Blog de Javier Merchán. Ríete tú de las fake news de Donald Trump. Me invento todos los contenidos, pero no espero que nadie se los crea.
Escribo sobre cosas importantes sin tomármelas en serio.
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
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Ven a la escuela de calor
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¿Os
acordáis de la canción de Radio Futura? Tiene que estar bien lo de ir a una
piscina privada en la que las chicas desnudan sus cuerpos al sol. ¡Hace falta
valor!
Pues
ahora que estoy en el país donde fabrican la lluvia, también puedo decir que
aquí también se está agustito. No os engaño ni me ha patrocinado el post la
Oficina de Turismo de Irlanda. ¡Estamos a 26 grados y hay sol! Y dicen que por
Inglaterra hay una “jit güeif”, que es ola de calor, pero ellos como son más
sofisticados, lo dicen así.
Pero
aquí no hay piscinas privadas, y si las hubiera o hubiese, serían climatizadas
porque para utilizarlas un par de veces al año, no te vas a gastar la pasta en
fruslerías (palabra casi tan bonita como bagatela, amén de sinónima). Ni las chicas desnudan sus cuerpos al sol. Se
ponen bikini y ese color níveo (nada de publicidad, es una forma de decir
blanco, que os lo tengo que decir todo), pasa en cuestión de horas a color
codillo.
¿Queréis
saber más cosas sobre el calor en Irlanda? Probablemente haya poco que contar y
no son muchas las ocasiones en las que se puede hacer, pero a ver qué me
invento.
Sensación
térmica
Aquí no es como en España que
ahora mismo sería algo así: “Su puta madre que “caló” me quedo en casa o me
meto en ElCortinglés”. Es más suave. Incluso si sales con una rebequita como
recomiendan las madres (desconozco la postura de las madres irlandesas en este
asunto, pero seguro que también lo harían), se está bien. Para que os hagáis
una idea, la temperatura es la de los sitios de costa a la hora de salir con
los niños a tomar el helado o la horchata. Se está bien, pero obligas a los
infantes a ponerse algo encima con su consiguiente cabreo.
Colores
En las zonas de playa se ven
los diferentes colores dependiendo del tiempo que se lleve veraneando. Esto se
nota aún más en los cambios de quincena en los que se mezclan los primerizos y
los avanzados. Los avanzados tienen color sobaco de grillo macerado y los
primerizos acebrados (cara, cuello, brazos y piernas morenas y el resto
blanco). Los guiris cambian también de color, de blanco a rojo, sin pasar por
ninguna otra tonalidad. Amigos irlandeses, el rojo no pasa a bronceado.
En las playas de Irlanda (son
distintas a las que estamos acostumbrados en España, pero ya llegaremos a eso),
los colores son diferentes.Yo creo que
eso que dicen de que los esquimales tienen más de 100 tonalidades para el
blanco de la nieve, también puede aplicarse a las pieles irlandesas. Está el
blanco nuclear, el blanco de la lejía que viene del futuro (¡Ya le vale a ésta.
Venir del futuro y traer un detergente! ¿No podía traer los números del gordo
de la lotería o los resultados de la quiniela?), y luego está el color de los
irlandeses antes de pasarse por “Marbela”. Iniesta a su lado es hijo de Bill
Cosby.
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No esperéis ver más carne que
el “rosbif” que te pongas en tu emparedado (¡Qué me gusta esta palabra!). En
general, llevan menos ropa a los pubs que a la playa. Y no es que no tengan que
enseñar. Las irlandesas, en general, tienen muchas tetas. Me explico, que nos
conocemos. Tienen las mismas que el resto de las mujeres, pero más gordas. Aquí
el que se dedica al aumento de pecho, tiene que emigrar a buscar clientas
fuera.
¿Sombrillas?
Vamos a ver, almas
cándidas. Aquí hay paraguas, las
sombrillas se vuelan. Para un rato que sale el sol, ¿te vas a tapar? Si quieres un negocio con futuro, no te
dediques a “sombrillero”, ni a aumentar pechos a irlandesas.
Playa
de Greystones el sábado 6 de julio (suena bien, pero si lo traduces ya no mola
tanto)
¡Caracoles!
Los irlandeses es ver el sol y
salir a la calle es todo uno. Es como la canción que cantaban algunos de
pequeños. Yo no, porque me daba vergüenza y siempre me ha parecido muy feo que
te comparen a un bicho “arrastrao”, cornudo y baboso. Por muy cara que salga la
baba del animal en cuestión. Os dejo la canción por si no la conocíais y así
veis lo “animao” que es el chaval. Los
niños se han quedado Sopinstant.
Vamos
al chiringuito
En cualquier playa que se
precie, hay un chiringuito. ¿Verdad? Pues no, aquí no hay. Tienes que traértelo
todo de casa. No digo que esté mal, pero una cervecita siempre apetece… Yo creo
que es para evitar que se ahoguen… bebiendo más de lo normal.
Usted
no es de aquí
Si ves a alguien tapado con la
toalla y no se mete en el agua es que no es irlandés. La temperatura del agua
debe rondar los 10 grados bajo cero. No hay ni peces… o yo al menos no los he
visto… los únicos que he podido ver por aquí están ya empanaos y los ponen con
patatas.
Y
ahora os dejo, que me voy a dar una vueltecita por la playa a ver si han
cambiado de color los mozos y mozas.
ja ja ja Gracias por esta información porque mi hijo de va mañana a Dublín. Así que me voy pal Corte Inglés y le compro una rebequita de entretiempo. Con esa excusa ya no vuelvo hasta las 21 horas.
Pero, a ver Javier, ¿qué haces tú en Irlanda con lo bien que estarías en Madrid, boqueando a las cinco en punto de la tarde (cita lorquiana, pero me la apropio) con casi cuarenta grados de temperatura y una contaminación de las de romper los contadores de contaminantes? Un traidor, eso es lo que tú eres, poniéndonos los dientes largos con la rebequita (palabra hitchcockiana, pero ya que la popularizaron nuestras madres...).
A veces, cuando me pongo a pensar sobre qué escribir en el blog, se me ocurren muchas cosas. Luego me doy cuenta de que alguien ya ha escrito sobre ello, y el cabrón o cabrona lo ha hecho mejor. Otras veces tengo una idea y cuando llevo un buen rato escribiendo, me digo “pero si de esto ya he hecho un post”. Y otras veces, directamente no pienso. Esta vez voy a escribir sobre cosas que ya se han escrito. Pero vamos a hacerlo de otra manera. Y os explico por qué. Pues “resultadeque” estaba leyendo una crítica de una película y no terminé de entender si me estaban recomendando verla, si era muy mala, o me comprara un Opel Corsa. No comprendí nada. Yo creo que los críticos de cine, como escriben a oscuras en la sala de cine, pues luego no entienden lo que han puesto y tienen que inventar, y de ahí lo de “la levedad inescrutable del personaje tiene connotaciones que nos recuerdan el sufrimiento crónico de la sociedad en un ambiente que recela de todo…” Y ahí estás tú l
Esta semana no me voy a meter con las cosas religiosas, a pesar del título (y de que a veces te ponen las cosas a huevo). Aunque los que pintan algo en la iglesia (no me refiero a la señora que hizo el garabato en Borja), se metan en las cosas de los demás, no lo voy a hacer yo. No hagas a los demás que te hagan como yo quiero al prójimo… (Creo que es algo parecido, pero es que ese día me cambié a Ética y me perdí la clase de “Reli”). Esta semana os quería hablar sobre los nombres. Pero no el nombre del padre o del hijo (de verdad que hay nombres de hijos que son para matar al padre y para que le dé un ataque al Espíritu Santo. No tenéis más que pensar en algún Kevin Costner de Jesús, “Yosuas” y Samantas). Hablaremos de los nombres comunes. Hay padres hijos de… Porque vamos a ver ¿Quién pone el nombre de las cosas? A los animales, a las flores, a las ciudades… ¿Dónde está el responsable? ¿Con quién hay que hablar para que se ponga orden? ¿Y qué es este sindiós de
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
ja ja ja
ResponderEliminarGracias por esta información porque mi hijo de va mañana a Dublín. Así que me voy pal Corte Inglés y le compro una rebequita de entretiempo. Con esa excusa ya no vuelvo hasta las 21 horas.
Siempre con una rebequita ;) La verdad es que no es normal el tiempo que está haciendo.
EliminarNormalmente no hay mucho sol.
Gracias por el comentario.
Saludos!!
Pero, a ver Javier, ¿qué haces tú en Irlanda con lo bien que estarías en Madrid, boqueando a las cinco en punto de la tarde (cita lorquiana, pero me la apropio) con casi cuarenta grados de temperatura y una contaminación de las de romper los contadores de contaminantes? Un traidor, eso es lo que tú eres, poniéndonos los dientes largos con la rebequita (palabra hitchcockiana, pero ya que la popularizaron nuestras madres...).
ResponderEliminarYo también te dejo, pero para irme a la ducha.
Besotes,
Isabel
Si te digo donde estoy ahora, te pongo los dientes como Orantes y Santana juntos :-) Ya te contaré
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