Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

¿Dónde se han metido los señores amables?

Hemos perdido a un amable señor. Si alguien le ha visto o puede darnos información sobre su paradero, rogamos encarecidamente nos lo hagan saber. Prometemos recompensa.

A ver si nos podéis ayudar. Realmente no es un señor. Bueno sí, pero hay más de un señor amable. Les hemos perdido a todos. No quedan amables por la calle. Puede que en otros países aún exista esta especie, pero lo que es en España, ya no queda ninguno. Que sí, que es importante que se luche contra la extinción de los osos, los lobos, los linces, el Martín pescador y el García cazador… Todo lo que tú quieras, pero ¿Y los señores amables?


¿Habéis visto alguno últimamente? Seguimos hablando de señores amables. ¿Y por qué es preocupante que no quede ninguno? Pues cumplen una función importantísima en la sociedad. Y vosotros ahí tan tranquilos sin hacer nada por este problema acuciante.

 Como os iba diciendo, nadie ha hecho nada por esta especie esencial en nuestras vidas. ¿Creéis que exagero? Me explico.

Los palos de selfie


Los malditos palos. Allá cada cual con el uso que le da a los palos de los selfies, pero nadie ha pensado en que hemos acabado con los señores amables. Ese señor que siempre estaba ahí dispuesto a apretar el botón para que saliérais todos en la foto como es debido y no como ahora que parece que estáis todos en la mirilla de una puerta. ¡Todo por vuestra culpa! Ya hasta los chinos hacen cosas con palo. ¿No éramos nosotros, los españoles, los especialistas en inventar cosas con palo? La fregona, el chupachups, las banderillas (las de comer… y las otras también)… Más palos, hacían falta. 


¿Quién cede el asiento ahora?

Nadie. No quedan cededores de asientos en los transportes públicos. También es verdad que ha habido algunos malentendidos con el tema. Amiguitos, no todos los sobrepesos significan embarazo. Ni siquiera en las mujeres. También había algún que otro problema con la edad… “A mis 90 años, estoy hecho un chaval… No necesito sentarme”. Esto ha hecho mucho daño al señor amable… Otros piensan que el asiento sólo se cede a personas mayores embarazadas con niños que lleven bastón en una silla de ruedas (y con un balón en un pie)… todo a la vez. 

Ya nadie pregunta la hora

Ahí estaba el señor amable. Siempre presto a dar las señales horarias. Y nada, sigue esperando. Todo el mundo lleva un reloj. Hasta el teléfono móvil tiene reloj (la ciencia avanza que es una barbaridad), las paradas de autobús… hasta las iglesias (bueno, esto no es tan nuevo, y tampoco hay tantas iglesias).  El caso es que ya nadie pregunta la hora. Y era una de las cosas que primero aprendíamos a decir cuando estudiábamos un idioma. 


Come on baby, light my fire

Para los que no sabéis inglés, esto quiere decir: “Usted, que es tan amable, ¿me podría dar fuego?”. Puede que sea una traducción un poco libre, pero viene a ser lo mismo. Pues bien, ya no quedan señores a los que pedir fuego. Antes, era sacar un cigarrillo y tenías a una legión de hombres amables prestos a dar lumbre. Aquí hay que matizar… sólo en el caso de que fueras una mujer fetén (qué antiguo soy)….

¿Quién dijo que “Janfri” era un señor amable?

El saludador

Era una subespecie del señor amable. ¿Ahora? Ni las dependientas de El Corte Inglés te saludan. Y eso es literal. No es que me tengan manía, es que ya no saluda ni el Tato (que me acabo de enterar que era un torero que no paraba de torear… es lo que tienen los toreros) Lo de antes sí que daba gusto. Siempre estaba el señor saludador, incluso varios saludadores. Los ponía el ayuntamiento para saber si era por la mañana, o por la tarde. Por la noche, ya ponía a los serenos… que también eran amables y saludaban y te daban las buenas noches. Antes sí que había buenos saludadores... y los había muy jóvenes… y saludaban en diferentes idiomas.


Sujetadores

A ver chicos, madurad un poco. Las chicas seguro que os habéis comportado. Es ver sujetador y ya os cambia la cara. Seguimos hablando de señores amables. Es una variante. Son aquellos que siempre sujetaban las puertas. Daba igual lo lejos que estuvieras que siempre estaban ahí, lloviera o nevara, hiciera calor, verano, invierno… impertérritos (que no sé lo que significa, pero me gusta… Suena a tiempo verbal. Impertérrito pluscuamperfecto del indicativo). Amables, con una sonrisa y sujetando. Bueno, no todos, que hay mucho mamón suelto.


Señor Google Maps
Puede que tuviera problemas con los idiomas. Probablemente no sabría darte las indicaciones de forma tan detallada como las aplicaciones de tu móvil. A lo mejor tenías que dar alguna que otra vuelta. Es posible que no fuera fiable del todo. Pero siempre había un señor amable para indicarte, y gratis… y casi siempre la conversación era tal que así:

- Por favor, señor amable. ¿Para ir a Santander?
- ¿Para ir a Santander? (siempre repiten la dirección para estar seguros de que te van a dar la indicación INcorrecta). Sí, hombre. Tira tieso unos 200 kilómetros y cuando veas una rotonda, es que te has pasado. Vuelve a preguntar por allí. Es que no soy de aquí. ¿Sabes?

  

Cruzador de ciegos

Me refiero a los que ayudaban a cruzar el semáforo a los ciegos. Que os conozco y seguro que habéis pensado que hay gente que se dedica a ayudar a los ciegos a que se reproduzcan… Que también los habrá, pero no creo que sea un negocio muy lucrativo. Seguimos hablando de señores amables que lo hacen por amor al arte y ayudan a la gente a cruzar la calle.

Ayudador de madres con carrito en sitios con muchas escaleras

De estos sí que ya no quedan. Se extinguieron hace mucho tiempo. Sube escaleras, baja escaleras y con un carrito… y con un niño dentro. Eso sí que es de ser persona amable. Y es que esto no está pagado. Mira lo que pasó a Eliot Ness por ayudar con el carrito.


Proveedor de caramelos de menta y pañuelos

¿Qué pensabais? ¿Que sólo había hombres amables? Ni hablar del peluquín (¡Qué expresión tan antigua!). También había mujeres. Y también cruzaban ciegos, y daban los buenos días, y te ayudaban a llegar a Santander (y a otros sitios), y sujetan puertas, y saludan, y dan fuego…. Pero proveedores de caramelos de menta cuando estás tosiendo y al borde de la muerte o de pañuelos cuando los mocos se han apoderado de ti, es propio de mujeres amables. No es sexista ni nada, es un hecho…


Y es que si un hombre te da un caramelo, seguro, seguro que no es trigo limpio (ni caramelo). Puede parecer amable, pero nanay de la China (esto sí que es antiguo)… ¿Por cierto… ¿Qué colegio era ese en el que había un señor que te daba droga?

Comentarios

  1. Yo si conozco a un Sr amable que escribe un blog estupendo y cruza la calle a los sres ciegos, (preguntando antes si quieren cruzar)

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