Blog de Javier Merchán. Ríete tú de las fake news de Donald Trump. Me invento todos los contenidos, pero no espero que nadie se los crea.
Escribo sobre cosas importantes sin tomármelas en serio.
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
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Historia de la música toda junta sin fascículos ni nada
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Ya sé que se ha
escrito mucho sobre música. Hay suficientes libros, enciclopedias, wikipedias,
páginas webs, libros, revistas, discos, casettes y CDs sobre el tema (Cómo hilo
¿eh?). También tengo claro que no soy un experto en la materia, pero mira, los
ministros tampoco saben lo que hacen, y ahí les tienes. Y además, yo lo hago
gratis.
Creo que es necesario
hacer una revisión de los diferentes estilos musicales. Hay mucha confusión
entre géneros y, aunque tampoco os voy a sacar de dudas, vamos a dar unas
pinceladas. Sobre la historia, lo sabemos casi todo. Básicamente podríamos
resumirlo en:
1.- Monos dando
golpes y lo llamaron percusión
2.- Beethoven y otros
señores con peluca (no, Leonardo Dantés no entra en esta categoría).
3.- Los Beatle Stones
(¿o son The Rollings?) y toda esa panda de gente sin peinar y que no se les
entiende cuando cantan.
4.- Elvis y su cuñao… El que se casó con Isabel
Presley… Sí hombre, el padre de Enrique Iglesias, y de Chabely… y de otros 300
más (tirando por lo bajo)
5.- Karina y el Duo
Dinámico (Así juntos parece el nombre de una ventrílocua y sus muñecos).
6.- Isabel Pantoja, y
ya por último Paquirrín, que es como volver a lo de los monos dando golpes y lo
llamaríamos repercusión (porque esto tiene que tener alguna consecuencia ¿no?).
Pero como se
quedarían muchas cosas en el tintero (¡toma topicazo!) vamos a darle un poco de
alegría a la cosa y seguir un orden lo más coherente posible, dentro del
sinsentido.
¿Cómo
nace la música?
La música nace en un
pequeño pueblo de la provincia de Albacete, pero siendo como son estos señores
de La Mancha que luego no quieren recordar el nombre y que no se dan importancia, pues al final la gente dice que ha sido en otro sitio.
Otros dicen que nace
en América, pero es fácil de rebatir. ¡¡Aún no se había descubierto!! Menudos
historiadores. Pero nació en La Mancha con unos cuantos monos que se liaron a
dar golpes a un monolito (no confundir con Monolito Gafotas) y de ahí hasta la
música clásica de un señor que se llamaba Zaratustra (que por el nombre va a ser vasco). Después se hizo una peli sobre el tema, como casi siempre.
2001
Una odisea al ir despacio
Vamos con los
diferentes estilos. El orden es muy personal que para eso es mi blog.
Gregoriano
Era un señor que se
hizo famoso por cantar a pelo (a Capello, como el entrenador de fútbol), sin música
ni nada. Y para rematarlo lo hacía en latín. Así pasaba, que no vendía ni una
entrada y tenía que cantar en las iglesias que era gratis. Luego se lo enseñó a
los monjes de Santo Domingo y decían muchas veces Aleluya y así hasta
ahora, por los Silos de los Silos, amén.
Mr.
Bean canta su gran éxito Hallelujah (que es Aleluya pero en extranjero).
Música
clásica
Es el género que sólo
lo entiende la gente mayor, que son unos clásicos. Aunque hay jóvenes que
también les gusta, pero porque son muy raros y no tienen amigos. Esta música es
anterior incluso a Mocedades (familia de 500 hermanos que se apellidan como
Urdangarín, pero distinto, y que llevan cantando desde la comunión de la
Duquesa de Alba. Hacía mucho que no hablaba de ella).
Para este tipo de
música se necesita normalmente mucha gente y muchos instrumentos; con lo que
sube bastante el presupuesto. También hay gente que toca muchos instrumentos a
la vez y es más barato, pero queda mucho mejor lo de usar a varios músicos que
se especializan en tocar una cosa nada más. Y por si no fuera suficiente
despilfarro, ponen a un señor, que ni toca ni nada, pero lleva una varita y le
llaman Maestro. Esta música es muy bonita para ponerla mientras te sacan una
muela, o cuando lees ensayos de filosofía.
Opera
Es como la música
clásica, pero tirando la casa por la ventana. No se conforman con los músicos,
también ponen gente a cantar. Como en un Karaoke, pero casi todos saben cantar
y están algo entrados en carne. Para los que no tengáis estudios, me refiero a
que están casi todos gordos. Hay cantantes que se cuidan y están más delgados,
pero cobran menos porque cantan más bajito. Y todos se llaman igual. A saber:
tenor, contralto, soprano y Corleone (creo que se me olvida alguno… Ya me
avisáis en los comentarios. Os pongo deberes y todo J).
El
Charlestón y señoras enseñando prenda interior
Después de Ópera,
debería venir Callao (chiste madrileño. Lo buscáis en Google los que no lo
hayáis pillado), pero no, venían estas señoras a mostrar cacha. En realidad,
estas señoras no tocaban nada (luego ya en su vida privada, podían hacer lo que
quisieran), sino que bailaban lo que el pianista y el violinista (cuando no
estaba en el tejado) interpretaran en los salones del salvaje oeste. En Europa,
que éramos un poco menos salvajes también enseñaban el refajo y el cancán.
Tango
Eran señores que
cantaban letras muy bonitas. Tristes, pero bonitas. Y hay que ver la mala
suerte que tenían esos señores con las mujeres que conocían. ¿No había ninguna
buena? Y algunos también lo bailan, y es básicamente arrimamiento de cebolleta con estilo. Como el perreo de ahora, pero
en fino. Y hacen muchas cosas con las piernas cuando bailan. Dentro vídeo.
Flamenco
Señores y señoras
enfurruñaos que cantan cosas que dicen mucho ay ay ay, y se ponen nombres muy
largos y otros más cortos. Camarón de la Isla, La niña de los peines, El
capullo de Jerez, Paco de Lucía y Tomatito. Con una guitarra (y alguien que la
toque bien), un señor dando las palmas y un cantante y una camisa partida, ya
tienes la fiesta montada. Si quieres la versión Premium pones más gente a
bailar sevillanas.
El
Blues
Alegre no es tampoco
esta música. Con deciros que no usan casi nunca la pandereta ni la zambomba, ya
está dicho todo. Lo que sí que tocan es la guitarra y la armónica, pero las
letras son de señores que les han dejado sus mujeres y que tienen que trabajar
de sol a sol. Un festival, vamos.
Jazz
Señores que tocan el
piano muy deprisa, y trompetas y trombones y saxofones y la batería (algo más
despacio) y cantan muy poco porque a ver quién sigue al del piano. Suele ser la
música que ponen en los ascensores y en las películas de Woody Allen y es muy
buena para las pausas publicitarias de la tele y la radio porque pueden tirarse
mucho tiempo tocando y suena muy apañao.
Country
Cantan con gorro de
espantar moscas y botas camperas. Como Bertín Osborne pero bien. Y hablan de
tomar cervezas en el country (que es la manera de decir campo en inglés) y de Mary
Lou y de lo malamente que se porta con ellos, y de ordeñar vacas y montar a
caballo (el día que se equivoquen con lo de ordeñar, montar y beber…). Todo un
despliegue.
Elvis
Le llamaban el rey,
como a Felipe, pero en vez de casarse con Leticia se casó con Priscilla que
parece un nombre de las partes sexuales de las flores. Además también juntó
muchos estilos, menos la tuna (demos gracias al señor) y cantaba con una voz
muy sensual y bailaba moviéndose un poco raro. Se pasó mucho tiempo en Hawai y
Las Vegas y aunque allí hace calor, se puso trajes como del espacio pero con
bordados de flores y dorados y le quedaban apretados por que había cogido algún kilo por la parte de la sisa y de los dobladillos.
Cantautores
Señores y señoras con
cara de hambre que hablan de política con ropa de pobres. Es como los debates
de la tele, pero cantando y dicen cosas de libertad y justicia y fraternidad, y
la Mutua Madrileña (creo que me he liado). Tienen poco dinero porque salen al
escenario con una guitarra que no es eléctrica ni nada.
El
“jevi” metal
Son señores que tocan
música muy alta. Tan alta, que el cantante tiene que desgañitarse (cantar muy
alto) para que se le oiga. Y los de la batería tocan muy fuerte para que les
oiga, y los de la guitarra más alto, y el bajo, bién gracias. Y se dejan el
pelo largo para mover la cabeza y que no les moleste el ruido, y se ponen
pantalones muy ajustados para… (no tengo idea de por qué lo hacen, con lo mal
que les queda algunos). Y algunos se pintan el careto facial para que no les
reconozca. Lógico, con esa música que hacen, es mejor que no sepan quién eres.
Música
pop
Son los más alegres
porque cantan canciones muy divertidas en las que dicen, hey, lalalá, dubidú,
subidubí y subidubá (no me hagáis mucho caso, pero creo que es por rellenar o
porque no se acuerdan de la letra). Y suelen ser de cosas de amor y de
felicidad y lo que quieren a sus novios y novias y eso siempre es bonito de
escuchar, por eso es tan popular.
Música
electrónica
¿Sabéis lo que es un
organillo? Pues es algo parecido, sólo que no hace falta que el señor le de
cuerda. Y con más canciones metidas en la memoria del cacharro. Es como un
teléfono móvil, pero con teclas.
¿Echas de menos algún
género? Yo también, pero ya me he metido suficiente con Justin Bieber y tampoco me quiero pasar con el Rap que los que cantan son muy chungos (no sólo haciendo rimas) y no es
plan. Todo no puede ser…
Por cierto, una duda
que tengo desde hace tiempo relacionada con la música ¿Tendrá suficiente
gasolina la chica ésta que no hacía más que pedirla? ¿Y qué habrá hecho con
ella? ¿La habrá vendido?
A veces, cuando me pongo a pensar sobre qué escribir en el blog, se me ocurren muchas cosas. Luego me doy cuenta de que alguien ya ha escrito sobre ello, y el cabrón o cabrona lo ha hecho mejor. Otras veces tengo una idea y cuando llevo un buen rato escribiendo, me digo “pero si de esto ya he hecho un post”. Y otras veces, directamente no pienso. Esta vez voy a escribir sobre cosas que ya se han escrito. Pero vamos a hacerlo de otra manera. Y os explico por qué. Pues “resultadeque” estaba leyendo una crítica de una película y no terminé de entender si me estaban recomendando verla, si era muy mala, o me comprara un Opel Corsa. No comprendí nada. Yo creo que los críticos de cine, como escriben a oscuras en la sala de cine, pues luego no entienden lo que han puesto y tienen que inventar, y de ahí lo de “la levedad inescrutable del personaje tiene connotaciones que nos recuerdan el sufrimiento crónico de la sociedad en un ambiente que recela de todo…” Y ahí estás tú l
Esta semana no me voy a meter con las cosas religiosas, a pesar del título (y de que a veces te ponen las cosas a huevo). Aunque los que pintan algo en la iglesia (no me refiero a la señora que hizo el garabato en Borja), se metan en las cosas de los demás, no lo voy a hacer yo. No hagas a los demás que te hagan como yo quiero al prójimo… (Creo que es algo parecido, pero es que ese día me cambié a Ética y me perdí la clase de “Reli”). Esta semana os quería hablar sobre los nombres. Pero no el nombre del padre o del hijo (de verdad que hay nombres de hijos que son para matar al padre y para que le dé un ataque al Espíritu Santo. No tenéis más que pensar en algún Kevin Costner de Jesús, “Yosuas” y Samantas). Hablaremos de los nombres comunes. Hay padres hijos de… Porque vamos a ver ¿Quién pone el nombre de las cosas? A los animales, a las flores, a las ciudades… ¿Dónde está el responsable? ¿Con quién hay que hablar para que se ponga orden? ¿Y qué es este sindiós de
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
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