Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Propósitos 2013


Antes de nada, ¡Feliz 2013!  

Por cierto, ¿Hasta cuándo se acepta lo de encontrarte con alguien,  hablar por teléfono o escribir un correo/whatsApp y felicitar el año? ¿A finales de enero? ¿Después de Semana Santa? ¿Cada vez que veas a alguien por primera vez desde que llegó el 2013 aunque sea noviembre? En serio, es un tema que me preocupa… en realidad no me importa, pero es por no parecer un antisocial.

Como todos los primeros días del año, todo el mundo tiene la lista de propósitos o como dicen los extranjeros de fuera, la resolution list (que viene a ser lo mismo, pero suena diferente). Los clásicos siempre tienen algo que ver con el gimnasio, el inglés y el tabaco. ¿Quién no ha pensado o incluso escrito “De este año no pasa, apunto a mi profesor de inglés a un gimnasio y aprendo a fumar”? (o algo parecido).


Fuente: @Yoriento

Todos los primeros de enero de todos los años, nos proponemos una serie de cosas, que al llegar diciembre casi nunca hemos cumplido. Han sacado aplicaciones para hacer un seguimiento de lo que te has propuesto.  Yo creo que es mejor no apuntarlo en ningún sitio para no tener la obligación de volver a verlo y no deprimirnos. ¿He dejado de fumar? No ¿Mi inglés ha mejorado? No.

Lo del gimnasio, lo cumplimos a rajatabla. ¿Apuntarme al gimnasio? SÍ ¿Hemos ido? No, pero oye, que apuntarme, me he apuntado y pago religiosamente la cuota que me ha salido tirada de precio, gracias a la oferta tan “güena”.  “Ven todo el año y paga sólo 10 meses”.  ¡Vaya ganga!  Y tú vas corriendo a apuntarte con la bolsa de deportes “fashion ideal de la muerte” con todos los complementos (zapatillas de deporte de última generación con rebote incorporado, mallas ultrachic que te reducen la lorza, tu aplicación del iPhone o Android para medir las calorías gastadas, te grabas las canciones de Flashdance para amenizar las sesiones del gimnasio, tu botellita de agua con bifidus activo y células isotónicas que suavizan la garganta y despejan la nariz).  Total, te has gastado una pasta y seguirás sin ir a perder peso.  Que si salgo tarde del trabajo, que si hoy me he liado, me duele un poco la costilla intercostal, que mi perro se ha comido las mallas, que has quedado con los del club de bádminton…no hay excusas suficientes para no ir, pero no vas.

Lo del inglés también tiene tela.  Vale, no me apunto a clases, pero ahora, como puedo ver las películas y series en versión original, voy tirando. Me voy unos días a Londres y me apaño, Para al final, ver La que se Avecina, y el viaje a Londres termina siendo un fin de semana en Benidorm (que allí también hay muchos guiris y algo hablaré). Total, otro año perdido.

¿Dejar de fumar?  Si es que el tabaco está carísimo y además como me he apuntado al gimnasio, pues ya aprovecho y lo dejo.  Llega el día 10 de enero y te dices: “Venga ahora sí”… y dejas de comprar tabaco.  Te pasas pidiendo tabaco a todo el mundo con la misma cara que el corderito de Norit para dar pena y explicando que lo estás dejando y si empiezas a comprar…. Al tercer cigarro, cuando tus compañeros de trabajo te miran con cara de “casiprefieroquevuelvasafumar”, no puedes más y vas corriendo al estanco a comprar un paquete.  Cuando ya estás en el estanco, te entra el síndrome Escarlata O’Hara y te dices a ti mismo, al fín y al cabo mañana será otro día, y te compras un cartón.

Hay tantas resoluciones de nuevo año, como gente en el mundo… o no… Igual me he pasado.  No veo yo a los indios del Amazonas pensando en apuntarse al gimnasio o a un granjero de Wisconsin diciéndose:  “Mary Ann, este año nos tenemos que poner a aprender español, no vaya a ser que cuando vayamos a Miami no nos entiendan cuando pidamos la mantequilla de cacahuete y el de la tienda no nos entienda”… Quizá esto no es tan descabellado, ya que en Miami hablan más español que en Mallorca.

¿Sabéis a qué conclusión he llegado después de varios años?  Que mejor no pienso y no hago planes a principios de año.  Como dicen los entrenadores de fútbol, voy partido a partido.  

En 2012 ya me puse con el blog, algo que llevaba años pensando. Lo del gimnasio, sigo con ello y este año he nadado más que Michael Phelps (y además, yo no me meo en la piscina como él, que es un guarro). Veo todas las series y películas en versión original (en checo y subtituladas en finés, para ampliar mi conocimiento de idiomas).  Lo de dejar de fumar, ya me pondré con ello, lo prometo…. Pero es que tendría que cambiar el nombre del blog (excusas, excusas).

¿Cuáles son vuestros propósitos para este año?

Comentarios

  1. "Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces entonces estás peor que antes"

    Confucio

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  2. Gracias Confucio :-) No pretendo escribir un blog de autoayuda. Ya hay bastantes mejor escritos que el mío.

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