Blog de Javier Merchán. Ríete tú de las fake news de Donald Trump. Me invento todos los contenidos, pero no espero que nadie se los crea.
Escribo sobre cosas importantes sin tomármelas en serio.
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
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¿Fa, es lejos en inglés y re, selvático animal?
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¿Os acordáis
de la película que incluye esta bella tonada? Si ya nos liábamos con el inglés,
esta canción también nos jode el español.Y no acaba ahí la cosa…realmente, ya empieza mal. En vez de poner el
título de la película como es debido, el señor que se encargó de ¿traducir? El Sonido de la Música
(título original en inglés), no se le ocurrió poner otra cosa que decir¿Y si ponemos Sonrisas y Lágrimas?Y van y le hacen caso. Si la caga con el
título ¿qué no se le ocurriría para joder todas las canciones también?
Ahí te ves,
hablando de cine con guiris y cambiando los títulos de las películas. Cuando me
preguntaron unos amigos daneses si había visto The Sound of Music, yo les miré como las vacas al tren.Ni idea de qué estaban hablando… hasta que me
cantaron la cancioncilla y ahí estaba yo (presumiendo de saber de cine) y con
mi mejor acento inglés de Carabanchel Bajo (mucho más sofisticado que el Alto).“Ah sí Smiles and tears!”. (No se os ocurra
repetirlo si no queréis que se descojonen).
¿Y todo esto
a qué viene?Pues realmente no tiene
mucha relación con lo que paso a relatar a continuación, o quizá un poco sí,
pero sólo en parte.El caso es que
escuchando canciones viejunas en Spotify (según mi padre, el “putifai”), me he
acordado de algunas en inglés que cantaba (o trataba de hacerlo) sin tener ni
idea de lo que decían.Ahora entiendo un
poco más, pero tampoco mucho más, de lo que dicen.De todas maneras hay algunas en español que
tampoco las comprendo del todo (Georgie Dann, has hecho mucho daño, ¡mamón!
Sólo tenéis que ver este ejemplo).Os
pongo la letra, no quiero torturaros con el vídeo.
Pues eso,
¿Quién no ha cantado canciones en inglés diciendo únicamente forever and ever, “chugueder”?También está el guachi, guachi, pero es menos
sofisticado.Cuando sabes lo que dicen,
casi siempre te gustan menos. ¿Habéis
visto la letra traducida de alguna canción de los Beatles?Aquí os dejo una.
Toma ya
poesía. Y que conste que me encantan los Beatles, aunque no tanto como mi grupo
preferido, los maravillosos Milli Vanilli (¡Qué voces! ¡Qué saber estar! ¡Qué
sinvergüenzas!).Estos son como la
mayoría de nosotros al intentar cantar en inglés, mueves la boca, pero…Al menos estos morenazos sabían bailar. Dentro vídeo, por si no os acordabais de ellos.
Como iba
diciendo, el Spotify te encuentra casi todo tipo de música. Hay hasta un
concierto de El Fary en el Madison Square Garden con los “Airon Meiden”, o el
álbum inédito de sevillanas de Leonard Cohen (con qué alegría canta el prenda)
y no quiero olvidarme del disco de rancheras de Mick Jaeger.Por cierto, si vais a buscar estos tesoros ya
me los he bajado yo y seguro que ya no están.
Al final
Spotify es como el armario de la ropa.Tienes
mil camisas, camisetas, “jerseles” y 20 pantalones (si eres tía, son blusas.¡Qué palabra más horrorosa!), pero al final
siempre te pones lo mismo. Tienes toda
la música a tu alcance, pero al final siempre escuchas las mismas canciones.Sí, hasta esas que nunca confesarías que te
gustan.Las que no pondrías en el “radiocasete”
del coche si vas acompañado.
Yo como soy
un tío muy tolerante, respeto los gustos de todo el mundo.¿Habéis oído a alguien que diga que tiene mal
gusto? Quitando a Pedro J. Ramírez y Agatha Ruiz de la Prada, claro está. En la
música también, pero hay cosas que nunca pondría en las listas de mi
“putifai”.El heavy me resulta un poco
cansino (tengo alergia al metal y esto es verídico), la Tuna (otros señores
mayores con mallas y encima sólo tocan la pandereta y dan brincos), el Rap
(hacer rimas mola, pero me gustó más el libro) y tampoco incluiría a los
Secretos (para cosas tristes ya están los telediarios).
Las que
siempre estarán en mis listas son “Chivirugüey” de los “Re Jot chili pepe” (cortesía
de mi compañero Patri)
Y por
supuesto la versión búlgara del Ken Lee (sponsored by Carlos Arias, que me
estará escuchando)
Bueno, chavales,
después de este despliegue de canciones, inglés, putifay y otras hierbas, va
siendo hora de cerrar el Chiringuito.
“Japy Niu Yiar”!(que sepáis
que está permitido felicitar el año hasta finales de enero, según fuentes bien
informadas).
A veces, cuando me pongo a pensar sobre qué escribir en el blog, se me ocurren muchas cosas. Luego me doy cuenta de que alguien ya ha escrito sobre ello, y el cabrón o cabrona lo ha hecho mejor. Otras veces tengo una idea y cuando llevo un buen rato escribiendo, me digo “pero si de esto ya he hecho un post”. Y otras veces, directamente no pienso. Esta vez voy a escribir sobre cosas que ya se han escrito. Pero vamos a hacerlo de otra manera. Y os explico por qué. Pues “resultadeque” estaba leyendo una crítica de una película y no terminé de entender si me estaban recomendando verla, si era muy mala, o me comprara un Opel Corsa. No comprendí nada. Yo creo que los críticos de cine, como escriben a oscuras en la sala de cine, pues luego no entienden lo que han puesto y tienen que inventar, y de ahí lo de “la levedad inescrutable del personaje tiene connotaciones que nos recuerdan el sufrimiento crónico de la sociedad en un ambiente que recela de todo…” Y ahí estás tú l
Esta semana no me voy a meter con las cosas religiosas, a pesar del título (y de que a veces te ponen las cosas a huevo). Aunque los que pintan algo en la iglesia (no me refiero a la señora que hizo el garabato en Borja), se metan en las cosas de los demás, no lo voy a hacer yo. No hagas a los demás que te hagan como yo quiero al prójimo… (Creo que es algo parecido, pero es que ese día me cambié a Ética y me perdí la clase de “Reli”). Esta semana os quería hablar sobre los nombres. Pero no el nombre del padre o del hijo (de verdad que hay nombres de hijos que son para matar al padre y para que le dé un ataque al Espíritu Santo. No tenéis más que pensar en algún Kevin Costner de Jesús, “Yosuas” y Samantas). Hablaremos de los nombres comunes. Hay padres hijos de… Porque vamos a ver ¿Quién pone el nombre de las cosas? A los animales, a las flores, a las ciudades… ¿Dónde está el responsable? ¿Con quién hay que hablar para que se ponga orden? ¿Y qué es este sindiós de
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
Oh, yeah! Speaking in Silver, tú sí que sabes.
ResponderEliminarJAPYNIUYIA también
Gracias!!!
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