Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Hospitales hospitalarios

¿Los hospitales son hospitalarios? Yo creo que no. No me resultan lugares demasiado agradables y acogedores, ni siquiera para los enfermos. Si te dieran a elegir un lugar al que ir, voluntariamente, no creo que estuviera en los primeros puestos de la guía “Loli” Planet. 

Por motivos ajenos a mi voluntad, estas Navidades he pasado más tiempo del que me hubiera gustado en el hospital. Realmente no querría haber pasado ni 5 minutos, pero es que mi suegro, que también estaba en el hospital por motivos ajenos a su voluntad, nos había dado un pequeño susto.

Como seguro que alguien pregunta, os diré que ya está en casa dando guerra (en la suya. Me refiero en su casa, no en su guerra). ¡Gracias por preguntar! Para que luego se lleven la fama las suegras. (Mejor voy a acabar este párrafo, antes de que diga algo que pueda utilizarse en mi contra. Un beso a mi suegro que me estará escuchando).


Como no hay bien que venga por mal sitio…Quiero decir que No hay quién no venga haciendo el mal pero bien… (Siempre he sido muy malo con los refranes y me estoy liando). Lo que quiero decir es que como he estado bastantes días allí, pues me ha dado tiempo a escribir sobre algunas cosas que tienen que ver con los hospitales. Vamos allá.

Los pacientes

En un hospital, y más si están ingresados, se les suele reconocer por tener cara de enfermos e ir ataviados con un pijama, o camisón y una bata. No confundir con el que tiene mala cara y no lleva bata. Estos son los que tienen que pagar la factura del hospital (El caso que nos ocupa es uno privado). Si no están ingresados, ya es más difícil de adivinar, aunque hay casos claros. Por ejemplo, tú ves al marido de Alaska en un hospital y sabes seguro que no es un cirujano, ni un enfermero. Pensarías que no está muy bien (y seguro que aciertas).


Por si no le conocéis, este es Mario Vaquerizo, marido de Alaska.

No sé si este año ya no se llevan, pero no he visto a ningún paciente con el modelo de bata “ojo que te veo” (de escote muy pronunciado). He aquí un modelito.


Las enfermeras

Hay películas en las que hay chicas que se hacen pasar por enfermeras. Te darás cuenta de que no lo son porque llevan trajes que no son de su talla. Siempre les queda el vestido muy corto. ¿A quién pretenderán engañar?


Para distinguir a las enfermeras de verdad, aquí os dejo unas pistas. Son las que entran en la habitación y suelen decir ¡Buenos días! (si es por la mañana), por la tarde, dicen buenas tardes, y por la noche no dicen nada para que los enfermos puedan dormir. Si con esto no aciertas… yo ya no puedo hacer mucho más. Tenéis que poner un poquito de vuestra parte. ¡Jolín! (por si leéis en horario infantil). 

Si mide 2 metros, tiene barba y saluda a todo el mundo, puede que sea un enfermero…. O el Príncipe Felipe. Últimamente se pasa más tiempo visitando a su padre que en casa (en la suya. Además de pagarle el sueldo, no le vamos a tener durmiendo con nosotros).


Los médicos

Cada vez es más difícil distinguirles. Antes eran señores muy mayores, con bata, que escribían muy malamente y que solían meterte un palo (sin helado ni nada) por la boca. Ahora ni bata, ni palo (no es que lo eche de menos).  Seguro que escriben en el ordenador y la mayoría son muy jóvenes. Yo creo que se camuflan para que la gente no les pregunte.


¿A qué huelen los hospitales?

No es que conozca muchos hospitales, pero todos huelen igual. No me preguntes a qué, pero es un olor característico. Es como… es una sensación como si… Ni puta idea y además ¿No te he dicho que no me preguntes? (Si es que al final, me tengo que cabrear y todo).



La comida

Las enfermeras te regañan si no te lo comes todo. Bueno, sólo a los enfermos. A los acompañantes no. Si estás por la calle y no te terminas tu bocadillo y te ve una enfermera, seguro que tampoco te dice nada. En un restaurante, creo que tampoco. Pero tienen un genio que… Pero es que comerte de primero la verdura hervida, el pescadito sin sal… Y de postre yogur de agua caliente…


¿Por qué tanto calor?

A los 10 minutos de estar en el hospital te cambiarías por el enfermo. Matarías por poder quedarte en bata (aunque fuera el modelo del escote pronunciado). ¿Porque están todos los hospitales a 40ºC?  Luego dicen que las enfermeras llevan ropa provocativa…

¡Ofú que caló!

La cama Lego

Yo no sé a vosotros, pero yo es ver una cama de esas articuladas y me dan ganas de tocar los botones (hasta desarticularlas). Con enfermo encima o no. No lo puedo evitar. Es como ver el papel burbuja de embalar y no explotar un par de ellas. 

Los cables

Nunca me ha dado demasiado impresión el tema de las agujas, pero ver a alguien conectado a tanto cable sí que me da un poco de mal rollo. El oxígeno, el suero, 100 miligramos de inmunoglobulina, empurión en fascículos, 20 mililitros de janderklander y un chupito de bisolvón on the rocks. Me parece que tengo que dejar de ver tantas series de hospitales: Anatomía de House, Hospital de Urgencias…


Los putos pasillos

¿Nunca te has perdido en un hospital? Eso es que lo has probado poco. Todo buen hospital tiene que tener al menos 3 millones de pasillos de miles de kilómetros cada uno. Hay gente que fue a visitar a un familiar el año pasado y aún sigue buscando la habitación (se alimenta de verdura hervida y pescado sin sal). Lo bueno de los pasillos es que puedes hacer amigos y es un lugar de encuentro para hablar de las dolencias de cada uno.  


Las visitas

Algo bueno tenía que tener el pasar tiempo en el hospital (como “acompañaor”). Ves a toda la familia. El enfermo es el que no está tan contento. Ahí le tienes con carita de “¿Me dejarán descansar en algún momento?”, pero oye… ¡No haberte puesto malo!

Algunos momentos, la habitación tenía el mismo aspecto.

Hay muchas otras cosas que llaman la atención, como las teles con hucha (las utilizan para guardar el dinero de los de la habitación), la conexión WiFi del hospital (ya que vas a estar tiempo allí, al menos poder enviar “guasas” a los colegas y poner qué te duele en el “feisbu”) y los periodistas y paparazzi a la puerta del hospital (¿En el vuestro no?). No estoy muy seguro, pero creo que suele haber gente más famosa que yo en el hospital del que os hablo.  

Espero que os hayáis hecho una idea de qué encontrar en un hospital y si podéis evitarlos mucho mejor… ¡Pero id a visitar a vuestros familiares!


Comentarios

  1. ¡Cuánta razón tienes, Javier! ¡Marditos roedo... digo, hospitales! Aunque, en el fondo, si te curan... Besotes a ti y tu suegro.
    Isabel

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