Todavía queda tiempo para que lleguen las
elecciones y no hagamos más que ver a señores que hasta ahora no querían salir
en los medios (o que salen demasiado, según gustos), en todas las cadenas de
Televisión, en radios, periódicos, en tu muro de Facebook, en tu “taimlain” de
Twitter… “Ebrigüer” que dicen los que hablan inglés…
Estoy hablando de los políticos. Esos
señores que siempre dicen que van a hablar clarito para que se les entienda
todo y podamos saber qué dicen, y que llamarán a las cosas como al vino (¿Tinto? ¿Cabernet Sauvignon?) y
al pan, y el caso es que no entendemos nada.
Os imagináis qué pasaría si todos
habláramos como ellos. Vamos a intentar poner algunos modelos imitables o
eludibles siempre teniendo en cuenta el contexto sociopolítico al que nos
queramos referir. ¿Habéis entendido algo? Vamos a los ejemplos.
Entonces, ¿mi hijo
sirve para estudiar?
Siempre es difícil decirle a un padre o
una madre que su hijo es un leño y que los estudios no son lo suyo (lo digo
como si me tocara decirlo cada día). Vamos a imaginárnoslo. “Su hijo, es… ¿cómo
decirlo? Su hijo carece de entendimiento en lo que a las asignaturas del curso
se refiere. Respecto a sus compañeros de clase, Manolín sufre una evolución
inversa y siento decirle que en algunos casos puntuales su estulticia provoca que esté más pendiente de evitar la caída de saliva que de los contenidos
curriculares. Les sugiero que le apunten a cursos extraescolares de balompié”.
Y entonces es cuando el progenitor o progenitora (bonita palabra, por cierto), mirarán
al pedagogo como Homer Simpson en la imagen.
Los tiernos infantes
en su espacio recreativo
Nunca más Pepito el orejas, Juanín el
cuatro ojos, o Perico Fanegas. Ya está bien de utilizar motes e insultos que
denigran a los compañeros. A partir de ahora serán José el de los pabellones
auditivos extremadamente desarrollados, Juan el que se ha visto obligado a
utilizar lentes correctoras de alta graduación, o Pedro, el compañero que
tienen el infortunio de sufrir de sobrepeso debido a la ingesta de grasas
saturadas (mayormente saturadas de bollos y esas mierdas que comen ahora…
Porque antes no comíamos cosas de estas ¿no?).
¿Es grave doctor?
Los médicos son propensos a utilizar
palabras que no entendemos. Muchas se las inventan para descojonarse de
nosotros. ¿Pues no van y ponen nombres de coña a las cosas? Por ejemplo, las
trompas de “Farlopio” (que era uno que le gustaba mucho la cocaína) y de
Eustaquio (colega de marcha de Farlopio). O el esternocleidomastoideo. ¡No
existe! ¿Si hubiera algo así iba a dejar que le llamaran de esa manera? Eso lo
hacen para reírse de ti cuando vayas a la consulta. Con lo fácil que es decir.:
“Me duele aquí” y te señalas la parte junto a la trompa de Farlopio… O mejor,
no.
Se acabaron las carreras
de toda la vida
Otros que se inventan palabras raras.
Estos son los que te sugieren que hagas ejercicio aeróbico durante un periodo
de tiempo superior a los 30 minutos y sigas con una rutina de ejercicios
anaeróbicos de gran intensidad para desarrollar los músculos, aderezado con una
serie de “crunches” oblicuos, regulares y paralelepípedos. Lo que siempre fue, chaval
vete a correr media hora, luego unas pesas y abdominales. Pero claro, si no
hablas de forma apropiada te quitan el título de monitor y técnico superior en
animación de actividades físico deportivas piedra papel tijera Adolfo Suárez
Barajas.
Su billete, gracias
“Amable trabajadora del sector del
transporte público. ¿Podría usted expenderme (siempre quise utilizar este
verbo) un título que me proporcione acceso al suburbano que se dirige a la
Estación de Gran Vía, anteriormente conocida como José Antonio?” (¡Palabrita
del niño Jesús que antes se llamaba así!). Me imagino a la taquillera llamando
a los de seguridad diciendo que hay un tarao que pregunta por un tal José
Antonio en un tranvía.
No hay contrincante
de corta estatura
Los deportistas también se han sumado a
esta moda de hablar para que no se les entienda. Empezó Butragueño hablando de forma extraña y ahora ya todos igual. Que si el encuentro no finaliza hasta que el
juez no decreta su término. Que todos los encuentros son harto complicados, es
necesario seguir en esta línea de trabajo que propiciará que al concluir el
campeonato podamos alzarnos con la gloria del triunfo… Todo para explicar que
están dando patadas a un balón… perdón “puntapieses
al esférico”.
¿Los aficionados
también?
Se acabó lo de ¡A por ellos! ¡Oé! Cántico
refinado donde los haya que se ha visto transformado por “¡Persigamos a
nuestros contricantes! ¡Tralarí! Vale que habrá que cambiar también la melodía,
pero es mucho más enriquecedor. Da igual que Guti o Michel se hayan retirado.
Seguirá habiendo cánticos hacia su condición sexual. Algo más sofisticado, pero
en el mismo sentido. “Jose Miguel González Martín del Campo (repetir tres
veces), siente atracción sexual por personas de su mismo sexo”. Esta va a necesitar varias horas de ensayo.
Sí, también los entrenadores de
fútbol
Antes quiero que veáis a Camacho en un vídeo manipulado
por una cadena de televisión.
En realidad lo que le está diciendo el entrenador a su
jugador es: “Ahora no es el momento propicio para revisar la posible lesión que
probablemente te esté causando un dolor difícilmente soportable. Es importante
que lo des todo por tus compañeros y te sugiero que sigas las evoluciones del
encuentro por el bien del equipo y, a ser posible, que intentes otorgarnos el
tanto de la victoria”.
Horror en
el supermercado
La gente en la compra. Esto se va
extendiendo a toda la población. Llegará el día en que solicitemos a nuestro suministrador
de aves de corral algo como: “¿Me haría el favor de proporcionarme dos docenas
de extremidades superiores de ave gallinácea y si fuera posible trocearlas a
modo de facilitar la ingesta del producto? Mis vástagos adoran este manjar los
fines de semana mientras consumen películas de los célebres estudios Disney”.
Vale, a este señor o señora (que para el caso es lo mismo) igual habría que
hacerle tragar las alitas de pollo con huesos incluidos.
¡Camarero!
Algunos camareros ya se han apuntado a la
moda de llamar a las cosas por otro nombre. Ya no encuentras en un menú sopa,
filete con patatas y natillas. Ahora tardas más en leer la carta del
restaurante que en comerte cada plato. Es como la carta a los apóstoles, a los
corintios, jónicos, efesios… (creías que iba a decir a los adefesios ¿eh?).
Todos son restaurantes fusión. Con-Fusión. Vamos, que hacen lo posible para que
no entiendas nada de lo que vas a pedir y además en vez de darte de beber, te
riegan las cosas (riega por nosotros, pecadores). Esperas una tortilla a la
francesa y te traen una lata de sardinas… Pides un revuelto y te traen un…
Hay infinitud (¿o es infinidez?) de
ejemplos como los que os he puesto, pero ya va siendo hora de poner el punto y
suspensivo al post que si no, nos van a dar las 12 y la 1 y las 2...
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