Blog de Javier Merchán. Ríete tú de las fake news de Donald Trump. Me invento todos los contenidos, pero no espero que nadie se los crea.
Escribo sobre cosas importantes sin tomármelas en serio.
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
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Restaurantes y Navidad (III y vale ya ¿no?)
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Bueno, pues ya
estamos en diciembre. Ya no me diréis que es demasiado pronto para celebrar la
Navidad y que aún hay tiempo para elegir el sitio para cenar. De hecho, te has
quedado sin sitio por huevón… o porque no hay un duro… que también es
probable.
Como os decía en el post anterior, en este tercer capítulo os voy a hablar de la moda de los restaurantes de
diferentes lugares del mundo.
No hay ciudad que no
tenga restaurantes japoneses, mexicanos, turcos y hasta escoceses. ¿Quién no conoce la comida étnica de
McDonald’s? ¿Pero restaurante de Murcia o cocina típica extremeña? No, no me
vale que se llame El Extremeño o Cartagenera Morena. Nos queda mucho por hacer
en este tema.
Dejando un lado los
chinos de los que ya hablamos en el primer
capítulo, vamos a hacer un repaso por “Españoles por
España comiendo en restaurantes de todo el mundo”.
Africanos
Poca chicha podemos
sacar de aquí, a no ser que nos quedemos en la parte de arriba. Comida
marroquí, de Túnez, Egipto.. pero no hay demasiada oferta. Quizá lo más famoso
sean las "Gambias" a la plancha (ni Marianico el Corto hace mejores chistes), y el Cuscús,
trás trás (prometo que el resto sólo puede mejorar J)...
América
Aquí sí que hay para
todos los gustos. Dejando a un lado los Canadienses, (que esos señores no
comen), están los mexicanos, estadounidenses, la comida caribeña, Centro
América y luego casi todos los países de Sudamérica. Los de Paraguay, Uruguay y
Bolivia seguro que tienen comidas “muy riquísimas” pero deben ser un poco
tímidos.
Los más listos son, como siempre, los estadounidenses. Ellos se llaman americanos como si los demás
fueran de Mozambique (que alguno habrá)… Y no sólo les quitan el nombre, sino
que roban la comida a los demás (así están de gordos). Las hamburguesas, las
pizzas, los “jot-dós”. Todo de allí… ¡Por los cojones! Y los mejores siempre se
hacen en Nueva York, en el puesto de Willy de la calle 25 con la 33, y me llevo 2. Lo
peor es que también están en todas partes.
¿Y los mexicanos?
¡Qué rico está todo! La cubana (la comida), la carne de Argentina, un buen
brasileño (me refiero al restaurante), colombiana, peruana… Hummmm (seguimos
hablando de gastronomía). Pero como en todo, también hay fusión. Que
básicamente está en “arrejuntarlo” todo. Se han llegado a ver restaurantes
hispano-peruanos con toques asiáticos… ¿¿¿¿Por qué????
Asiáticos
Los japoneses, que
vosotros diréis que no es cocina porque lo hacen todo crudo, fueron de los
pioneros en salir al extranjero, junto con los indios y pakistaníes (pero esos
vendían otras cosas). También llegaron los tailandeses, coreanos del Sur (los
del Norte no están para dar muchos paseos por el extranjero), vietnamitas y todos
esos señores achaparraos y con cierto color como de estar enfermos. A los de
Camboya les da un poco de vergüenza venir por el tema de la rima.
Sigue habiendo
restaurantes de este tipo, pero ya ha empezado la fusión. Es como un equipo de
fútbol en el que se han juntado todos y los llaman orientales o asiáticos.
Puedes tener un rollito vietnamita (algo bajitas para mi gusto), seguido de
sushi (¡Qué bien lo pronuncia Rajoy), un Pad Thai (parece un palo de golf, pero
son fideos hechos de arroz) y de postre un helado de mango (no pidáis más
información por las posibles sorpresas).
La cosa está en
decorar la sala con algo rojo, y meter cosas asiáticas. Un par de guerreros de
Sin Chan (¿o no se escribe así?), algún Buda, una pecera enorme, el gato
moviendo la patita, farolillos, un dragón y bambú por doquier (que creo que
quiere decir por todas partes). Luego pones arroz con cosas, y a servir menús
orientales.
Pero es que hay más,
ahora se ponen de moda los Nepalíes. Vamos con el festival del humor. Ya me
contaréis que se come allí. ¿Muslos de Yeti? ¿Ancas de Sherpa? Y todo a comerlo
con los palillos. Ya está jodido coger el arroz que no se mueve, como para
enganchar al Sherpa subiendo por la montaña.
Europa
Aquí los italianos
han sido más listos que el hambre. No hay lugar en el mundo en el que no haya
doscientos millones de restaurantes italianos. Y todos iguales, pero es que no
hay nadie al que no le guste la pasta (no tienes más que ver a los políticos).
Sí, los franceses
pueden decir que son los creadores de la nueva cocina, pero se les está
quedando algo vieja, y no les hemos cogido demasiado cariño. Los británicos, lo
intentan, pero la cocina no es lo suyo, ni el fútbol... y lo inventaron ellos. Los
alemanes tienen las típicas salchichas grandes (a ver, que ya somos mayorcitos
para que se os escape la sonrisa con los chistes de colas y culos) y las
cervezas de 3 litros. Y los suecos, el Ikea. Al menos no te tienes que hacer tú
la comida. Realmente no hay demasiados restaurantes de países europeos. A los
rusos se les ve comer, y beber… más que los peces en el río, pero no abren
restaurantes por aquí.
Los
alemanes tan ordenados siempre, hasta para la comida
Oceanía
¿Quién no ha probado
el canguro? ¿O el Koala? Para mi gusto,
sabe demasiado a caramelo de menta… Ya hablando en serio. Les pilla un poco
retirado como para montar restaurantes a los neozelandeses o australianos. Ya
sé que hay más países por allí, pero como hay que ir terminando me voy a los facilitos.
Españoles
por el mundo
Pues sí, hay restaurantes
españoles por el mundo. Tapas everywhere (que quiere decir por doquier… que
quiere decir que hay un huevo). Los guiris creen que estamos todo el día en el
bar comiendo bravas, chorizo y bebiendo vino… Igual algo de razón tienen. Lo que sí
tenemos que dejarles claro que “Havana” y España están algo retirados… y que
los cubanos y las tapas no están muy cerca tampoco.
En lo de la sangría y
la paella, aún no lo tienen demasiado claro. También te jode que te corrijan
cuando les pides un plato en español. O sea, que lo escribes en castellano,
lees tortilla de patatas y te dicen que "Ahh.. ok, tourtila". ¡Vete a la mierda!
O sea, ¿que tú eres del mismo “Sauzanton” y me corriges cómo decir una palabra
en castellano? Si el que lo he dicho bien he sido yo. Eso me pasa por comer
tortilla donde no debo.
No diréis que no os he dado alternativas. 3 post seguidos para que decidáis dónde comer. Ahora ya sólo os
queda hacer la elección a vosotros. ¡Buen
provecho!
A ver, Javier, ¿cómo te digo yo ahora, después de leer tus tres preciosas y tan exhaustivamente investigadas páginas de restaurantes de comida de todo tipo y condición, que yo me quedo con la cocina de autor, pero de autor Manuel, que es mi chico? Pues eso... Que donde esté una paella de mi cónyuge... Pero muchos más besotes por el inmenso trabajo que has hecho. Espero que tanta comida no te haya hecho engordar... Isabel
A veces, cuando me pongo a pensar sobre qué escribir en el blog, se me ocurren muchas cosas. Luego me doy cuenta de que alguien ya ha escrito sobre ello, y el cabrón o cabrona lo ha hecho mejor. Otras veces tengo una idea y cuando llevo un buen rato escribiendo, me digo “pero si de esto ya he hecho un post”. Y otras veces, directamente no pienso. Esta vez voy a escribir sobre cosas que ya se han escrito. Pero vamos a hacerlo de otra manera. Y os explico por qué. Pues “resultadeque” estaba leyendo una crítica de una película y no terminé de entender si me estaban recomendando verla, si era muy mala, o me comprara un Opel Corsa. No comprendí nada. Yo creo que los críticos de cine, como escriben a oscuras en la sala de cine, pues luego no entienden lo que han puesto y tienen que inventar, y de ahí lo de “la levedad inescrutable del personaje tiene connotaciones que nos recuerdan el sufrimiento crónico de la sociedad en un ambiente que recela de todo…” Y ahí estás tú l
Esta semana no me voy a meter con las cosas religiosas, a pesar del título (y de que a veces te ponen las cosas a huevo). Aunque los que pintan algo en la iglesia (no me refiero a la señora que hizo el garabato en Borja), se metan en las cosas de los demás, no lo voy a hacer yo. No hagas a los demás que te hagan como yo quiero al prójimo… (Creo que es algo parecido, pero es que ese día me cambié a Ética y me perdí la clase de “Reli”). Esta semana os quería hablar sobre los nombres. Pero no el nombre del padre o del hijo (de verdad que hay nombres de hijos que son para matar al padre y para que le dé un ataque al Espíritu Santo. No tenéis más que pensar en algún Kevin Costner de Jesús, “Yosuas” y Samantas). Hablaremos de los nombres comunes. Hay padres hijos de… Porque vamos a ver ¿Quién pone el nombre de las cosas? A los animales, a las flores, a las ciudades… ¿Dónde está el responsable? ¿Con quién hay que hablar para que se ponga orden? ¿Y qué es este sindiós de
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
A ver, Javier, ¿cómo te digo yo ahora, después de leer tus tres preciosas y tan exhaustivamente investigadas páginas de restaurantes de comida de todo tipo y condición, que yo me quedo con la cocina de autor, pero de autor Manuel, que es mi chico?
ResponderEliminarPues eso... Que donde esté una paella de mi cónyuge...
Pero muchos más besotes por el inmenso trabajo que has hecho. Espero que tanta comida no te haya hecho engordar...
Isabel
Isabel. Tengo que hacer la investigación de esa paella ;)
EliminarBesos
Javier