Blog de Javier Merchán. Ríete tú de las fake news de Donald Trump. Me invento todos los contenidos, pero no espero que nadie se los crea.
Escribo sobre cosas importantes sin tomármelas en serio.
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
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Todos iguales para mi seréis, 13, 14, 15 y 16
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Si no lo sabéis, ya os lo digo yo. Una de mis películas favoritas es La Venganza
de Don Mendo y mi actor preferido siempre ha sido Fernando Fernán Gómez (QEPD)…
No confundir el acrónimo con Que Está Pidiendo Dinero (que seguro que también
lo pedía el hombre).
Ya sé que no es la mejor película del mundo. He visto
decorados mejores en las funciones de mi colegio (que no hacíamos teatro por
cierto), pero me encanta y creo que es una de las más divertidas. Además,
me sirve para hablar de una cifra fatal, que por suerte ya ha pasado, el Martes
y 13 (no temáis, prometo no hablar de la pareja humorística). Esta fecha fatal (Don Mendo dixit), se
considera un día de mala suerte en muchos países (si queréis saber en cuáles
exactamente, vais a la Wikipedia. Que os
lo tengo que dar todo hecho ¡coño ya!). Para otros es el Viernes 13, pero esa
es otra “movie”. He aquí un fragmento de la peli sobre la fecha en cuestión.
Como ya ha pasado la cifra fatal, y no me ha pasado nada
extraño, o eso creo, vamos hablar un poco de las supersticiones y de la mala
suerte. No tengo especiales manías, ni creo que nada (no
voy a decir ni nadie, porque de eso no estoy tan seguro) te pueda dar mala o
buena suerte.Ni siquiera todas esas
cosas, que se hacen por si acaso (tocar madera, santiguarse antes de un viaje,
mirar a los dos lados antes de cruzar la calle...).He pasado por debajo de un gato negro.Se me ha caído la sal en una escalera y nada… pero
creo que me estoy liando con el tema.
Si lo piensas fríamente, ¿Qué tiene que ver que se rompa un
espejo (ya es de por sí una putada tener que recoger los cristales) con tener 7
años de mala suerte?¿De verdad crees
que derramar la sal o llevar ropa de un determinado color te va a acarrear
alguna desgracia? Mira Agatha Ruiz de
la Prada la ropa quehace y se ha
forrado (no hablo de su suerte en el resto de cosas…no hay más que pensar en su marido).
Hay quién cree que llevar una pata de conejo da buena
suerte. ¡Pregúntaselo al conejo!(me
refiero al que le falta la pata… que os conozco). Otros llevan amuletos o piensan que
encontrar una herradura también augura algo positivo (a menos que tengas
caballos, seas herrero o te llames Sarah Jessica Parker).
Hay otras muchas cosas que son signos de mala suerte o
directamente una putada y no se habla de ello ¿Casualidad? No lo creo :-). Os voy a
poner unos ejemplos (algunas parecen maldiciones gitanas):
Que tus vecinos sean “fanes” de Camela o les guste la
gasolina (Dame más Gasooooliiiina) y pongan la ¿música? a todo trapo
Encontrarte por la calle a
Justin Bieber y no llevar un arma inciso punzante (que no sé lo que es,
pero asusta…) para provocarle una “pupa”
inciso “confusa”
Subir en el ascensor con la
representante de Avón con todo el catálogo puesto en el “careto facial” (es un hecho
verídico y autobiográfico). El olor
no desaparece en 15 días ni aunque hagas una sardinada y una olla de
repollo en el ascensor.
Que se te estropee la tele
y que el único canal que puedas ver sea Telemadrid
Ver cómo se marcha el último tren (y
no es una metáfora)
Depender de los mapas del
iPhone para llegar a algún sitio
Que se te acabe la batería
del móvil cuando necesitas hacer una llamada (¿alguien utiliza el Smartphone
para hablar?)
Que se te ponga en la fila
de delante del cine Marge Simpson
Que no haya papel higiénico
en el baño, ni un triste Marca que llevarte al...
Tener que hacerte un sándwich
con la última rebanada del pan Bimbo
Andar descalzo y golpearte
el dedo pequeño (realmente da igual el dedo que reciba el piñazo, pero es
que es tan indefenso…)
Tener que abrir una lata o cualquier envase con la palabra abrefácil (los cojones sí que se abren fácil)
No encontrar el mechero
para fumarte el cigarrito de antes de ir a la cama
Aunque no creo que los Martes y 13 den mala suerte, ya os
aviso que no viviremos ninguno más (según los Mayas)…. Por si acaso, si tampoco
os creéis la profecía de estos señores, el próximo martes y 13 será en agosto
de 2013 (13/08/13), y volveré a ver la misma escena de la Venganza de Don Mendo
(mayas mediante).
A veces, cuando me pongo a pensar sobre qué escribir en el blog, se me ocurren muchas cosas. Luego me doy cuenta de que alguien ya ha escrito sobre ello, y el cabrón o cabrona lo ha hecho mejor. Otras veces tengo una idea y cuando llevo un buen rato escribiendo, me digo “pero si de esto ya he hecho un post”. Y otras veces, directamente no pienso. Esta vez voy a escribir sobre cosas que ya se han escrito. Pero vamos a hacerlo de otra manera. Y os explico por qué. Pues “resultadeque” estaba leyendo una crítica de una película y no terminé de entender si me estaban recomendando verla, si era muy mala, o me comprara un Opel Corsa. No comprendí nada. Yo creo que los críticos de cine, como escriben a oscuras en la sala de cine, pues luego no entienden lo que han puesto y tienen que inventar, y de ahí lo de “la levedad inescrutable del personaje tiene connotaciones que nos recuerdan el sufrimiento crónico de la sociedad en un ambiente que recela de todo…” Y ahí estás tú l
Esta semana no me voy a meter con las cosas religiosas, a pesar del título (y de que a veces te ponen las cosas a huevo). Aunque los que pintan algo en la iglesia (no me refiero a la señora que hizo el garabato en Borja), se metan en las cosas de los demás, no lo voy a hacer yo. No hagas a los demás que te hagan como yo quiero al prójimo… (Creo que es algo parecido, pero es que ese día me cambié a Ética y me perdí la clase de “Reli”). Esta semana os quería hablar sobre los nombres. Pero no el nombre del padre o del hijo (de verdad que hay nombres de hijos que son para matar al padre y para que le dé un ataque al Espíritu Santo. No tenéis más que pensar en algún Kevin Costner de Jesús, “Yosuas” y Samantas). Hablaremos de los nombres comunes. Hay padres hijos de… Porque vamos a ver ¿Quién pone el nombre de las cosas? A los animales, a las flores, a las ciudades… ¿Dónde está el responsable? ¿Con quién hay que hablar para que se ponga orden? ¿Y qué es este sindiós de
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
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