Blog de Javier Merchán. Ríete tú de las fake news de Donald Trump. Me invento todos los contenidos, pero no espero que nadie se los crea.
Escribo sobre cosas importantes sin tomármelas en serio.
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
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A pagar la tele
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No, no me he equivocado al
escribir el título. No quiero decir apagar la tele, que también. He dicho lo que quería decir. No siempre se
puede, pero si no lo hago en el blog, ¿Dónde lo voy a hacer? ¿Os imagináis que aquí (cuando digo aquí, me
refiero a España. Así somos los españoles, todos somos de aquí y si además eres
de aquí, de Madrid, lo decimos por partida doble) tuviéramos que pagar por ver
la tele? Lo hacemos, pero de otra manera. En algunos casos, yo daría dinero
porque no pusieran algunos programas, pero de momento o apago la tele o veo
otro canal.
Como sabéis (algunos. Tampoco soy
tan importante para que conozcáis toda mi vida), paso bastante tiempo en
Irlanda y allí, además de comprarte la tele y pagar una pasta por tener un
receptor (que antiguo suena), también tienes que pagar una licencia por ver la
tele, aunque solamente la utilices para conectar la Play “estaichon”, el
“dubidé”, el PC, el Mac o incluso poner una sevillana y un toro encima para
tener un salón fashion (por favor niños, no hagáis esto en casa y menos si la
televisión es plana).
Y vosotros pensaréis: “Seguro que tiene ventajas y la tele
irlandesa es mucho mejor que la española”.
Lo de mejor o peor es muy subjetivo y tendría que ver mucha más televisión
tanto española como irlandesa para daros una opinión (no estoy dispuesto a pasarme
el día frente a la tele, y seguramente os da igual mi opinión). Lo que puedo
decir de la tele irlandesa es que es en inglés (excepto algunos canales que son
en gaélico. Para que os hagáis una idea, es parecido a lo que hablan los elfos
de El Señor de los Anillos pero sin subtítulos ni orejas de punta). Aquí tenéis algunos ejemplos.
Siguiendo con las ventajas que
podríais pensar que tiene la televisión irlandesa, diréis: “al menos no tiene publicidad”. Pues no señor, también tienen publicidad y
cada muy poco tiempo (también en inglés y en élfico). Vale, seguiréis cavilando, “tampoco será demasiado dinero”. Pues depende de lo que penséis que son 160
euros (cada año). Si sois como yo, que
sigo traduciendo en las antiguas pesetas (topicazo “habemus”), son casi
30.000. “¿Pero habrá muchas cadenas”? Pues
tampoco. Si no contamos las de Gran
Bretaña (que pueden verse en Irlanda), hay muy poquitos canales. “¿Y lo
paga todo el mundo?”. Aquí
ya no puedo contestar. Podría empezar a
preguntar a todos y cada uno de los irlandeses y extranjeros que viven allí si
pagan o no, pero me llevaría un ratillo y aunque ahora tenga más tiempo, tengo
que hacer otras cosas. Sí os puedo decir
que los mayores y los ciegos no pagan.
Los ciegos ingleses pagan un 50% (siempre tan prácticos ellos. No la
pueden ver, pero oírla….) y si tienes tv en blanco y negro también (no dispongo
de datos para saber cuánto pagan los daltónicos). Si queréis ampliar información aquí os dejo
los links para
Irlanda y Gran
Bretaña (para que no digáis que no os doy nada).
No es que esté en contra del pago
por ver televisión. Yo, que soy un tío
raro, tengo Digital Plus y pago por ver la tele que me gusta. Películas sin
anuncios (sin que duren 5 horas por los cortes publicitarios), partidos de
fútbol, series, documentales (sí, me gustan los documentales de bichos y no
solo para echar la siesta), pero es una opción personal. Algunos diréis que eso ya lo tenemos en la
TVE, pero sinceramente, no es lo mismo. Lo que sí os voy a dar es una
serie de razones para ver la televisión irlandesa frente a la española.
No sale Falete en bañador.
Probablemente se estén pensando en hacer algún programa con famosos tirándose al
agua, pero de momento, se han librado.
No ves constantemente a los
políticos españoles con lo que la probabilidad de cabreo se reduce. Y si los
ves, salen muy poquito y les traducen. Al menos parece que saben hablar inglés.
No verás las ruedas de prensa de
Rajoy (bueno en la tele de España tampoco hay ruedas de prensa del Presi. Sale
un rato en la tele, literal, pero no le puedes preguntar).
Mercedes Milá no presenta ningún
programa. Ojo, que no estoy en contra de
esta señora, pero al menos te ahorrarás ver cómo enseña las vergüenzas (es muy
libre de hacer lo que quiera, pero tampoco me gustaría ver a su hermano Lorenzo
enseñando los gayumbos).
Los resúmenes de los partidos de
fútbol no duran más que los propios encuentros. Tampoco se pasan dos horas
diarias hablando del Real Madrid y el Barcelona. También hay que decir, que tampoco hablan
mucho de equipos irlandeses, salvo de la selección y prefieren hablar de la
liga inglesa.
No salen famosetes hablando de su
vida privada, y si salen, volvemos al punto primero. Al menos hablan inglés y
me ayuda a aprender algo más.
Puedes aprender a decir en la
lengua de Shakespeare mil maneras de caer agua. Me explico. Como están
familiarizados con la lluvia (suelen verla a diario), hay muchas maneras de
explicar las precipitaciones (no sólo de chubascos vive el hombre irlandés). Incluso
te dan el pronóstico de la evolución no de forma diaria, sino cada 6 horas
(como las pastillas para la tos). Aquí os dejo un artículo (en inglés) sobre un
“pluviocabulario”.
Hasta los anuncios son en inglés
(son muy suyos en este país), y aunque algunos son exactamente igual que los
nuestros, al menos aprendes a decir nuevas palabras. Además, como en el tema de
la lluvia, hay millones de anuncios de mantequillas (¡Puaj) o margarina
(también ¡puaj!). Les encanta la
mantequilla por esos lares. Aunque el mejor anuncio es el del aceite de oliva
Don Carlos (no, pero quería meterlo). ¿Alguien que no viva en Irlanda conoce
este aceite español?
¿Echas de menos a Arguiñano? En
Irlanda y Gran Bretaña hay 100 programas de cocina (sin exagerar. Exagerando,
puede haber dos millones). Vosotros os
preguntaréis, ¿Tanto programa de cocina y no saben freír un huevo ni con la
ayuda de Don Carlos? Están en ello, y además tengo que decir que en Irlanda se
come bastante mejor que en Inglaterra (fácil por otra parte). Lo curioso es que
los programas los hacen casi siempre fuera de la cocina. Se ponen a preparar
las viandas (otra palabra antigua que me encanta) en la calle o en una
caravana, en medio del campo. Total, como hace siempre buen tiempo…
Es muy probable que salga alguien
conocido en el telediario irlandés. No hace falta que haya sucedido ninguna
desgracia. Con saltarte un semáforo o pasear por el centro de Dublín, tienes
muchas posibilidades de salir en la tele (al que le guste salir, que hay gente
“pató”).
También hay programas para
descubrir talentos musicales o “bailables”.
Eso sí, no esperes canciones de El Canto del Loco o la Oreja de Van Gogh (¡Gracias!), ni a
Melendi o Rosario Flores votando por los cantantes (¡Alabado sea el Señor!).
El Corte Inglés no te avisa de
que ya es primavera. ¿Cómo lo sabrán?
¿Echas de menos la Casa de la
Pradera o Bonanza? Pues sí, también
puedes verlas en la tele irlandesa. Podrás volver a la pequeña de la familia “Inguels”
rodando por la verde pradera. (Mi abuela
paterna, pensaba que la niña era muy torpe, todos los domingos a la misma hora
se caía. ¡Verídico!, y razón no le faltaba).
Ahora que ya tenéis datos, sacad vuestras propias
conclusiones sobre qué televisión es mejor, si la irlandesa o la española. Yo
mejor apago la tele, aunque también la pago (y vosotros también con los
impuestos) pero esa es otra historia.
A veces, cuando me pongo a pensar sobre qué escribir en el blog, se me ocurren muchas cosas. Luego me doy cuenta de que alguien ya ha escrito sobre ello, y el cabrón o cabrona lo ha hecho mejor. Otras veces tengo una idea y cuando llevo un buen rato escribiendo, me digo “pero si de esto ya he hecho un post”. Y otras veces, directamente no pienso. Esta vez voy a escribir sobre cosas que ya se han escrito. Pero vamos a hacerlo de otra manera. Y os explico por qué. Pues “resultadeque” estaba leyendo una crítica de una película y no terminé de entender si me estaban recomendando verla, si era muy mala, o me comprara un Opel Corsa. No comprendí nada. Yo creo que los críticos de cine, como escriben a oscuras en la sala de cine, pues luego no entienden lo que han puesto y tienen que inventar, y de ahí lo de “la levedad inescrutable del personaje tiene connotaciones que nos recuerdan el sufrimiento crónico de la sociedad en un ambiente que recela de todo…” Y ahí estás tú l
Esta semana no me voy a meter con las cosas religiosas, a pesar del título (y de que a veces te ponen las cosas a huevo). Aunque los que pintan algo en la iglesia (no me refiero a la señora que hizo el garabato en Borja), se metan en las cosas de los demás, no lo voy a hacer yo. No hagas a los demás que te hagan como yo quiero al prójimo… (Creo que es algo parecido, pero es que ese día me cambié a Ética y me perdí la clase de “Reli”). Esta semana os quería hablar sobre los nombres. Pero no el nombre del padre o del hijo (de verdad que hay nombres de hijos que son para matar al padre y para que le dé un ataque al Espíritu Santo. No tenéis más que pensar en algún Kevin Costner de Jesús, “Yosuas” y Samantas). Hablaremos de los nombres comunes. Hay padres hijos de… Porque vamos a ver ¿Quién pone el nombre de las cosas? A los animales, a las flores, a las ciudades… ¿Dónde está el responsable? ¿Con quién hay que hablar para que se ponga orden? ¿Y qué es este sindiós de
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
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