Blog de Javier Merchán. Ríete tú de las fake news de Donald Trump. Me invento todos los contenidos, pero no espero que nadie se los crea.
Escribo sobre cosas importantes sin tomármelas en serio.
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
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Me dan miedo 9 de cada 10 dentistas
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¿Os acordáis del anuncio en el que
todos los dentistas (menos uno) recomendaban el chicle sin azúcar? ¡Qué cabrón!
Ya le estoy viendo repartiendo chicles con terrones de azúcar, bolsas enteras
de chuches y caramelos a las puertas de los colegios.
Pues sí, el famoso dentista que recomendaba Trident con azúcar era el mismo que se apostaba en los colegios para dar “droja” camuflada a los niños. ¡Mala persona donde las haya! ¡El mismo tío! Y todo para que vayas a arreglarte los dientes.
Yo
nunca vi a nadie en la puerta de mi cole repartiendo caramelos, pero si todo el
mundo habla de él, seguro que existía. Lo que pasa es que Carabanchel no le
pillaba a mano o algo, y no trabajaba la zona. De hecho, para demostrar que
existía, ahí tenemos información sobre él en la Frikipedia (fuente fiable donde
las haya).
Como
os decía en el título, tengo miedo a 9 de cada 10 dentistas. Como sólo conozco
a 5 o 6 aún no he dado con el odontólogo bueno. Existirá, no lo dudo, pero aún
no le he encontrado.
De
hecho, ¿alguno de vosotros tiene algún amigo dentista? Ninguno (no me jodáis el
post a estas alturas y me digáis todos a la vez que vuestro hermano, o un
primo, o tu mejor amigo es dentista porque no me lo creo… Os acepto lo de
protésico dental, pero ¿Dentista?) Nadie puede ser amigo de ellos. Son malas
personas que sólo existen para hacer daño y sacarnos los cuartos. (¡Qué
expresión tan viejuna).
Pues bien, hace poco he decidido probar con un nuevo
dentista para ver si daba con el que no me daba miedo… Pero nada, me sigo
cagando “laspatasabajo” (para los que
leéis desde fuera de España, es la forma culta de decir que me acobardo sólo de
pensarlo). Os cuento 10 cositas sobre los dentistas (y ya de paso me sirve de
terapia para tener un poco menos de miedo).
Pedir
la cita
De verdad que no necesitaba ir
al dentista (sí, pero me estoy convenciendo). No me dolía nada, pero me dije:
“Tengo que vencer este miedo” (hasta hace poco, iba con mi madre al dentista…
Cuando digo poco, es literal. Hasta hace un par de semanas. Ya puedo ir solito,
pero lo de las patasabajo sigue su curso). A lo que iba… Pensé, ahora que he
dejado de fumar, era el momento de una limpieza y pedí cita al dentista. Prometo
que en el momento de llamar recé a todos los santos, para que no tuviera un
hueco para atenderme… ¡Recórcholis! Tenía horas disponibles.
La
sala de espera
Llegó el momento. Ya estoy
subiendo (¿Vuestro dentista también está en un primer piso?)… No hay vuelta
atrás. Abre una señorita que te pide muy amablemente que te sientes en una sala
llena de revistas… de todos los tipos, pero tú, que eres un tipo culto, vas derecho
a por el Hola.
Gracias al dentista me enteré de que Paquirrín era
DJ (y ahora era Kiko Rivera), que tenía novia nueva (que era bastante más guapa que él), había tenido un
hijo (esperemos que también sea más guapo que él) y que la novia le había
dejado (a lo mejor también es más lista que él…). Todo en 10 minutos. ¡Qué
maquina el tío! También que el otro Fran Rivera se había vuelto a casar. Si yo
le dejé en la última revisión del dentista con la Bajita Plateá (también
conocida como la hija de la Duquesa de Alba…Ya va siendo un clásico que esta
mujer aparezca en el blog).
Primer
contacto
El momento que has estado
esperando (por los cojones) ya ha llegado. La señorita amable dice tu nombre.
Tu no quieres moverte de la silla, o el sofá o dónde quiera que te hayas
sentado (si lo hubieras hecho en la cama de un faquir, tampoco querrías
dejarla)… Y pasas a otra sala en la que hay un tío o una tía en bata… ¡En bata!
¿Pero esto qué es? ¿Un mercadillo? ¡Jodé! Cobras una pasta para ir vestido de
esa guisa. ¡Ponte un traje!
Tomando
asiento
La máquina perfecta de tortura.
Si la Inquisición la hubiera conocido… No puedo evitarlo, este cacharro tan
cómodo cuenta con todos los adminículos y accesorios que hacen que me muera de
miedo. Ese torno (enamorado de la luna), las agujas… Me asusta hasta el
recogedor de baba (que tendrá un nombre más técnico, seguro). Vamos a hacer una
pausa antes de caerme redondo.
La
limpieza
Te lavas los dientes 3 veces al
día. Tomas chicles de los antisarro, caramelos sin azúcar con efecto
limpiador… y ¿Todavía necesito una limpieza? Estoy pensando seriamente en salir
a la calle con un cacharro como los boxeadores para que te proteja la
dentadura. O mejor, una fundita de ganchillo de las que ponen las abuelas al móvil
para que no se manche. Lo metes en la lavadora cada poco y Santas Pascuas plín.
Tienes todas las
piezas
“Muy bien. Tienes todas las piezas”. ¿Sabéis quién me
dijo esto hace poco? No, no era un mecánico, ni estaba haciendo un puzle. Era un dentista.
Le llaman piezas a los dientes. Te hacen daño, te maltratan y encima te cobran
una pasta… ¡Los piezas son ellos! Yo no voy a tu clínica diciendo que me duele
una pieza. Es la muela gorda, el colmillo… Pues no, ellos dicen la pieza y les dan nombres como si fuera la alineación
de un equipo de fútbol.
Las
piezas
Según la forma y dónde estén
situados los dientes, los llaman de una manera u otra. Todo por joder. Aquí
unos ejemplos: Incisivo Central (yo ahí veo a un defensa leñero y con tendencia
a castigar las espinillas. Cara y piernas, sin criterio ninguno). Incisivo
Lateral (galopando y cortando el viento y la banda como Roberto Carlos), Canino
(me gusta más lo de colmillo), Premolar (no llega a ser guay, está comenzando a
molar, pero todavía le queda un poco)… Según
la ubicación pueden ser Superior Derecho, Superior izquierdo, inferior izquierdo….
Por eso no me hice dentista, por no tener que aprenderme dónde está cada cosa
(sigo con el problema de la derecha y la izquierda).
Con
este hombre no había problema. El diente… Ni molar, ni premolar, ni nada.
La anestesia
No me voy a detener demasiado
en este punto. Es ver la aguja (de tres metros como mínimo en la mayoría de los
casos) y empezar a sudar. Pero lo peor viene luego… Al salir de la consulta del
dentista. Te pasas todo el día con la sensación de tener el mismo careto que Alicia
Sánchez-Camacho.
El puto ruido
Si hay algo que no soporto (tampoco)
es el ruido del torno (el mismo que estaba enamorado de la luna). Junta la
canción a la que más manía tengas en el mundo, la multiplicas por dos y pones a
los sinvergüenzas de la Tuna a cantarla y esa es la sensación. Además, aunque
cierres los ojos no hay manera de dejar de oírlo (¿Para cuándo un invento como
éste?).
Pollo
quemado
¿No tenéis la sensación de que
cuando te está metiendo mano el dentista (en la boca), todo huele a pollo
quemado? ¿Os habéis dado cuenta que cuando no tenemos claro a qué huele o sabe
algo, siempre decimos parecido al pollo? El pollo sabe a cocodrilo, ñu,
serpiente… Prueba un canguro y sabrá a pollo. Ufff. Sólo de pensarlo se me han
quitado las ganas de desayunar canguro.
Creo
que ya os he castigado suficiente con el dentista por hoy. No vamos a hablar de extracciones, las endodoncias (bonito nombre para dinosaurios hembras pequeños),
los empastes, los hierros que se han puesto tan de moda (en mi barrio el hierro
sólo se usaba para venderlo, junto a los cartones y las botellas de cristal)…
ni la factura. Todavía estoy esperando encontrar al dentista de mis sueños. Seguiremos jugando.
Querido Javier: me he reído tanto con tu anotación de hoy que se me ha movido hasta mi prótesis dental inferior. Me tomo la licencia de hacer un par de fotocopias y llevárselas a Julia, mi dentista (cuya recepción está llena de chistes de Forges sobre su malvada profesión) y a Lourdes, su implantóloga (¡tela con el nombrecito!) que hace unos días le puso dientes nuevos a mi chico (más bonito que un san Luis que me le ha dejado la muchacha... ) para que sepan estas odiosas madrastras de Blancanieves lo que opinamos de ellas... Besotes, Isabel
A veces, cuando me pongo a pensar sobre qué escribir en el blog, se me ocurren muchas cosas. Luego me doy cuenta de que alguien ya ha escrito sobre ello, y el cabrón o cabrona lo ha hecho mejor. Otras veces tengo una idea y cuando llevo un buen rato escribiendo, me digo “pero si de esto ya he hecho un post”. Y otras veces, directamente no pienso. Esta vez voy a escribir sobre cosas que ya se han escrito. Pero vamos a hacerlo de otra manera. Y os explico por qué. Pues “resultadeque” estaba leyendo una crítica de una película y no terminé de entender si me estaban recomendando verla, si era muy mala, o me comprara un Opel Corsa. No comprendí nada. Yo creo que los críticos de cine, como escriben a oscuras en la sala de cine, pues luego no entienden lo que han puesto y tienen que inventar, y de ahí lo de “la levedad inescrutable del personaje tiene connotaciones que nos recuerdan el sufrimiento crónico de la sociedad en un ambiente que recela de todo…” Y ahí estás tú l
Esta semana no me voy a meter con las cosas religiosas, a pesar del título (y de que a veces te ponen las cosas a huevo). Aunque los que pintan algo en la iglesia (no me refiero a la señora que hizo el garabato en Borja), se metan en las cosas de los demás, no lo voy a hacer yo. No hagas a los demás que te hagan como yo quiero al prójimo… (Creo que es algo parecido, pero es que ese día me cambié a Ética y me perdí la clase de “Reli”). Esta semana os quería hablar sobre los nombres. Pero no el nombre del padre o del hijo (de verdad que hay nombres de hijos que son para matar al padre y para que le dé un ataque al Espíritu Santo. No tenéis más que pensar en algún Kevin Costner de Jesús, “Yosuas” y Samantas). Hablaremos de los nombres comunes. Hay padres hijos de… Porque vamos a ver ¿Quién pone el nombre de las cosas? A los animales, a las flores, a las ciudades… ¿Dónde está el responsable? ¿Con quién hay que hablar para que se ponga orden? ¿Y qué es este sindiós de
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
Querido Javier: me he reído tanto con tu anotación de hoy que se me ha movido hasta mi prótesis dental inferior.
ResponderEliminarMe tomo la licencia de hacer un par de fotocopias y llevárselas a Julia, mi dentista (cuya recepción está llena de chistes de Forges sobre su malvada profesión) y a Lourdes, su implantóloga (¡tela con el nombrecito!) que hace unos días le puso dientes nuevos a mi chico (más bonito que un san Luis que me le ha dejado la muchacha... ) para que sepan estas odiosas madrastras de Blancanieves lo que opinamos de ellas...
Besotes,
Isabel
Me cago en tus muelas (nunca mejor dicho)... tengo cita para la semana que viene!
ResponderEliminarHaber cogido muerte! ;)
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