Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

¿Me gusta el fútbol?



No es que se me haya olvidado quitar las interrogaciones.  Estoy seguro de que me gusta este deporte, de hecho, alguno/a piensa que demasiado.  Lo que me pregunto es si me gusta todo lo que rodea al fútbol.  Ya hay gente que cobra y se dedica a escribir sobre el deporte rey (¡Toma tópico!). Algunos periodistas deportivos (muy poquitos), incluso saben escribir.

Como dicen los jugadores argentinos, al terminar los partidos (y repartir más cera que una procesión de Semana Santa), “lo que pasa en la cancha se queda en la cancha”. Por eso, no voy a hablar de fútbol propiamente dicho, sino sobre los que van al estadio a ver los partidos y para no perder las buenas costumbres vamos a diseccionar a algunos de ellos.  Sin colores ni equipos.  En todas partes cuecen habas.

El hincha que te las hincha
La palabra que mejor les define es energúmenos.  Dícese de aquellos a los que realmente no les gusta el fútbol.  Podrías verle en cualquier sitio en el que hay mucha gente.  Gritan por todo, protestan hasta el saque inicial, el árbitro es el señor con dos apellidos (para cagarte en su padre y en su madre) al que hay que discutir cualquier decisión que no favorezca a su equipo (gol desde el área contraria y pedirá fuera de juego). El equipo y jugadores rivales serán insultados por definición independientemente de lo que hagan o cómo se comporten durante el partido.

Antis
Es un conjunto de hinchas. Ahora ya entiendo lo que nos explicaban en el cole como conjunto vacío.  Lo único que tienen en la cabeza es pelo (ahora ya no van rapados), pero ideas, pocas y malas. Algunos, se dedican a animar a su equipo, pero la mayoría de las veces es para dedicar cánticos contra el eterno rival. Da igual que su equipo (pongamos que es el Escalerilla de Arriba), juegue contra el Unión Deportivo, ellos se dedicarán la mayor parte de los 90 minutos a meterse con el Escalerilla de Abajo y con sus jugadores, y con sus madres, padres, novias/os… y así “sustantivamente”.

Aquí vemos a un ejemplo de un ultra radical

¡Penalti!
Da igual si el partido aún no ha empezado, él pedirá penalti.  Es el mismo que salta cuando el balón no ha entrado y grita ¡Goooooool! (eso sí, 2 o 3 segundos más tarde, se dará cuenta de su error).  Es el que pide fuera de juego en el calentamiento de los jugadores, el que pide al entrenador que saque al jugador que hace 10 años se retiró. Es el “empanao” de toda la vida en un campo de fútbol.

¡Qué partido me está dando!
Es el típico cansino que sin tener idea de fútbol no para de hablar.  Suele ir sólo.  En su casa le mandan al fútbol para tener un par de horas de relax.  No suele sentarse en el mismo sitio, porque el resto de aficionados le mandan a tomar por… Sabe más que el resto de los aficionados, que el entrenador y él si sería capaz de meter el gol que cualquier crack ha fallado.


Fuente: Marca (como no podía ser de otra manera)

Borrachos como orugas
Hace años había una canción de un grupo de melenudos llamado Obús en el que la letra decía que iban borrachos como cubas, pero yo siempre entendí que nombraban a las orugas.  Al lío que me disperso…  ¿Quién no ha visto un partido alguna vez con un borracho cerca?  Depende del pedo que lleve le puede dar por la violencia, o por cualquier otra cosa.  Podría cantar las canciones típicas del equipo local… o del visitante (todas mal y a destiempo), animar al equipo contrario, dar instrucciones a los jugadores (sin sentido e ininteligibles por otra parte) y quedarse dormido (todo por ese orden).

El guiri
¿Os sabéis las reglas del beisbol?  Pues el tipo que os describo, tampoco se sabe las del fútbol. Quiere integrarse y a la vez pasar desapercibido o al menos no llamar demasiado la atención, no hablar demasiado, pero amigo, ¿Cómo vas a ser del Escalerilla de Arriba si mides dos metros, fuerte y rubio como la cerveza y llevas esas sandalias con calcetines?  ¿O llevas una cámara con teleobjetivo profesional y los ojitos cerrados?  Aunque llevemos la misma camiseta, usted no es de aquí.

La parienta/El pariente.
¿Habéis visto como una letra cambia totalmente el significado de la palabra?  Parienta no hay más que una… parientes hay a porrillos. En cualquier caso, esta subespecie es el que tiene cara de yosólopasabaporaquí, pero a mí el fútbol, me la pela.  Mira a todas partes menos al campo. Se entretiene mirando a cualquier otro lado y esos 90 minutos sí que son molto longos.

El nuevo
Es la primera vez que entra a un estadio.  Les gusta el fútbol, pero nunca habían visto un partido en directo.  Le gusta todo, dice frases como: “Pues el campo es más grande/pequeño de lo que parecía en la tele”. “¡Que verde es el césped!”  Si marcan un gol, espera impaciente la repetición, y todo, todo, todo lo pregunta.  Menos mal que sólo se es nuevo una vez, a la siguiente ya nada será igual.

Tiernos infantes
Es la especie que más me gusta. Algunos se saben las canciones de su equipo e incluso en ocasiones (estoy hablando de menores de 4 años), saben cuál es su equipo.  Llegan preparados con toda la equipación, hasta el chupete con los colores del equipo.  Una vez mi sobrino fue al estadio, pensando que era él el que iba a jugar.  Cuando vió que se hacía de noche y no le sacaban dijo “Y yo, me he he vestido así y no juego…”  Criatura, ahora entiendo que se haya cambiado de equipo.  ¡Eso no se hace!

Lo sabía, lo sabía
Todo lo sabían. Lo repiten todo miiiiil veces. Nos van a marcar, lo estoy viendo, y así durante 90 minutos. Si no meten gol a su equipo, no pasa nada, pero como les marquen, te dirán: “¿Ves? Ya te lo decía yo”. 

El triste
No me refiero a ningún jugador en especial.  Es un tío de mediana edad, con la camiseta del equipo, su bufanda, el chándal… En mi opinión, si tienes más de 10 años y llevas la camiseta de tu equipo para ir a comprar el pan, eres un sopla.

Por si no sabíais de que equipo soy (algunos que os da igual el fútbol, tampoco lo vais a saber), aquí os dejo una foto de la última vez que me puse una camiseta de mi equipo.

Nota del editor: Antes de que lo digáis vosotros, lo digo yo.  Los pantalones cortos, eran así de cortos, yo creé la moda antes de que Hugo Sánchez llegara a España.  Y sí, de pequeño era mucho más guapo que ahora.  Y no, la camiseta no era la auténtica, en aquella época lo único oficial eran los militares.

Comentarios

  1. Ufff. Tampoco quiero pasarme, que el blog es para reírse un rato. Me parece que lo que comentas no es sólo del fútbol, también endiosan a los artistas, a los políticos y a muchos otros deportistas. De todas maneras estoy abierto a todo tipo de contenido... siempre que nos podamos reír de ello. Por eso no quiero hablar de política porque me pongo de muuuuuy mala leche. Gracias por el comentario!

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