sin cafeteras. Pero ¿Casas sin sofá? De dos plazas, de
tres, unipersonal, de piel, de eskai (o como se diga el material de lo que
están hechos los sofás de Cuéntame), tapizados, con cojines, con mantita de
ganchillo encima, como quieras. ¿Y dónde está el día del sofá? Bueno vale, el
domingo suele ser un día para el sofá, pero aún no está homologado. ¿Quién lo
homologará? El homologador que lo homologue… (¿Es que nadie va a pararme?)
¿Y
la cama?
Esto ya sí que clama
al cielo (lo que quiera que signifique la expresión). Que el sofá no tenga día…
pase, ¿pero la cama? Y no vengáis con la bromita que la cama tendrá noche. No
tiene ni puta gracia. ¿Dónde mejor que la cama para escuchar la radio? La radio
no es nadie sin la cama. Esas noches en las que te acostabas con Jose María
García (¡qué mal gusto!) o escuchando música, o desfaciendo entuertos con el
Cuarto Milenio, o… Y en la cama se pueden hacer muchas más cosas que no creo
que haga falta que os las tenga que explicar. Y mejor que escuchar la radio.
“Despiertador”
Probablemente el
“despiertador” es el cacharro más odiado del mundo. Pero cumple su función.
Pero, lo primero que haces por la mañana es acordarte de él… y en la madre que
lo inventó. Y hay despertadores con radio incorporada. Como si no fuera
suficiente dejar de dormir, te sale un señor dando las noticias. Y si fueran
buenas noticias, todavía. O sale gente cantando. Ya de mañana, hay gente con
humor para cantar. Pues nada, tampoco tiene su día.
Teléfono
móvil o inmóvil
Distingo entre móvil
o inmóvil porque el último hace muchas menos cosas. Suena, y hablas, y ya está,
nada más. El móvil ya es otra cosa. Y está en todos sitios. Puedes usar la
calculadora, utilizarlo como despertador, leer libros, cronometrar, ver vídeos
de gatos, decir dónde estás, hacer fotos y sí, también escuchar la radio. Y sin
tener día especial ni nada.
¿Veis como es una
injusticia? ¿No me diréis que no os he puesto ejemplos suficientes para que el
resto de cosas tengan su día? Para mí que la radio y la tele son unas
enchufadas (vale, es una broma muy mala, casi todos los cacharros tienen
enchufe…ya me callo).
Hay cosas que te alegran la vida, como leer éste blog ocurrente, (sin enchufe ni ná). !!ME GUSTA!!
ResponderEliminarY eso, querido Javier, que en la Wikipedia habrás podido ver que hay "Día" de casi "tóo". Pero tienes mucha razón sobre esas omisiones que mencionas.
ResponderEliminarBesotes,
Isabel