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Mostrando entradas de julio, 2012

Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Superhéroes: ¿Por qué?

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Nunca me gustaron los superhéroes, ni de pequeño, y ahora que hay mil versiones de películas de Spiderman Returns, Come Back, Here I go again y demás zarandajas (como me gusta esta palabra), cada vez menos.  Llamadme “conspiranóico” pero, bajo mi punto de vista, no existen.  No creáis, que esto lo digo a lo loco y sin datos.  Os voy a dar mis explicaciones, y estas explicaciones que os debo, os las voy a dar (o me paráis o entro en un bucle). Como os iba diciendo, ni siquiera cuando era pequeño, (para algunos de los cabrones que me leen, sí cuando yo era pequeño, ya había imprenta y tebeos  ¿Qué es eso de los comics? En mi época había tebeos), me gustaba ninguno de ellos. Ni Supermán, Batman, Aquaman, “Ale-mán” (estos últimos mucho menos, porque nos ganaban siempre al fútbol). A veces leía a Superlópez, pero éste no vale, y en ocasiones a Mortadelo y Filemón.  Veía a mis primos y a los hermanos mayores de mis amigos muertos de risa con las “tontás” de Mortadelo y yo, en mi tierna

Separados por el mismo idioma

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¿Os habéis parado a pensar cuántas veces os pasa que hablando el mismo idioma y utilizando las mismas palabras, no nos entendemos?   Ya no hablo de no comprender a Michael Robinson (ya me gustaría hablar inglés como él habla español… y ya les gustaría a otros hablar español como lo hace él), ni de las diferencias entre el lenguaje de los hombres y las mujeres y esas discusiones estúpidas por el famoso: “¿Qué te pasa?".  Si un hombre te dice: “Nada” es que seguramente no le pase nada… ni siquiera está pensando, o estará analizando la última alineación de Vicente Del Bosque y el falso nueve (Cuenta la leyenda que hay hombres que no sólo piensan en sexo o fútbol). Pero si lo dice una mujer, échate a temblar.    Esto da para libros y enciclopedias, pero ya hay gente mucho más inteligente que yo que ya ha intentado explicarlo… sin ningún éxito por otra parte.   Me refiero a esas situaciones en las que una misma palabra significa cosas totalmente diferentes en unos países, o en