Blog de Javier Merchán. Ríete tú de las fake news de Donald Trump. Me invento todos los contenidos, pero no espero que nadie se los crea.
Escribo sobre cosas importantes sin tomármelas en serio.
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
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10 cosas a tener en cuenta cuando sales al extranjero
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¡Qué manía con salir
fuera! Con lo bien que se está en casa, entendiendo a todo el mundo, con la
comida que te gusta, con las mismas costumbres… Pero nada, que os gusta sufrir.
Y quejaros. Porque según se desprende de un estudio que me acabo de inventar
(como los periódicos, pero yo lo digo claramente), el 90% de la gente que sale
al extranjero es para quejarse y volver diciendo que como en casa en ningún
sitio.
A pesar de eso,
salimos, y cada vez más. Y algunos aprovechan para dejar dinero en esos países que
tanto lo necesitan. Y como son tan generosos, se les olvida que el dinero está
allí. Por ejemplo en Suiza… Pero eso es otra historia.
Como no os quiero
cabrear más con el tema del dinero y acabo de volver del extranjero, he pensado
en dejaros unos consejos (inútiles, pero consejos al fin y al cabo). Lo bueno
es que son gratis, y sirven para, casi, cualquier lugar del extranjero (tampoco
os pongáis exquisitos y empecéis a poner pegas antes de leer, que os conozco).
Vamos allá.
1. Salir
Lo más importante
para llegar al extranjero es salir de tu país. Si eres del Vaticano, lo tienes
muy fácil, con cruzar la calle, ya está. Estás fuera. Si eres ruso y estás en
la misma Rusia del centro, pues ya tienes un paseo y se te puede hacer largo. Y
abrígate, que por allí refresca. Y ponte unas botas Nadiuskas que parece que va
a llover… (¿O eran Katiuskas?)
Es muy importante que
elijas el medio de transporte adecuado. Una bici para ir a Estados Unidos puede
ser muy cansado y en ocasiones agobiante (sobre todo si sales desde Europa, o África
que tiene muy mala combinación por carretera). Una vez allí, ya es cosa tuya,
pero ya te digo que las carreteras tienen unos pocos de kilómetros (¿Por qué te
crees que no hacen el Tour de Francia en USA? Eligieron Francia porque nos
queda más cerca a los españoles e italianos). Yo os recomiendo que vayáis en
avión a casi todos sitios (no. A comprar el pan no. Que hay que decirlo todo).
Importante es que una vez llegues, te bajes del avión. Le podéis decir a la
azafata que os avise en la última parada por si acaso.
2
Gente
No es cosa de ser
racista. No esperes que allí sean como tú. La gente del extranjero tiene un
algo que no sé yo… Son diferentes… Ni mejores, ni peores, pero que no son como
nosotros, la gente de bien. Mira que es raro tu vecino. Pues en el extranjero
son todos como tu vecino, el raro. No lo pueden evitar. Y no es por el color de
la piel, ni porque vistan diferente, ni por que hablen otro idioma. Que son
diferentes y ya está. Pensándolo bien, la mayoría de los cuñados son del mismo
país y también son diferentes.
En esta imagen os
podéis hacer idea de lo raros que son los extranjeros. Con sus instrumentos
extraños (el organillo, quiero decir) y su forma de vestir… Espera, que estos
son de Madrid… Creo que me he liado y a lo mejor los extranjeros no son tan raros…
3
Idioma
Como te lo cuento.
Hay países en los que no hablan español, y en algunos sí que lo hablan pero con otro acento. Como en Murcia, pero peor y se inventan palabras. Y no,
no sirve hablar despacio y gritando para que te entiendan. Es aconsejable que
vayas a países en los que domines el idioma. Por ejemplo, si eres vietnamita y
sólo hablas vient… vitamin… (lo que cojones se hable allí… No sé qué haces
leyendo este blog porque no vas a entender nada. Aunque te lo agradezco). A lo
que iba. Que te informes sobre el idioma que se habla en el sitio al que vas. Ya,
ya sé que con señas todo el mundo se entiende, pero no siempre es tan fácil.
También es
fundamental que te asegures haber entendido cuando te hablan. No digas a todo
que sí como solemos hacer cuando vamos a un sitio que se habla inglés… Y como
los españoles somos todos bilingües en inglés, pasan cosas como esta: - ¿Quieres
carne o pescado? - Y tú respondes. Sí. - ¿Sí qué? - Pues que sí. Y te ponen las
dos cosas, y luego preguntan si lo quieres picante. Como no lo pillas, vuelves
a decir que sí, y te ponen la comida recién salida del infierno.
4
Costumbres
Así son de raros en
otros países. Trata de darle dos besos a una señora que te han presentado en
Arabia Saudí (si llega a darse el caso), o explícale a un finlandés que a las 19:30
los restaurantes no están abiertos en España (piensan que ya han cerrado). Lo
de insultar a los políticos, creo que está aceptado en todo el mundo, pero en
algunos sitios, hazlo muy bajito. O mejor, que no te oiga nadie.
Señores
del Ku Klux Klan dando un paseo por Jackson, Mississippi (creo que me he vuelto
a liar).
5
Comida
Que sí, que los
guiris no saben comer. ¡Donde esté una buena paella! ¡Error! Mi consejo es que
pruebes de todo allá donde vayas, incluso en Inglaterra. Bueno, ahí, mejor que
no. Llévate un tupper con algo… las judías ya las ponen ellos.
6 Moneda
Aquí también son
caprichosos los extranjeros. Y eso que hemos conseguido apañarnos un poco con
el euro. La moneda es distinta en muchos países. También es redonda, pero no
tiene la cara del rey… (¡Hospi! ¡Si nosotros tampoco! ¿Y qué Rey ponemos ahora?).
Y los billetes también son diferentes y algunos tienen muchos ceros, como las
cuentas de los señores que se van a Suiza. Y tienes que ir cambiando, como los
cromos, pero peor, porque siempre sales perdiendo. ¡Y en los cajeros también
salen billetes raros!
7
Horarios
¿Pues no van y tienen
horas distintas en otros sitios? Lo de Canarias, bueno. Es sólo una hora de
diferencia. Pero ¿y esos sitios en los que es de noche cuando para nosotros es
de día? Si llegara al gobierno, lo
primero que hacía es poner a todos la misma hora y se acababa la tontería. Que
sí, que será raro que en San Francisco coman a las 5 de la madrugada, pero que
se les hubiera ocurrido a ellos antes. De todas maneras, como no creo que
llegue al gobierno, antes de ir a ningún sitio, entérate qué hora es. Ahora no.
Cuando vayas.
8
Pesos, temperaturas y demás medidas
Seguimos jodiendo. En
algunos sitios miden la temperatura en grados Fahrenheit y te pasas las
vacaciones sin saber si tienes frío o calor. Tú ves 40 grados y sales en
chanclas. Y te dicen que mides 5 pies y dos pulgadas y pesas 13 stones, y que
el hotel está a dos manzanas, y que el filete es de 6 onzas (como el chocolate)
y el pueblo siguiente está a una milla. ¿No sabes cuánto mide la milla? Más que
la tuya (chiste patrocinado por Marianico el Corto. El de los chistes. No el de
la barba, no, el otro).
9
Medios de comunicación
En algunos países no
puedes comprar El Mundo o la Razón en los kioskos (eso que ganan), ni sale Marhuenda
a todas horas en la tele. Ni José Luis Moreno tiene programas de señoras que cantan,
ni fornidos mozos sin venir a cuento. Tienen sus cosas, pero esos no están. (¿Veis
como no todo es malo en el extranjero?) A veces puedes ver la tele de España, o
en español, pero no os lo aconsejo. Y además, estáis de vacaciones. ¡Dejad la
tele coño ya!
En esta tele se les estropea el aire acondicionado
cada poco y las presentadoras tienen calor.
10
Conducir
No se conforman con
poner las señales en otros idiomas y en vez de Stop pone Pare (calla, que eso si
lo entiendo), sino que también ponen el volante al otro lado (delante, pero en
la derecha) y circulan por distintos carriles. Y los límites de velocidad son diferentes.
Mejor que no te lleves tu coche. Cómprate tres o cuatro nada más llegar (puedes
alquilarlos también, pero los españoles siempre preferimos comprar). Ten mucho
cuidado, porque los coches en el extranjero tienen muchos botones y cuando crees
que estás poniendo el intermitente, estás llenando de “pesicola” el vaso que
está junto al freno de mano.
¿Te has enterado?
Pues hala, ya puedes irte al extranjero. Pero antes, otro consejo de regalo.
Mira alguna otra fuente antes de salir (una guía del país, por Internet, la
Enciclopedia Británica, incluso pregunta a tu cuñado), porque con estos
consejos no vas a ningún lado… ni siquiera a Andorra, que también es el
extranjero.
A veces, cuando me pongo a pensar sobre qué escribir en el blog, se me ocurren muchas cosas. Luego me doy cuenta de que alguien ya ha escrito sobre ello, y el cabrón o cabrona lo ha hecho mejor. Otras veces tengo una idea y cuando llevo un buen rato escribiendo, me digo “pero si de esto ya he hecho un post”. Y otras veces, directamente no pienso. Esta vez voy a escribir sobre cosas que ya se han escrito. Pero vamos a hacerlo de otra manera. Y os explico por qué. Pues “resultadeque” estaba leyendo una crítica de una película y no terminé de entender si me estaban recomendando verla, si era muy mala, o me comprara un Opel Corsa. No comprendí nada. Yo creo que los críticos de cine, como escriben a oscuras en la sala de cine, pues luego no entienden lo que han puesto y tienen que inventar, y de ahí lo de “la levedad inescrutable del personaje tiene connotaciones que nos recuerdan el sufrimiento crónico de la sociedad en un ambiente que recela de todo…” Y ahí estás tú l
Esta semana no me voy a meter con las cosas religiosas, a pesar del título (y de que a veces te ponen las cosas a huevo). Aunque los que pintan algo en la iglesia (no me refiero a la señora que hizo el garabato en Borja), se metan en las cosas de los demás, no lo voy a hacer yo. No hagas a los demás que te hagan como yo quiero al prójimo… (Creo que es algo parecido, pero es que ese día me cambié a Ética y me perdí la clase de “Reli”). Esta semana os quería hablar sobre los nombres. Pero no el nombre del padre o del hijo (de verdad que hay nombres de hijos que son para matar al padre y para que le dé un ataque al Espíritu Santo. No tenéis más que pensar en algún Kevin Costner de Jesús, “Yosuas” y Samantas). Hablaremos de los nombres comunes. Hay padres hijos de… Porque vamos a ver ¿Quién pone el nombre de las cosas? A los animales, a las flores, a las ciudades… ¿Dónde está el responsable? ¿Con quién hay que hablar para que se ponga orden? ¿Y qué es este sindiós de
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
Hola, Javier, ¡Bienvenido de nuevo a casa! Y, visto lo visto por el extranjero, no sé si atreverme...
ResponderEliminarBesotes,
Isabel