Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

10 consejos para llevarnos bien. Carta de una maleta.

¿Cómo te sentirías si te metieran todo el año en un lugar oscuro junto a un montón de trastos? Sin ventilación, sin luz. ¿Tan fea me he vuelto que no quieres que nadie me vea? Bien que presumías hace poco cuando me compraste. Ya nada es como antes. Me ponías esos plásticos para protegerme de esos señores que nos golpean en los aeropuertos. Ahora, ni plásticos ni nada. Si me araño, a tí da igual. Me empujas, me tratas sin respeto… Ya sólo te sirvo para meter esa ropa espantosa (que por  cierto, tendrías que renovar. Te queda estrecha y está pasada de moda), para guardar ese neceser lleno de cremas antiedad, antiarrugas y antiestéticas, y a la vuelta de tus viajes… llenarme de “suvenires” horrendos.

Dices que me llevas a conocer mundo. ¿Mundo? Del aeropuerto al autobús, o al taxi y de ahí al hotel. ¡Que sí! Que te preocupas por mi peso constantemente. Eso es verdad. ¡Pero lo haces por no pagar más! Esto no hay quien lo soporte. El día menos pensado, me planto en la puerta y me voy.



Perdón. Voy a presentarme. Soy tu maleta y represento a todas las maletas del mundo y esta carta es para que sepáis cómo nos sentimos. Dueños de maletas, estamos hartos de la manera en la que nos tratáis. Exigimos un trato digno o nos veremos obligadas a perdernos en el próximo viaje. ¿Ahora sí os preocupáis no? Nos odiáis, pero lo que más miedo os da es que nos pierdan en un vuelo. Pues, os vamos a decir la verdad. No nos pierden. ¡Nos escapamos! Estamos hartas de vosotros. Si no queréis perdernos, aquí está nuestra lista de reivindicaciones.




1.    No juegues con mis sentimientos.
No me hagas creer que me llevas contigo, me llenes de cosas, me peses, me llames gorda y luego saques a mi hermana pequeña y otra vez al cuarto oscuro, olvidada. No pongas como excusa a Ryanair o cualquier otra compañía odiadora de maletas. Que soy demasiado grande o que no te dejan llevarme contigo. Entiendo que las cosas están difíciles y que hay que ahorrar, pero piénsalo antes de sacarme. ¿Ahora qué?



2.    No usarás mi nombre en vano
¿Te crees que no te oigo? Estoy más que harta de escucharte decir que me odias, que lo peor de las vacaciones es hacerme y deshacerme. ¿Te crees que a mí me gusta que me anden abriendo y cerrando? ¿Qué hurguen en mi interior? No es agradable. Como te pongas tonto, me cierro con candado y me cambio de combinación (la del 000 ya está muy usada).


3.    Evita las malas compañías
Soy sólo tuya y nada más que tuya, no me van los “homenajes a truá” o los cambios de pareja. No sé si será verdad, pero he oído que hay una banda de narcotraficantes que se cuela en las casas para hacer maletas y meter drogaína dentro. Por eso preguntan en los aeropuertos. ¿Se hizo usted la maleta? Ojocuidao con quién me pone las manos encima… No me gusta nada que me olisqueen los perros. Y no, no vale que la haga tu madre, o tu novio, o novia o con quien quiera que estés. ¡Degenerao, que eres un degenerao!



4.    Coloca la ropa como Supermán
¿Has visto a Supermán? Pues yo igual. Primero los pantalones, abajo del todo. Luego colocas los gayumbos encima y por último la camisa. Si llevas capa o no ya es cosa tuya
PD: Por favor, que no me toque un tuno como dueño. Llevo muy mal lo de llevar panderetas y leotardos de señores conmigo.


5.    No me culpes de las cosas que no me has metido
Dicho así, suena como si Paulo Coelho hablara sobre películas porno. Lo que quiero decir es que no es culpa mía si no has traído la rebequita (que por cierto, deberías llevar en el avión porque ponen unas temperaturas para alicatar iglús) o la camisa ideal de la muerte porque soy muy pequeña. Por muy grande que sea, siempre, siempre, se te olvidará algo. Da igual el número de maletas que lleves. ¡No es culpa nuestra!

6.    Consulta a tu meteorólogo
Antes de que te pongas a consultar. Meteorologo no es el que te dice que los nacidos bajo el signo de Acuario van a tener una semana pasada por agua, aunque podría ayudar para el caso que nos ocupa. ¿Que te vas a Sevilla en Agosto? Pues ya te digo yo que el abrigo de visón no te lo vas a poner mucho. El jersey de pico en el Polo (da igual en cuál de los dos, norte o sur) igual se queda corto. Sí, también en agosto.


7.    ¿2 días y 3 pijamas? ¡Error!
Te lías a meter cosas sin conocimiento. Vamos a ver, si es un fin de semana como es posible que lleves 20 camisetas, 3 pares de zapatos (si eres hombre, serán todos los que tienes), 4 camisas de vestir… dos pantalones y un gayumbo (el puesto). Me da la sensación de que va a haber cosas que no uses. Y como siempre, siguiendo el punto número 5, se te olvidarán otras.



8.    No soy la señorita Pepis
Si no sabes quién es la señorita Pepis, echa un ojo al anuncio. Si lo sabes, es que eres muy mayor, pero también puedes verlo. Pues eso, que no metas pinturas como si fueras a decorar las cuevas de Altamira de nuevo, ni colonias para perfumar a toda la población china. Y tú, no te rías, que para afeitarte no necesitas 30 cuchillas y 10 clases de “afterseif”, ni 3 desodorantes distintos. Que decimos de las chicas, pero anda que vosotros…

9.    Piensa antes de cerrarme
Que no digo yo que se te pueda olvidar algo, pero el repaso lo haces cuando esté abierta. Que eres de acabar muy rápido y luego pasa lo que pasa, que si se me olvidan los gayumbos, o la pasta de dientes y ya está el lío armao. Calzoncillos rebozaos de Colgate blanqueante por meterlo todo junto sin querer abrir la cremallera como está mandao.



10. No vamos a hacernos daño
Ya has cumplido con los otros 9 puntos. Vamos bien; pero esto no ha acabado. Me tienes que seguir tratando con cariño vayamos en barco, en avión, en coche, o como quieras. Yo te prometo que no te perderé esos gayumbos que tanto te gustan, ni mezclaré la espuma de afeitar y la colonia en tu camisa favorita, ni aumentaré la población de calcetines viudos por el mundo, “extraviando” a uno de ellos.


¿Ves como no es difícil llevarte bien con la maleta? Sólo tienes que tratar de entenderla y tratarla con cariño. Al fin y al cabo, uno de los momentos más felices de todo viaje es ver aparecer tu maleta en la cinta del aeropuerto… El otro momento es cuando le das con tu querida maleta en la espinilla a esos dos señores (sí, vosotros) que casi subidos a la cinta o a 2 milímetros de ella esperan a que llegue su maleta (seguro que han huido juntas a otro destino en busca de otro dueño).



Comentarios

  1. Vaya Oda a la maleta, eres genial puesto que ha partir de ahora todas las maletas del mundo mundial te van a recomendar a los trillones de usuarios de ellas para que les tengan más respeto. Genial.

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